24 febrero, 2023
Daphne Weber, joven alemana de 27 años y miembro de la dirección ejecutiva del partido Die Linke, desmenuza en esta entrevista las situación del conflicto derivado de la invasión de Rusia en Ucrania, tras un año de guerra
Texto: Iván Cadin @ivankdin
FRANCIA.- A escasos días del primer aniversario de los movimientos militares de ocupación que el presidente ruso Vladimir Putin ordenó sobre el territorio de Ucrania y que desencadenó en aquel país una guerra y en el continente europeo una sombra bélica, en España, el partido político Podemos organizó un foro para promover la salida negociada, diplomática y política al conflicto y en contra de la carrera armamentista que cada día que pasa amenaza con escalar más y más el problema.
La segunda Conferencia Europea por la paz en Ucrania se llevó a cabo en Madrid el pasado 17 de febrero (un primer encuentro se realizó en la misma ciudad en abril pasado). Podemos organizó la cumbre junto a The Left, el grupo parlamentario de izquierdas del Parlamento Europeo. Fue por este motivo que la reunión convocó a buena parte de la izquierda española y europea, particularmente aquella que pinta su raya ante la socialdemocracia, que para muchos sectores de la izquierda europea es una corriente que ha sido cooptada y convertida en una especie de derecha de centro de corte liberal.
Además de Podemos, se dieron cita cuadros de los partidos Die Linke (Alemania), La France Insoumise (Francia), Parti du Travail de Belgique (Bélgica), Syriza (Grecia), Bloco de Esquerda (Portugal), Sinistra Italiana (Italia), Potere al Popolo (Italia), HDP (Partido Democrático de los Pueblos, Pueblo kurdo), Alianza de la Izquierda (Finlandia), Partido de la Izquierda (Suecia) y Partido de la Izquierda Europea (Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa), entre otros. De igual forma, se hicieron presentes diversas organizaciones sociales de este continente.
El arranque de la exposición de posturas partidistas estuvo a cargo de la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de España, y secretaria general de Podemos, Ione Belarra (Podemos cogobierna actuallmente el estado español junto al PSOE, no sin amplias diferencias en varios temas, siendo uno muy marcado precisamente el del conflicto ruso-ucraniano). Igualmente, Jeremy Corbyn, miembro de la Cámara de los Comunes del Reino Unido y ex líder del Partido Laborista, mandó un mensaje en video.
Otra oradora de esta reunión fue Daphne Weber, joven alemana de 27 años y miembro de la dirección ejecutiva del partido Die Linke, a quien Pie de Página entrevistó.
– “Buscar la paz” es para muchas personas un “deseo abstracto”, que motivarla vía la política y la diplomacia es algo loco o ingenuo. Pero para estas personas no es una locura buscar la paz con operaciones militares enfrentando a países con armas nucleares. ¿Por qué este rechazo a la política por parte de la gente que hace y trabaja haciendo política?
– Es un lugar común, y lo ha sido especialmente en Alemania en los últimos años, que los movimientos y corrientes críticas con las políticas dominantes y mainstream se presenten como ingenuos, emocionales, miopes, que no ven el panorama completo, etc. Los ataques de la clase política dominante buscan negar racionalidad a sus críticos. Afirmaciones muy similares están en juego en los debates actuales cuando cualquier curso de acción diplomática la enmarcan como traicionera, ingenua o contraproducente.
Pero tenemos que dejar en claro persistentemente que más y más armas no conducirán a la paz, pero las negociaciones sí. Tarde o temprano la guerra terminará en la mesa de negociaciones. Este debería ser el caso más temprano que tarde, para evitar aún más muertes.
– Con motivo de esta segunda Conferencia por la Paz, hay gente que señala que no estuvieron presentes grupos de izquierda de Ucrania o de Rusia. ¿Qué opinas sobre estos dichos?
– Siempre considero necesario en este asunto invitar a gente de izquierda y sindicalistas de Ucrania y Rusia. Son nuestros camaradas, y ahora están en una situación muy difícil. Ha habido invitaciones a ciertas iniciativas y activistas, pero es muy difícil que aparezcan públicamente en un evento así, porque temen una represión severa en sus respectivos países. Sin embargo, definitivamente debemos mantener y desarrollar aún más los contactos bajo la premisa de la solidaridad internacional.
