Frente a las catástrofes y las emergencia, hay una nueva convocatoria en redes: no ayudar, ya que la gente damnificada pudo haber votado por Morena, y eso, hay que castigarlo
Por Lydiette Carrión / @lydicar
Desde el pasado 3 de junio, cuando los medios de comunicación declararon virtual ganadora de la elección presidencial a Claudia Sheinbaum, inició una tendencia en redes sociales, en las que cuentas que promovieron el voto por Xóchitl Gálvez, llamaban a no dar propinas, no ayudar, ni auxiliar, ya que, daban a entender, dado que la gente votó por Sheinbaum, entonces que “Morena les ayude”.
Por ejemplo, un influencer anunció públicamente que había despedido a la trabajadora por ser “súper ultra mega chaira”. “Se oye culero”, agregó, “pero la cuerda se rompe por lo más delgado”. Añadió que le pagaba 450 pesos el día. Imagínese la generosidad del señor.
Quizá parezca innecesario explicar por qué esto es clasista, que tiene tintes de chantaje narcisista y explotador. Mi primer reflejo es que el clasismo y la violencia que ejerce no necesita explicación, pero al ver que este influencer admitió esto públicamente y además hubo quien lo celebró, pues creo que efectivamente hay un sector social que no tiene ni idea de lo violento, polarizador y explotador que es.
Claro que uno tiene derecho a emplear en su hogar a quien le venga en gana. Pero incluso en acuerdos entre particulares, existen reglas y las y los trabajadores están –o deberían estar– protegidos por leyes. Uno de ellos es que no te pueden correr por tener una preferencia política. Esto va contra todo principio democrático.
En primer lugar se trata de una coacción, amenaza y venganza contra la trabajadora por su preferencia electoral. Es decir, el influencer cometió un delito. Cómo se puede hablar desde la oposición sobre defender al Instituto Nacional Electoral y luego castigar a alguien por ejercer su voto.
Pero claro que hubo respuestas muy duras contra este influencer, e incluso hubo amenazas de muerte, las cuales, por supuesto son otro delito. Días después, el influencer cambió su versión y dijo que la corrió porque la trabajadora le dijo que recibió 500 pesos por votar por Morena. Entonces, este cruzado por la ley electoral la corrió por corrupta, según él, porque en su casa no debía haber nadie que vendiera su voto. No vale ni mencionar por supuesto que este cambio de versión huele a mentira. Pero el influencer agregó que la mujer apenas tenía dos meses trabajando en su casa y le pagaba 450 pesos porque su casa es muy pequeña y ella terminaba todo el quehacer en sólo dos horas. No vaya usted a ser mal pensado y concluya que el tipo es un tacaño que explota a quienes… “se rompen por lo más delgado”.
El tipo, pues, presumió, blofeó dirían, con “correr” a su empleada. Para que vean que ahora sí no nos vamos a dejar. Violó acuerdos laborales y leyes electorales, además desplegó su clasismo y propagó mensajes de odio.
Pero ojalá sólo se tratara de una anomalía. Que sólo hubiera un tipo descaradamente violento en esta anécdota. El problema es que hubo quien lo celebrara, y otro, que además hay ahora toda una corriente que se dedica a promover que ahora “no dejen propinas” porque los meseros, por supuesto, votaron por Morena.
No dejen propinas, no den limosnas tampoco, porque las personas sin casa de seguro también votaron por Morena. Y si hay un desastre natural –o humano– tampoco ayudarán porque, bola de chairos mugrosos, jódanse, ya que votaron por Morena.
Repito, escribo esto y creo que no hay necesidad de explicar lo clasista, y lo absurdo. Pero dado que sí hay personas que hacen eco, quizá alguien se beneficie de este ejercicio.
Pregunta número uno:
¿Cómo van a saber qué mesera o mesero votó Morena y no por Xóchitl?¿Asumen que todos los meseros son morenistas o les preguntarán? ¿O acaso cometerán un castigo colectivo contra todos los meseros, sin importar si específicamente aquel que sirve la comida votó por la candidata contraria?
