Esta es la crónica de una manifestación convocada por jóvenes vinculados al PAN. Ellos quemaron banderas, arrancaron adoquines, rompieron vidrios. A ninguno de los panistas los detuvieron. A los demás, sí.
Texto: Marcela del Muro
Fotos: Mauricio Palos
San Luis Potosí, SLP.- La primera manifestante arrestada tras la marcha contra la violencia policiaca en San Luis Potosí fue Claudia Hernández Herrera: activista y defensora de derechos humanos. Clau, como le dicen sus amigos, se encontraba afuera del edificio del Congreso del Estado, cuando llegaron los granaderos. Sin pruebas ni certeza, la subieron a una camión tipo tanque antimotín, que coloquialmente se le llama El Rinoceronte.
La joven activista, de 23 años, se enteró de la manifestación por Facebook. No sospechó nada raro y compartió la convocatoria con sus compañeros del colectivo “YoSoy132 SLP”. La cita era a las cinco de la tarde del viernes 5 de junio en la Plaza de Armas.
Las hermanas Hernández llegaron temprano y esperaron al resto de los convocantes en el kiosco. Justo en medio del pequeño parque que se encuentra rodeado por el edificio del poder Legislativo, el Palacio de Gobierno del Estado, el Palacio Municipal y la Catedral Metropolitana.
Los organizadores comenzaron a agruparse abajo del kiosco. Desde que los vio, Claudia pensó: “Estos no son del tipo de personas que se andan manifestando. Y, hasta se me salió decir: seguro estos son panistas”.
A las cinco y media, subió un manifestante con una pequeña bocina. Los compañeros con más experiencia en estos trotes tomaron la palabra, entre ellos Claudia, quién propuso realizar asamblea para definir la ruta. Al final habló Alejandro Guerrero, administrador de la página FRAAR – SAN LUIS POTOSÍ, grupo de donde salió la invitación a la marcha. El chico vestido con una chamarra de cuero negra, un paliacate rojo en el cabello, lentes de seguridad, tapabocas negro y un bat de beisbol gritó: “¡Muerte al mal gobierno, hijos de puta!” y dió por comenzada la manifestación, mientras los demás asistentes gritaban y aplaudían.
El contingente partió del costado de la plaza con Alejandro al centro, quien portaba una cartulina roja con las siglas FRAAR. La página de este grupo en Facebook, ahora inexistente, tenía como objetivo inicial “abolir el mal gobierno y buscar la destitución del presidente Andrés Manuel López Obrador”. Pero, en ese momento, ni Clau ni sus compañeros conocían este detalle.
Se dirigieron a Fiscalía General del Estado. La mayoría del contingente se colocó retirados de las puertas del edificio y comenzó lo típico: “cerramos la calle y gritamos consignas, aplaudimos, mientras se hacían las pintas y pegaban carteles con engrudo” comenta Roxana. “Pero, en ese inter, un grupo pequeño comenzó a aventar unas piedras enormes contra los vidrios de la Fiscalía. Se nos hizo extraño porque no suele suceder eso en las manifestaciones”.
Claudia se encontraba en la parte derecha de la marcha. Detrás de ella, unos muchachos aventaron cosas de una cajita: “eran los mentados petardos”. Fue de un momento a otro, que el contingente comenzó a avanzar hacia el edificio de Seguridad Pública y, de pronto, se incendió la patrulla. Ahora, se sabe que fue una bomba molotov.
Roxana estaba del otro lado de la marcha, viendo cómo la primera línea quería rodear el edificio. “De los manifestantes habituales, nadie, en su sano juicio, pensaría irse a meter al edificio de Seguridad Pública”, comenta Clau, quien en ese momento, junto a otros compañeros, sacaron al contingente de ahí, regresando a Plaza de Armas.
En uno de los videos tomados aquel día, se ve cuando, en el camino a la plaza, unos jóvenes sacaron adoquines de la calle de Allende, vía lateral del Palacio Municipal. Aunque el plan inicial era regresar al kiosco, el grupo se desvió hacia Palacio de Gobierno del Estado, donde una pequeña fracción de la marcha arrojó piedras a los vidrios de los balcones. Entonces, un chico de blanco tomó el control de la situación. Los ánimos se incendiaron.
