La resistencia a la operación de la termoeléctrica en Huexca, Morelos, empieza a escalar. Los pueblos inconformes recuerdan al presidente Andrés Manuel López Obrador una fecha, 1911, cuando Madero, dicen, traicionó a Zapata. Y la consecuencia fue grave
Texto y fotos: Estrella Pedroza
La resistencia contra la operación del Proyecto Integral Morelos (PIM), que contempla una termoeléctrica en Huexca, ha entrado a una nueva etapa.
Este fin de semana hubo una agitada protesta de pobladores de comunidades cercanas al megaproyecto, donde el mensaje central fue directo a Palacio Nacional:
Los pueblos en el oriente del estado no permitirán que la planta empiece a funcionar en diciembre, como anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Lo dijo Francisco García, ejidatario de Cuautla durante un mitin. “Vamos a seguir adelante con más protestas, con más jornadas hasta que este proyecto se venga abajo” advirtió.
Pero hay más. Los inconformes adoptaron una de las banderas centrales de Emiliano Zapata, el Plan de Ayala con el que el Caudillo del Sur desconoció al entonces presidente Francisco I. Madero.
Los zapatistas acusaron al mandatario de traicionar a la patria, y con ello se dio inicio a una prolongada guerra insurgente en la que participaron casi todos los habitantes de Morelos.
Un símbolo que no parece casualidad, insistieron los opositores a la termoeléctrica. “Te pedimos perdón por no saber defender el agua que nos legaste con tu fuerza y tu sangre”, señalaron en una protesta frente a la estatua de Zapata en Cuautla.
No fue la única referencia a la batalla del icónico personaje de la Revolución Mexicana: la protesta de este fin de semana coincidió con el aniversario 109 de la promulgación del Plan de Ayala.
Y ocurrió, además, a una semana de que la Guardia Nacional desalojó un plantón que durante varios meses sostuvieron los inconformes a la termoeléctrica.
Una acción que fue severamente cuestionada al presidente López Obrador, y que según los vecinos del oriente de Morelos sólo avivó la inconformidad contra el polémico proyecto.
Algo que empieza a crecer. Organizaciones civiles de Oaxaca y Puebla anunciaron que esta semana planean marchas y protestas en solidaridad con los pueblos morelenses.
A las críticas el mandatario dijo que los inconformes son una minoría. Y explicó sus razones para mantener la reactivación de la planta.
“Se trata de una inversión de cerca de 25 mil millones de pesos y no podíamos dejar que se convirtiera en chatarra. Estamos hablando de dinero público”.
El plan es que la termoeléctrica empiece a funcionar antes de finalizar 2020. En una parte de Morelos el plan noes bien visto.
La indignación creciente se notó este fin de semana. La Guardia Nacional y la policía estatal establecieron un cerco en San Pedro Apatlaco, donde se desalojó el plantón hace unos días y que es el acceso principal al acueducto.
Una avanzada de tractores encabezó el contingente que partió de Ciudad Ayala. Al llegar a la comunidad vecina se encontraron con una valla metálica y una barricada de piedras instaladas por la policía.
Parecía un campo de batalla donde las fuerzas parecían desiguales: los policías portaban escudos y toletes. Los inconformes sólo los puños y sus gritos.
La calle donde se concentraron es estrecha, con una sola salida bloqueada por los policías. Decenas de personas se amontonaron, algunos sin cubrebocas. La sana distancia por la pandemia de covid-19 quedó en el olvido.
Un grupo de mujeres pegó en las placas de metal copias de la resolución de un amparo que suspende de manera provisional la obra hasta que se resuelva el conflicto social en torno al PIM.
De pronto algunos campesinos lograron abrir un trozo de la valla lo que activó una alarma y obligó a los policías a tomar posición de repeler un ataque.
La tensión creció en minutos. Algunos pretendían entrar a San Pedro Apatlaco para reinstalar el plantón desalojado; otros llamaron a la prudencia.
Hubo algunos empujones pero al final prevaleció la prudencia. La convocatoria fue a una marcha pacífica, recordaron algunos, con la molestia de los más radicales.
Juan Carlos Flores, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, el Aire y el Agua Morelos Tlaxcala, Puebla y Morelos, recordó entonces el motivo de la protesta.
“Ésta es la notificación de los pueblos a los mandos policiales de que hay amparos vigentes que impiden la construcción de acueducto y hoy están violentando, aquí se los estamos dejando” dijo mientras agitaba los documentos.
Se trata de ocho amparos interpuestos contra el Proyecto Integral Morelos, de los cuales cuatro son en defensa del agua de la región.
Es, de hecho, una de las razones centrales de la oposición a la termoeléctrica: el riesgo de agotar y contaminar los mantos freáticos en el oriente de Morelos.
El PIM contempla un gasoducto que cruza por Tlaxcala, sigue por Puebla –inclusive a unos kilómetros del volcán Popocatépetl, en constante riesgo de erupción- y termina en la termoeléctrica de Huexca.
Es parte del riesgo que denuncian miles de personas en el oriente de Morelos. Y es también la razón de la reciente escalada en la protesta e indignación de las comunidades.
“Éste es un mensaje para López Obrador” subrayó Flores. “Los pueblos están puestos y dispuestos a luchar y defender el agua, el pueblo de Morelos es prudente pero cuando se cansa ni hay nada que lo frene”.
“López Obrador traicionó al pueblo, prometió que cancelaría el proyecto y usa la Guardia Nacional para implementar estos megaproyectos cuando debería estar luchando contra el crimen” aseguró el activista.
Jorge Zapata García, nieto del General Emiliano Zapata Salazar, exigió al jefe del contingente policíaco que se acercara a recibir la copia de los amparos. Nadie le hizo caso.
El descendiente del Caudillo del Sur recordó entonces el significado de la protesta:
Esta vez fue pacífica, “pero cuando el pueblo vea que no tienen agua ni para lo elemental ni para los cultivos, entonces si la protesta será más radical y se va a tirar todo lo que ya está construido con todo y la inversión millonaria”
Luego siguieron más advertencias. Luis Toledano Muñoz recordó lo que decía su abuelo Cándido Muñoz Vélez, coronel en el Ejército Libertador del Sur, encabezado por Zapata.
“Cada cien años se tendrá que derramar la sangre para que vuelvan otros cien años de tranquilidad y paz”, dijo.
La historia, añadió, tiene lecciones como la traición del presidente Madero a Emiliano Zapata, y también la respuesta que tuvo el pueblo en ese momento: el Plan de Ayala y la insurrección posterior.
Los inconformes con la termoeléctrica en Huexca aseguran que viven un momento igual al de 1911. “Ahora se repite la historia robándonos nuestra agua con los nuevos hacendados” dijo Toledano.
“De que nos sirve la dotación de agua que nos dieron en 1926 y los amparos si no nos los respetan”.
La respuesta ahora, como en ese entonces, será la misma: “Lucharemos hasta vencer o morir”.
Reportera freelance e integrante de la organización Reporter@s Morelos por la profesionalización y dignificación del periodismo.
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