Transformar la educación para el desarrollo sostenible

25 septiembre, 2024

La Agenda 2030 de la ONU, adoptada en 2015, incluye el ODS 4 para garantizar una educación inclusiva y de calidad. A seis años de 2030, el objetivo es prioritario, pero el mundo no está encaminado a cumplirlo. En México, la primera mujer presidenta se ha comprometido con la educación pública, representando una oportunidad clave. Los desafíos incluyen mejorar la cobertura y calidad educativa desde la primera infancia hasta la educación superior, enfocándose en la inclusión de poblaciones vulnerables, la prevención de la violencia escolar y la formación docente. Es esencial aumentar el financiamiento y formular políticas que aborden la diversidad del país para lograr un México más justo.

Por Rosa Wolpert Kuri / X: @rowolp

En el 2015, la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 con 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS). Entre ellos, está el ODS 4 que busca garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. 

Estamos a seis años del 2030 y el objetivo de educación se ha señalado como prioritario por la ONU en la pasada Cumbre Mundial de Educación debido a que se observa que el mundo no avanza hacia al cumplimiento del ODS 4. Sin duda es un objetivo ambicioso por lo que los países se comprometieron a identificar prioridades y trabajar de manera acelerada en ellas. Esto marca una ocasión especial para México pues tendrá a la primera mujer presidenta quien además ha señalado que quiere ser “la presidenta de la educación pública” y cuyo mandato culmina precisamente en el 2030. 

La educación es un derecho emancipador, que permite a niñas, niños y adultos salir de la pobreza y participar plenamente en la sociedad.  En virtud de ello, se propone identificar retos prioritarios para la educación en México, así como proponer algunas respuestas posibles para alcanzar las metas del ODS 4. 

Comenzando con la primera infancia, la UNESCO señala que la inversión en la atención y educación en esta etapa es fundamental para reducir las desigualdades sociales y para mejorar los resultados de aprendizaje a lo largo de la vida. A pesar de la abundante evidencia generada en las investigaciones de neurociencias, desarrollo psicológico y ciencias cognitivas; destacando la importancia de la etapa inicial, las políticas públicas en el mundo, y la inversión en esta etapa de la vida es baja. En México, según el sexto informe de labores de la SEP, el índice de cobertura en este nivel educativo, que abarca de los 0 a los 3 años, es de apenas 3.6%. Cabe recordar que, a partir de la reforma al Artículo 3 constitucional de 2019, este nivel educativo es ahora obligatorio.

México tiene niveles aceptables de cobertura en preescolar, primaria y secundaria; es decir, desde los 3 hasta los 15 años. El reto mayor está en el logro de aprendizajes por lo que es prioritario que en la agenda educativa de los siguientes años se busque, de manera prioritaria,  garantizar que la totalidad de las y los estudiantes de los primeros grados de primaria adquieran las habilidades básicas de lectura, escritura y matemáticas. De esta manera tendrán mayores posibilidades de completar la educación básica con la adecuada preparación para los niveles subsecuentes.  Esto, además, contribuye a prevenir el abandono escolar, sobre todo en secundaria, en donde el índice de abandono es de 3.2 por ciento para el ciclo escolar 2022-2023. 

La educación media superior que contempla a las y los jóvenes de 16 a 18 años enfrenta dos retos prioritarios. Por un lado, el índice de abandono escolar en este nivel para el ciclo escolar 2023-2023 fue de 11.2 por ciento. Es innegable que las becas que se otorgan a adolescentes y jóvenes en este nivel educativo contribuyen a su permanencia en el sistema educativo. Sin embargo, aún hay una proporción importante de jóvenes que no cursan o culminan este nivel educativo. 

Por otro lado, aún hay una brecha de oferta educativa para atender a la población joven en zonas rurales, población indígena y urbano marginada.

Por ello, es necesario ampliar la oferta educativa y fortalecer la educación técnica, profesional y dual que son modalidades que pueden aumentar las oportunidades de empleo digno en las comunidades de origen de la juventud marginada. 

