Tina Galindo, la revolución detrás del telón

3 febrero, 2024

Volteemos a ver las semillas que dejó Tina Galindo en el teatro y su activismo. Contribuyó a la liberación de mujeres y disidencias sexogenéricas. Es una infamia que la prensa heterosexualice esta unión, como si fuera un delito el amor entre dos mujeres. El amor entre Galindo y Daniela Romo merece ser respetado, un amor que no conoce fronteras y sobrepasa escenarios

Por Évolet Aceves / X: @EvoletAceves

A Daniela Romo

A la par que en el teatro, la música y la televisión, la relevancia de Tina Galindo en México también se hizo presente en el activismo de la comunidad LGBT, al encabezar, en agosto de 1971, una de las primeras agrupaciones en el país en pro de las disidencias sexogenéricas, como menciona Braulio Peralta en Otros nombres del arcoíris: Alegatos contra el machismo (Ediciones B, 2017) —un libro indispensable para comprender y conocer a detalle el acontecer de la comunidad LGBTQ+ en México, y del cual, por cierto, urge reedición—: “Carlos Monsiváis, Nancy Cárdenas y Tina Galindo unen fuerzas con Juan Jacobo Hernández, Luis Prieto y otros amigos para formar un grupo: el Frente de Liberación Homosexual”.

Galindo fue la representante de Lucero y Daniela Romo, entre otras cantantes, así como empresaria, productora de teatro y televisión, y directora del Teatro de la Ciudad; dos décadas después, en los 90, del Teatro Insurgentes, donde en 1974 fue montada la obra teatral que causó revuelo y censura en la sociedad mexicana por abordar la homosexualidad, Los chicos de la banda (adaptación de la obra The Boys in The Band del escritor y dramaturgo estadounidense Mart Crowley), dirigida en México por la activista, crítica de cine y dramaturga Nancy Cárdenas, mientras la producción estuvo en manos de su entonces pareja, Tina Galindo, quienes también trabajaron juntas en la puesta en escena de El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas, en 1972.

Asimismo, Galindo produjo cerca de una veintena de obras teatrales, entre ellas el musical Mamma Mia! y, en 2010, Todo sobre mi madre, drama basado en la película de Pedro Almodóvar y cuya adaptación significó la primera puesta en escena en español en Latinoamérica —pues ya en Londres había sido escenificada tres años atrás, en 2007, gracias al productor británico David Sparrow, quien viajó de continente a continente para ver la obra en el Teatro de los Insurgentes. En esta obra dirigida por Francisco Franco, el elenco estuvo compuesto por las actrices Margarita Gralia, Lisa Owen, Silvia Mariscal, Ana Claudia Talancón, Alejandra Bogue e Ilse Salas, fungiendo como madrinas de estreno la actriz y poeta Diana Bracho y la cantante y actriz Daniela Romo, quien expresó en torno a la obra:

“Fingir lo que no eres, ¿te hace hallarte? Huma envuelta por su propio cigarro… viajando en su Tranvía Llamado Deseo, deseando llegar a su puerto: ¡ser lorquiana! Al amparo de la luz y las sombras del escenario; y de repente todos los otros personajes hilan queriendo o sin querer, a esa figura hecha de humo, por su entrega y servicio a sus personajes, para brindarle un espejo, el espejo de la realidad… ante el reflejo que nos regalan los personajes y obras que retratan y captan nuestras más profundas y extraordinarias emociones, Huma solitaria, como privada de sus propios sentimientos se hallan en cada uno de esos personajes para recuperar su alma… un proceso creativo, sensible, que absorbe todo a su paso, ¡eso y más es Almodóvar! Reuniendo géneros distintos, vestidos de una gran y común emoción, el amor, la soledad, las posibilidades… teniendo una madre literatura, teniendo una madre teatro, teniendo una madre cine, teniendo una madre calle… mamando lo que la nuestra y única nos deja al dejarnos en el vivo mundo que fuera de ella nos espera. Experiencias, solas, aisladas, universales, con el influjo divino del amor incondicional, único de todo lo que es. Porque todos venimos de un misterioso lugar, un laberinto de pasión, un universo, un misterio llamado madre.”

Llamarle descripción a ese fragmento tan íntimo hacia el teatro sería poco. Esta es una fascinante declaración de una actriz, de una cantante, sensible a la literatura poética, sensible a otros sentires, y que además enarbola esta obra teatral como un prodigio del drama escenificado. Esta apasionada afirmación va dirigida no sólo al teatro, me atrevo a decir que también a la labor creativa de quien fue su compañera de vida por 44 años, Tina Galindo, sobre quien dijo, recientemente, tras su fallecimiento, “es el ser que me dio el ser, sin parirme”, y a quien también se refirió como “la madre de esta criatura”, refiriéndose a sí misma, y continuó: “me siento muy huérfana, porque ya no tengo ni a mi mamá y ya no tengo a Tina, pero las llevo en mí”.

Volteemos a ver las semillas que dejó Tina Galindo en el teatro, en la televisión, en la música, en su activismo. Ella contribuyó a la liberación de las mujeres y disidencias sexogenéricas. El amor entre Tina Galindo y Daniela Romo merece ser respetado, un amor que no conoce fronteras y sobrepasa los escenarios; es una infamia que la prensa heterosexualice esta unión, como si fuera un delito el amor entre dos mujeres. Quien fue el compositor de “De mí enamórate” interpretada por Daniela Romo, Juan Gabriel, ya lo dijo en su genuina frase: lo que se ve no se pregunta. Tina, como dice la cantante, queda en nuestros corazones. Queda, también, en quienes hemos cantado a Daniela Romo, en quienes hemos visto una estrella al hacer el amor.

Como un tatuaje vivo, impregnarme en tu ser, no borrarme de Ti-na-a-a,

Yo no te pido la luna, tan sólo quiero amarte, quiero ser esa locura que vibra muy dentro de Ti-na-a-a…

Mis condolencias a Daniela Romo.

P.D. El cover de la canción “Yo no te pido la luna”, fue incluida en el disco Esquemas Juveniles en 2006, con una interpretación electropop de la cantautora y música chilena Javiera Mena, ícono lésbico y musical con quien mantuve una entrevista para Pie de Página.

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Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.