Alejandro y una chica pelirroja se colocaron de espaldas al Congreso, mientras sostenían una bandera de México. Pidieron gasolina, desodorante en aerosol o perfume. “Estado asesino, estado feminicida”, gritó la chica pelirroja y prendió la bandera. De esa forma, se inauguró la última acción de FRAAR en la manifestación.
El joven de blanco volvió a aparecer en escena, quitando las vallas que protegen el edificio. “En ese momento, yo pensé que todo estaba pasando de manera muy fácil. Las vallas siempre tienen seguros, unos tornillos, pero el chico de blanco la sacó así, sin ningún problema. Le dobla las patas y comenzó a meterla entre las rejas de afuera del Congreso. Roxana y yo pensamos, este quiere romper la puerta de vidrio”.
El chico de blanco logró abrir la reja y romper la segunda entrada, una puerta de seguridad de vidrio. La primera línea de manifestantes entró al Congreso.
En el video se escucha a Claudia gritando: “Compañeros, favor de irse”, pero ninguno de los asistentes se retiró. El espectáculo comenzó con cuatro sujetos en el balcón de enmedio, sujetado un gran cartón con la imagen de un policía golpeando, donde se podían leer varias frases como: “La razón vence a la brutalidad”; “estudia para que no seas policía”; “tu placa vale verga”; entre otras. Un chico rociaba uno de los extintores sobre la gente, mientras el chico de blanco observaba desde el balcón de la derecha.
Acción seguida, desde la ventanas se aventaron artículos de oficina: sillas, un escritorio, dos computadora, cuadros decorativos y muchos papeles con el escudo mexicano. Mientras, en la parte de abajo sacaban el busto de Ponciano Arriaga, abogado constituyente potosino que estuvo en contra de la militarización del país.
Roxana le comentó a Claudia: “Oye, veo a estos muy intocables” esta frase ha resonado, desde entonces, en la cabeza de las hermanas.
En el video se aprecia que dentro del edificio, se da el pitazo: “Ya viene la policía, vamonos”. Uno de los jóvenes de la primera línea sacó la bandera del Congreso para quemarla, a lo lejos se escucha un grito: “Es el sistema, no nuestro país”, y deciden extender la bandera en la explanada del congreso.
Desde el principio de la marcha hubo un elemento policiaco infiltrado, Ricardo Hernández Zavala, quien se identificó con las hermanas Hernández Herrera como prensa. En el video se muestra como Claudia le pide que deje de grabar caras y se vaya.
Minutos después llegaron los granaderos de la Policía Estatal. Los videos muestran a gente huyendo por la calle de 5 de mayo, a un costado del edificio del Congreso.
Una parte de los granaderos llegaron aventando a los marchistas que se encontraban en la explanada del Congreso, hacia el interior del edificio. Los juntaban a macanazos para después soltarlos.
Fue cuestión de segundo, para que Claudia estuviera rodeada de policías que la empujaban hacia el camión antimotín. La subieron a punta de golpes, la primer detención arbitraria de la tarde, en pocos minutos ya eran cuatro personas. Roxana estaba en la esquina, asustada por los golpes de los granaderos, tratando de desplegar a la gente, cuando se percató de la detención de su hermana. Comenzó a caminar hacia donde estaba el tanque antimotín, cuando la sorprende un macanazo en la muñeca. La llevan al camión blindado y Roxana escucha: “No, ya la tenemos arriba, esta no” y la sueltan.
Roxana se va para la plancha de la plaza, comienza a mandar mensajes a todos sus compañeros de colectivos, es entonces que, se conoce la detención de Claudia por redes sociales.
El camión avanzó y comenzaron los arrestos a dedazo: subieron a José Luis, de quince años, que observaba el destrozo con su abuela y, nuevamente, detuvieron a Roxana. Diez detenidos en total. Entre la gente, los policías cargan al chico de blanco y lo suben en la parte de adelante del camión.
Al llegar al edificio de Seguridad Pública, en el estacionamiento, bajaron a las tres mujeres, seguida de los 7 hombres. Aproximadamente, veinte elementos esperaban a los detenidos. Mientras el chico de blanco platicaba con algunos policías, a los otros chicos les rompen celulares y les pedían carteras. Los hombres, con las playeras en la cabeza, empiezan a ser insultados, empujados y golpeados. Las mujeres son empujadas e insultadas: “Eres una perra. Eres una feminazi. Eres una zorra. Esto te pasa por andar alborotando en marchas”.