Cabe recordar que, en esta última reforma educativa, se incluye la obligatoriedad de la educación superior, lo que necesariamente implica una inversión en la oferta educativa para jóvenes en zonas marginadas. La educación superior es también un espacio que permite el fortalecimiento de las competencias y capacidades de la población adulta, contribuyendo así con el principio de la educación a lo largo de toda la vida.

Se proponen dos ejes transversales prioritarios para las políticas educativas de los próximos años, inclusión y atención a la violencia escolar. En cuanto a lo primero, si bien México tiene niveles aceptables de cobertura en educación básica, aún hay niños, niñas y jóvenes excluidos del cumplimiento de este derecho. México tiene las condiciones para garantizar que nadie se quede sin ejercer su derecho a la educación. 

Aquí vale señalar la importancia de contar con políticas públicas focalizadas para la población que se encuentra en condiciones de vulnerabilidad, específicamente población indígena que debe tener acceso a educación en su lengua materna, con oportunidades hasta educación superior. La flexibilidad curricular y la atención especial contribuyen a garantizar que la población con discapacidad tenga acceso a todos los niveles y modalidades educativas. En igualdad de género, garantizar que las mujeres, especialmente en condiciones de vulnerabilidad, puedan acceder a las oportunidades educativas durante todo el trayecto formativo, libres de violencia y en igualdad de condiciones para las carreras relacionadas con la ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería. La población en movilidad también ve vulnerado su derecho a la educación, tanto la población nacional migrante (jornaleros agrícolas), la población desplazada, la retornada, como la población migrante de otros países. 

Para focalizar medidas equitativas orientadas a la atención de las poblaciones vulnerables, el uso de la tecnología educativa puede ser un enorme parteaguas; sin embargo, las brechas de desigualdad se amplían cuando la tecnología no está al acceso de todos. Colocar a las poblaciones vulnerables al centro de las políticas públicas es esencial.

La UNESCO apoya la prevención de la violencia escolar mediante la educación, con el objetivo de promover entornos de aprendizaje seguros para todas y todos los estudiantes. En la última Encuesta Nacional sobre Discriminación ENADIS 2022 del INEGI, se señala que la población en condiciones de vulnerabilidad es sujeta de discriminación, además de estar en mayor riesgo de no asistir a la escuela. Por ello, es prioritario fortalecer acciones intersectoriales para la atención de la violencia escolar de tal manera que todas las escuelas sean espacios libres de violencia que además promuevan la educación para la paz.

Nada de esto es posible sin contar con suficientes docentes, que tengan preparación, motivación y reconocimiento social. En las pasadas administraciones de gobierno se han llevado a cabo reformas educativas y curriculares y la educación normal no se ha actualizado y alineado a la par de estas, lo que significa que el magisterio de nuevo ingreso al sistema educativo no se ha formado conforme a la política educativa vigente. Por ello, se requiere contar con una política de formación inicial y continua que permita a las y los docentes fortalecer sus conocimientos pedagógicos, estar al día de las reformas educativas y disponer de oportunidades de formación en innovación pedagógica, tecnología educativa y estrategias para atender la diversidad en el aula.

A manera de conclusión, cabe destacar la necesidad de aumentar el financiamiento en educación para el logro de las metas educativas. Además de aumentar el gasto público en educación, es igualmente importante que las políticas públicas estén orientadas y focalizadas a lograr la equidad, inclusión y calidad en educación. Formular una política educativa diferenciada y flexible, que pueda adaptarse a la enorme diversidad poblacional y de contextos que existe en nuestro país, es la única manera no solo de cumplir con las metas del ODS 4, sino de contribuir al desarrollo de un México más justo, pacífico y sostenible.

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Rosa Wolpert Kuri es Integrante de MUxED. Es pedagoga con maestría en liderazgo educativo y experiencia en planeación educativa en la SEP. Ha trabajado como consultora en Valora Consultoría, evaluando programas educativos, y en UNICEF, liderando proyectos de desarrollo infantil e inclusión educativa. Actualmente, como Oficial de Educación en la UNESCO-México, establece alianzas con gobiernos y organizaciones para desarrollar políticas públicas que promuevan la inclusión, la calidad educativa, la educación técnica, y la educación para la ciudadanía mundial y el desarrollo sostenible.

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