Javier Milei cumple su primer año en la presidencia, el libertario se ha empeñado en la idea de destruir el Estado desde dentro, como si fueran ideas inéditas. Pero la “nueva derecha” es tan reciente como la máquina de vapor
Por José Ignacio De Alba / X: @ignaciodealba
Apenas en noviembre el presidente Javier Milei aseguró “estamos exportando el modelo de la motosierra y la desregulación a todo el mundo”. Las ideas del libertario se promocionan como si estuviera inventando la rueda, la academia y la prensa secundan con entusiasmo el fenómeno.
Pero no hay que ser tan ahistóricos. La categoría “nuevas derechas” se utiliza desde los años cincuenta. Milei es un perfil diferente, en la derecha de siempre.
El neoliberalismo llegó a Argentina por medio del atajo de la dictadura. La democracia es instrumental para el capitalismo. Los gobiernos neoliberales de Carlos Menem (1989-1999) y después de Mauricio Macri (2015-2019) hicieron fuertes ajustes en la reducción a las funciones del Estado y dieron rienda suelta a las fuerzas del mercado.
La llegada de Milei supuso la vuelta de esa misma línea, en 12 meses de gobierno el libertario redujo el aparato gubernamental con recortes presupuestarios drásticos, especialmente en educación, salud y otras políticas de carácter social.
También impulsó reformas fiscales que incluyeron la eliminación de impuestos y ajustes a programas a sectores vulnerables, aunque varias de estas iniciativas se encontraron con resistencia. Por ejemplo, su plan de privatizar el sistema educativo y otorgar «vouchers» escolares quedó paralizado, mientras que la comunidad estudiantil y el magisterio realizaron huelgas masivas, por lo menos las más importantes en términos de articulación social.
Milei emprendió una «batalla cultural» contra lo que llama “ideologías progresistas”, recortó fondos para espacios de memoria histórica relacionados con la última dictadura empresarial-militar. No solo eso, su gobierno es negacionista. Milei es partidario de la «mano dura» frente a temas de seguridad y apoya la libre portación de armas de fuego.
Milei habilita discursos de odio, su gobierno es un carnaval de lo grotesco. El propio presidente insulta todos los días, la diatriba política quedó convertida en una riña vulgar.
Milei prometió una «revolución libertaria», pero en la práctica su gestión ha estado marcada por la tensión y los retrocesos. Las élites económicas han celebrado muchas de sus políticas y capitalizado ganancias, mientras que los sectores vulnerables sufren las consecuencias de los ajustes y recortes presupuestarios. Se estima que hay cinco millones de nuevos pobres en el país.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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