Paran a los manifestantes detenidos contra la pared: “Con los que más se ensañan son con los hombres. Los golpean con las macanas, con los escudos, los empujan entre ellos, los patean. Por lo que nos hicieron, creemos que no hay cámaras de vigilancia” comenta Claudia. Las mujeres eran empujadas contra la pared, con jalón de pelo.
Fueron, aproximadamente, veinte minutos en el estacionamiento.
Los jóvenes arrestados avanzaron, subieron las escaleras y llegaron a un patio, donde les pidieron que se quitaran agujetas, cinturones y aretes, y pidieron sus datos para el registro. Todos menos el chico de blanco, que solo estaba de observador. A él, según comentan las hermanas, nunca lo tocaron.
Después de preguntarles sus datos y hacer todo el proceso de entrada. Los jóvenes pasaron a un pasillo, los golpes cesaron, pero las ofensas y amenazas aumentaron de nivel. Mientras uno de los chicos sufrió un ataque de pánico en el piso del pasillo, “los policías comenzaron a decirle: ‘No te preocupes, no pasa nada. Ahorita hablamos a la funeraria para meterlos a todos en la fosa’”.
Después de esto fueron encarcelados. Liberaron a los primeros seis manifestantes, con falta administrativa, la madrugada del 6 de junio. Entre los seis primeros, iba Roxana.
En los nombres de los diez detenidos que presentó la Fiscalía General del Estado, donde se quitó a José Luis por ser menor de edad, aparece en el número tres el nombre de Sebastián Domínguez López, el chico de blanco. Quien, según reportan los manifestantes detenidos, nunca fue encarcelado.
Familiares y amigos de las hermanas Hernández informaron que el chico de blanco salió pasadas las diez de la noche del edificio de Seguridad Pública. Nadie lo detuvo, nadie preguntó.
En Facebook, perfil que ya se quitó, aparecía Sebastián como director ejecutivo de una empresa de marketing: Markex LAB. Sin compartir la invitación a la marcha, el jueves 4 comento: “Si me ven en la protesta de mañana me saludan”.
Sebastián se describe como: “Un emprendedor sumamente activo, mis fines son los negocios, la política y el emprendimiento social, funde mi primera empresa a los 14 años, actualmente estudio dos carreras, Negocios en el Tecnológico de Monterrey y Derecho en la Universidad Del Valle de México, soy miembro del Club Rotaract y afiliado al Pan […]” esto, según su perfil de Linkedin.
Sebastián es el hijo menor de Efraín Domínguez e Hilda López Navarro, esta última funcionaria pública de la Secretaría de Cultura del Estado. Hasta ahora, no se conoce la relación del matrimonio con el Partido Acción Nacional. Pero, en el año 2015, la señora Hilda fue una de las mujeres firmantes en apoyo a, la ahora, diputada panista Sonia Mendoza, tras un escándalo personal.
El martes 9 de junio, en conferencia para un medio de televisión potosino, el presidente del PAN en el Estado discutió sobre la marcha: “En Acción Nacional condenamos y solicitamos se sancione con todo el rigor de la ley a las personas que fueron responsables”, mencionando que el daño al congreso, fue un daño para todos los potosinos.
Se solicitó al Partido una postura respecto a este incidente, respondiendo con la fotografía de la búsqueda negativa de Sebastián en el padrón del PAN.
Mientras este incidente es desconcertante y los datos obtenidos nos acarrea más preguntas, Claudia Hernández se encuentra en medio, sufriendo las consecuencia de la manifestación convocada por el FRAAR. Siendo una de las tres personas vinculada a procesos por los delitos de: daño en las cosas, asociación delictuosa en su modalidad de pandillerismo, motín, robo calificado y los que se agreguen al terminar esta la fase de investigación. De este incidente, se cuentan con videos, fotografías y testimonios que deslindan a las hermanas Hernández Herrera de este hecho.
Periodista freelance con base en San Luis Potosí. Le gusta escuchar historias y trata de preservarlas, por eso es periodista. Su visión se centra en la cobertura de temas de derechos humanos, migración, desaparición, violencia de género y crisis ambiental.
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