– Protestas por el “no a la guerra” fueron muy intensas en situaciones como la de 2003, por ejemplo, jornadas de protesta contra la guerra en Irak. ¿Por qué crees que las movilizaciones de la izquierda política ahora no tienen las mismas proporciones que aquellas, tratándose éste de un conflicto mucho más cercano geográficamente?
– Hubo una gran manifestación por la paz con 500 mil participantes en Berlín poco después de la invasión del ejército ruso. Sin embargo, se tomaron diferentes posiciones allí, incluso a favor de la entrega de armas y por una zona de exclusión aérea, lo que significaría que la OTAN entrara activamente en la guerra.
Ahora, con respecto a nuestras movilizaciones, creo que es más difícil para el sector de la izquierda movilizarse si la guerra no proviene de nuestro propio bloque imperial en primer lugar. Por supuesto, podemos exigir que Rusia retire sus tropas, pero estamos actuando en Alemania o en otros países europeos y tenemos que exigir a nuestros propios gobiernos qué hacer.
Por lo tanto, la demanda de trabajar por una paz justa para Ucrania a través de negociaciones y cese al fuego es muy central para todas las iniciativas y manifestaciones de paz de la izquierda en Alemania. Esta posición, sin embargo, cuenta con un enorme viento en contra y con una fuerte difamación cuando se articula públicamente. Esto lo hace aún más difícil.
– En el actual momento de economía de guerra que se maneja en Europa, con mucho control de la información y un punto de vista político casi homogéneo dentro de los órganos de la Unión Europea, ¿cómo debería articularse para un futuro inmediato la unión de todas aquellas fuerzas políticas de Europa y del mundo que empujan por una salida política y diplomática como solución?
– El politólogo alemán y experto en Rusia Winfried Röhrich (de formación socialdemócrata clásica) acaba de proponer una especie de solución de «toma y daca»: los países occidentales deberían, en acuerdo con Ucrania, retirar algunas de sus sanciones más dañinas. En la segunda, tercera o cuarta rondas, deberían aflojar o detener más sanciones si Rusia corresponde deteniendo su horrible campaña de bombardeos contra la infraestructura civil de Ucrania, se retira del territorio ucraniano ocupado, etc. Una solución paso a paso parece más prometedora, especialmente si se monitorea por terceros no involucrados, pero con interés en una resolución rápida y constante (es decir, China, India u otros estados ‘no occidentales’ como Brasil). Hay que insistir en ello.
– Más allá de la Conferencia y sus respectivas presentaciones, ¿qué otras líneas de acción ha establecido la cumbre para la izquierda europea?
– Acordamos continuar trabajando en red con los partidos de izquierda europeos para crear una fuerza convincente e incorruptible por la paz, la justicia social y ecológica en Europa. En el Congreso de la Izquierda Europea en Viena, Austria, en diciembre pasado, decidimos acompañar nuestras campañas electorales para las elecciones europeas con una campaña transnacional con esta agenda.
– Finalmente, Alemania es un actor importante en este conflicto. Un año después del inicio de la guerra, ¿cómo ves la opinión pública alemana ante la situación, considerando la influencia de la propaganda en los dos lados que se disputan, pero también valorando los varios indicadores que muestran que el conflicto está dañando severamente la economía europea?
– La opinión pública está bastante dividida en Alemania. La mayoría de su población, según una encuesta reciente, apoya los esfuerzos de Ucrania contra la invasión. La misma encuesta muestra que casi dos tercios se pronuncian por un cese al fuego y por negociaciones. Los efectos económicos perjudiciales en el país se reflejan en el descontento generalizado hacia la coalición gobernante (tripartita, formada por socialdemócratas, verdes y liberales).
Esto no es únicamente atribuible a la guerra, ya que el gobierno, y especialmente el partido liberal, está bloqueando la redistribución de la riqueza en la medida necesaria para contrarrestar y compensar los efectos que ha tenido la guerra en el aumento de los precios de la energía. El pueblo se está cansando cada vez más de la guerra y sus ramificaciones, lo cual es bastante comprensible porque no solo afecta la vida cotidiana, sino que también frustra las reformas urgentes que se necesitan para abordar el cambio climático, la desigualdad y el desarme. Esperamos que nosotros como Die Linke (La Izquierda, en alemán) podamos transformar el descontento de la población en poder político para soluciones justas.
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