Tras la pandemia, Coyoacán quedó sin ley: vecinos

5 agosto, 2022

Un ambulantaje desmedido e inseguridad marcaron el "fin" de la pandemia en el centro de Coyoacán, donde la reapertura de bares y antros trajo un cúmulo de problemas y riesgos, como pleitos y amenazas, a los habitantes del centro histórico de esta demarcación. foto: Isabel Briseño

Franeleros violentos y ambulantaje desmedido marcaron el «fin» de la pandemia en el centro de Coyoacán, donde la reapertura de bares y antros trajo un cúmulo de problemas y riesgos, como pleitos y amenazas, a los habitantes del centro histórico de esta demarcación

Texto: Arturo Contreras Camero

Fotos: Isabel Briseño

CIUDAD DE MÉXICO.- “¡Queremos rescatar Coyoacán!”, asegura Nadia, una de las vecinas de lo que se conoce como el Centro de Coyoacán. “Antes habían músicos, había exposiciones y ahora hay antros que no nos dejan dormir. Un ambulantaje desmedido y de personas que son mafias de la calle que controlan el espacio a su antojo, los viene-vienes”.

Después de que la pandemia perdió importancia y los centros sociales como parques, plazas, restaurantes y bares empezaron a llenarse de personas con cubrebocas, la Colonia del Carmen y el Barrio de La Concepción recobraron su afluencia. Los vecinos acusan que la autoridad es permisiva con quienes controlan la calle; e incluso, omisa.

“No es que no queramos que vengan los turistas, pero no el turismo depredador, sino uno un poco más respetuoso”, comenta César, que junto con Nadia son parte de un grupo de más de un centenar y medio de vecinos que han notado una falta de gobierno en los últimos meses. “Después de la pandemia esto ha sido una permisividad y una falta de gobierno muy notoria que ha llegado a que todos los que vivimos aquí tengamos que estar encerrados el fin de semana”.

“A la alcaldía se le está saliendo de las manos el estar dando permisos para dar lugares a ambulantes. Yo lo investigué”, cuenta María Esther, otra vecina del grupo. “Hace un mes me paré en un estacionamiento donde decía: Se venden puestos. Pregunté y me dijeron que los de papas eran de a 12 mil pesos, los de elotes de 10, y que además de pagar eso, se tenía que ir a la delegación a tramitar el permiso”.

César

Mientras los vecinos están reunidos al pie de la fuente de los coyotes, contando sus experiencias con la nueva normalidad, se dan cuenta de que alrededor camina personal de la alcaldía, personas con un chaleco rojo. Son orejas, dicen ellos. “Están viendo que no se reúna gente o que los ambulantes que venden sean solo los que pagan las cuotas”, dice uno de los vecinos. “Si no son, llegan y te mueven o le hablan a los policías”.

Viene-vienes y ruido, otros problemas

Además del comercio ambulante e informal, está el tema de los viene-vienes. Según cuentan los vecinos, las calles de estas tres colonias son disputadas por diferentes grupos de franeleros que se pelean entre ellos. “Yo vivo enfrente, diario se pelean y no les puedo salir a decir nada por miedo a que me hagan algo, y estas personas cada vez son más violentas”, asegura.

Otros vecinos, por encararlos, han recibido amenazas de muerte o de secuestro. Incluso, un grupo de viene-vienes amenazó a un vecino. Si seguía confrontándolos por el uso de la calle, su perro iba a amanecer muerto, cuentan. A los pocos días, eso mismo pasó.

A eso hay que sumar los cierres viales que se hacen para desviar el tránsito de la Plaza de Santo Domingo y el Jardín Hidalgo, en el centro. Sandra vive en una esquina donde todo el fin de semana se para una patrulla con las torretas encendidas. Como vive en la planta baja, vive de sábado a domingo con luces estroboscópicas en rojo y azul. En sus ventanas resuenan los motores del Turibus y de las bandas de motociclistas que desde hace unos meses han decidido tomar las calles del centro como si fuera un pueblo asediado por bandidos del camino.

Cuando llega la noche, el ruido es insoportable. Nayeli vive junto a uno de estos bares en la plaza conocida como Patio Frida, donde por muchos años hubo una gran papelería Dabo. “Es el bar Madeira. Traté de hablar de manera relajada con el dueño del bar, pero se cree intocable. Es muy lamentable. Hace aproximadamente dos meses hablamos con el alcalde, Giovani (Gutiérrez),  nos prometió que lo iban a cerrar, pero solo son palabras al aire”.

Desde noviembre de 2021 este grupo de vecinos se reunió un par de veces con personal de la Alcaldía, pero no ha servido de nada, aseguran.

Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.

Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.