Para honrar completamente al General Felipe Ángeles, borrando cualquier duda sobre su suspuesta traición a la patria, sería importante que el Ejército mexicano inicie un procedimiento legal, convocando a un nuevo Tribunal Militar con el fin de reparar los errores, excesos y contradicciones procedimentales del Consejo de Guerra que decidió fusilarlo
Por Félix Santana Ángeles*
Escuchar a la Canciller Alicia Bárcena durante la ceremonia de repatriación de Nueva York a México de las cenizas de Clara Krause, quien en vida fuera esposa del General Felipe Ángeles, no deja de sacudir los sentimientos mas profundos de nuestra humanidad.
Clara murió en la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, 12 días después de que un Consejo de Guerra del Ejército mexicano, sentenciara a muerte a su marido en el mes de noviembre de 1919, al encontrarlo culpable del delito de Rebelión, durante un proceso judicial llevado a cabo frente a más de 3 mil personas en el Gran Teatro de los Héroes en Chihuahua, México.
Este último capítulo de su vida, comenzó con la formación de la «Alianza Liberal Mexicana” en un salón de la Unión Square en Nueva York, al amparo de un socialista de apellido Iglesias de Puerto Rico, quien a través de la American Federation of Labor tenía vínculos con obreros, industriales, hombres de ciencia mexicanos y gracias a sus múltiples informantes gubernamentales, se advertía una nueva intervención norteamericana en México.
A partir de ello, el General Ángeles decidió visitar a los principales jefe políticos y militares, activos en México para unificarlos frente a la eventual amenaza norteamericana, iniciando por convencer a Pancho Villa en Chihuahua a quien le pidió autorización para viajar hacia el sur y contactar a los otros jefes de las diferentes facciones. Villa intentó convencerlo de que su desconocimiento en el terreno lo haría presa fácil del gobierno de Carranza, pero eso no le importó.
El Mayor Gabino Sandoval, era el “Jefe de las Defensas Sociales”, un grupo militar cuya tarea exclusiva era “perseguir rebeldes” en el estado de Chihuahua. Supo que el General Felipe Ángeles se encontraba refugiado en una cueva en la Sierra de Nonoava y el 5 de noviembre inició su persecución, diez días después en el cerro de la Mora logró su detención, posteriormente fue llevado a Parral, luego a Santa Rosalía y finalmente recluido el 22 de noviembre, en el XXI cuartel del Regimiento militar en Chihuahua.
A través de un telegrama enviado por el Presidente Venustiano Carranza al General Manuel Dieguéz, Jefe de Operaciones en el Norte del país, se lee: “cúmplase en todo con la ley sin admitir influencias de ninguna especie ni en favor, ni en contra del reo”; simultáneamente a través de otro telegrama se concede un premio de 10 mil pesos oro a Gabino Sandoval por la captura del General Ángeles.
El 24 de noviembre a las 8 de la mañana comenzó a sesionar el Consejo de Guerra contra el General Ángeles por el delito de Rebelión, que de acuerdo con el artículo 313 de la Ley Penal Militar vigente en ese momento, se entendía por rebelión aquella conducta de los militares que se sustraen de la obediencia del gobierno y aprovechen los elementos puestos a su disposición para alzarse en actividad hostil y combatir los preceptos de la Constitución Federal.
La defensa de Ángeles demostró que el Consejo de Guerra Militar no tenía jurisdicción en el procesamiento del detenido, al ser un civil que había dejado de ejercer su encargo militar, no hubo una orden de aprehensión en su contra, no tenía fuerzas armadas a su disposición, no generó actividad hostil contra los militares que lo detuvieron y no combatía a la Constitución.
Por su parte, en la sentencia se lee que el Consejo de Guerra Extraordinario fue competente para juzgar advirtiendo que “era pueril negar el carácter de militar a individuos que de la milicia han hecho su profesión y han servido al ramo militar, gozado de prerrogativas y derechos militares, no debe desconocerse el carácter militar de un individuo, sino cuando expresamente la Secretaría lo hubiera desconocido”, así quedó como una prueba fundamental el telegrama que indica “procésece al General Felipe Ángeles por el delito de rebelión”, quedando claro su carácter de militar activo.
La falta de una orden de aprehensión y detención argumentan que no fue necesaria, (esta habría sido dictada por un juez en 72 horas de acuerdo con un procedimiento ordinario) debido a que fueron detenidos en flagrancia, al ser aprehendidos al frente de una compañía derrotada dos días atrás, fueron reconocidos por sus perseguidores pertenecientes a las fuerzas del gobierno que tenían como objetivo buscar y capturar a los enemigos de las instituciones y a los que luchaban por el derrocamiento de la República.
Varios de los testigos que participaron en el proceso eran ex Villistas convertidos a Carrancistas gracias a la amnistía promovida por el gobierno, quienes se encargaron de brindar testimonios sobre el mando que ejercía Ángeles durante batallas clave para la revolución junto con Francisco Villa, incluso combatiendo al gobierno del usurpador Huerta.
Adicionalmente Felipe Ángeles, había manifestado que no reconocía ni al presidente ni a ninguna autoridad y que siempre se ponía fuera del alcance de estas por temor a ser capturado, que al intentar “unificar al pueblo” como era su idea, se necesitaban autoridades distintas a las existentes en la República, con lo cual quedaba claro que rechazaba y combatía a la Constitución.
A las 10:15 de la noche del 25 de noviembre se leyó la sentencia que condenaba a sufrir la pena capital al General, la cual fue ejecutada a las 6:00 de la mañana del día siguiente, frente a un pelotón de fusilamiento.
Un siglo después el Gobierno de México reconoce la valía del artillero, matemático, humanista, estratega y genio militar del General Felipe Ángeles, dandole su nombre al aeropuerto al norte de la Ciudad de México, publicado bibliografías para recuperar su memoria histórica, se han escrito frases del pensamiento del General sobre el valor de la vida y la honestidad en varios instalaciones militares del país y en este mes de agosto de 2024 se han repatriado las cenizas de su esposa para descansar juntos en el panteón municipal de Pachuca en Hidalgo.
Sin embargo, para honrar completamente al General Felipe Ángeles, borrando cualquier duda sobre su suspuesta traición a la patria, sería importante que el Ejército mexicano inicie un procedimiento legal, convocando a un nuevo Tribunal Militar con el fin de reparar los errores, excesos y contradicciones procedimentales del Consejo de Guerra que decidió fusilarlo, con la finalidad de emitir una declaración póstuma de inocencia, para permitirle auténticamente descansar en paz.
*Licenciado en Planeación Territorial, cuenta con estudios de maestría en Administración y Políticas Públicas, fue asesor legislativo en el Senado de la República, Secretario Técnico de la Mesa Directiva de la Constituyente de la Ciudad de México, coautor del libro “La Guerra que nos ocultan” (Editorial Planeta, 2016) fue encargado del despacho de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, fue Director General de Estrategias para la Atención de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, ahí se desempeñó como Secretario Técnico de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del caso Ayotzinapa, además de Secretario Ejecutivo de la Comisión para la verdad, el esclarecimiento histórico y el impulso a la justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990, también fue Secretario técnico en la comisión gubernamental contra la trata de personas en México, actualmente es Tercer Secretario en la Misión Permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas con sede en Nueva York.
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