Deben saber que el castigo colectivo, es decir, el cometer un agravio contra un colectivo por lo que hicieron sólo algunos de sus miembros, es un delito. Está penado por la ley. Pero en este caso, claro, se trata de propinas, de algo que supuestamente uno deja si el servicio de la persona fue satisfactorio. Aunque ahora eso no importará. No importa si la mesera fue muy amable y llevó la comida en tiempo y forma, además sirvió una limonada extra de cortesía que no incluyó en la cuenta. No dejamos propinas porque perdió Xóchitl.
Flaco favor hacen
Luego, no darán limosnas.
Este es todavía más problemático porque una situación común entre las poblaciones callejeras es que no tienen credencial de elector, o si la tienen, es de sus lugares de origen y no suelen votar.
¿Van a hacer un sondeo para saber si votaron o no, o de nuevo hay “un castigo colectivo”?
Pero, me pregunto si esta idea de que no dejarán limosnas incluye la iglesia, ¿o esas limosnas sí? O depende de qué partido haya ganado en la iglesia a la que vayan.
Pero la peor expresión es la más reciente, en la que llaman a no dar ningún apoyo a víctimas de desastres naturales en Campeche porque la gente se lo buscó.
No mencionemos que los desastres naturales llevan ocurriendo, vaya, toda la vida. Que sí, se han acrecentado en todo por supuesto. Pero qué debe haber en la cabeza de alguien para decir que ahora los damnificados se rasquen con sus uñas, que Morena les ayude, porque ellos no ayudarán.
¿Qué harán? ¿Preguntarán bajo los escombros si alguien no votó por Morena? ¿Enviarán ayuda únicamente a los municipios en los que determinada Alianza salió vencedora?
¿Se imaginan si la oposición hubiera tomado la misma postura en el 2017 durante el sismo? Que rescatistas, voluntarios, decidieran que dado que en la alcaldía Benito Juárez suelen votar por el PAN –y fue donde cayeron muchos edificios nuevos, por cierto, debido a la corrupción inmobiliaria– no arriesgarían su vida rescatando a alguien porque ahí de seguro votaron por el equipo contrario?
¿Es esa la oposición que México requiere? ¿la qué propone que «ya que no ganó mi candidata, jamás ayudaré en una tragedia» porque los damnificados son idiotas? ¿tan idiotas como los miles de muertos en el 85? ¿Quién gobernaba en el 2017, cuando un terremoto destruyó Morelos y Ciudad de México? ¿Quién gobernaba en Hermosillo cuando ardió la guardería ABC? ¿Había que preguntarles a las niñas y niños ahí por quién habían votado sus papás?
¿Y qué hacemos con los que no votaron? Porque si bien no votaron por Morena, tampoco lo hicieron por Xóchitl. ¿Ellos también deben ser «castigados», ya no por chairos, sino por ultra mega requetechairos?
Es que imagínese el sinsentido.
Ahora, cada vez que se pierda un excursionista, primero habrá que ver por quién votó antes de ir a buscarlo.
Algunas regiones en Campeche, en Chetumal, actualmente se encuentran inundadas por las lluvias frente a la crisis climáticas. Y desde redes cuestionan por qué ayudar, ya que de seguro votaron por Morena.
Jódanse, gritan desde no sé qué lugar. ¿En qué lugar hay que estar para razonar así?
Ojalá sólo fuera estupidez en línea. Hasta qué punto este esfuerzo coordinado va a generar aún más daño social, más división y polarización. Este es un proceso de deshumanización: el otro no es digno de ayuda por su origen o ideas. Parece sólo ruido en internet, pero muestra aspectos profundos de nuestra sociedad que sí que son probablemente un lastre grave que nos impide ser mejores.
Ojo, no se trata de que no haya oposición, de que no existan partidos de otra vertiente. Se trata de que dejemos de deshumanizar al otro.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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