16 abril, 2023
En 2021 un tuit de desahogo fue el inicio de la cuenta que expone los abusos laborales en los restaurantes de la capital: Terror Restaurantes. Dos años después, sus tuits llegaron a una denuncia penal contra el racismo de una cadena restaurantera y ahora busca generar una red que empodere a la clase trabajadora.
Texto: María Ruiz
Fotos: Alexis Rojas
CIUDAD DE MÉXICO. – Rodrigo D. ha visto los estragos de las pandemias en los trabajadores de la industria restaurantera. Primero en 2009, durante la pandemia de influenza H1N1, siendo gerente de Le Pain Quotidien Condesa. Ahora, durante la pandemia de covid, recibiendo denuncias desde la cuenta de Terror Restaurantes.
A dos años de leer una y otra vez casos de violencia laboral, Rodrigo decidió que necesitaba darle redirección al proyecto: crear y promover redes con un mismo fin: acabar con las violencias dentro de esta industria.
Rodrigo es cocinero. Trabajó durante algunos años en restaurantes como Le Pain Quotidien y Delirio. Ahí vivió la explotación laboral y se cansó de ella.
En 2021, durante la campaña de distanciamiento social, un grupo de empresarios restauranteros comenzó a protestar para pedir que abrieran los restaurantes, a pesar del semáforo rojo.
Este hecho le removió las memorias a Rodrigo. Entonces tuiteó sobre su experiencia de explotación en 2009, cuando la influenza H1N1 provocó también un distanciamiento social.
El tuit se viralizó, y comenzaron a llegar muchas denuncias: de 2009 a 2021 nada había cambiado y la explotación laboral seguía presente en los restaurantes. La pandemia de covid los volvió a evidenciar.
Rodrigo decidió entonces hacer una cuenta para compartir estas denuncias. Uso la palabra Terror, evocando el miedo que se tiene al vivir violencias en el trabajo: el terror a denunciar y lo que pueda pasar. También se inspiró en otra cuenta que ya existía: Terror Agencias, dónde se exponen las violencias laborales dentro de Agencias publicitarias.
No le encanta el nombre de Terror Restaurantes, pero a bote pronto funcionó tanto que actualmente tiene cuentas en Facebook, Instagram y una cuenta de Twitter con 79 mil seguidores.
Terror es parte de la ola de cuentas donde se publican denuncias de empresas, negocios, famosos, etc. Algunos ejemplos: Melodrama Mx (denuncias de la industria de la moda) o Tenemos que Hablar (grupo que expone violencias laborales en medios de comunicación).
La cúspide de Terror Restaurantes sucedió hace unas semanas, cuando el gobierno de la Ciudad de México anunció que levantaría una denuncia penal contra Sonora Grill por racismo y falsificación de datos. Y esto no se habría logrado sin la denuncia pública que se hizo desde esta cuenta.
Gobierno de la Cdmx presentará denuncia contra Sonora Grill por fraude y discriminación
“Terror es un movimiento antirracista, no concibo esto sin ser antirracista. Vi una nota de un chef, otro Enrique Olvera, con ese poder, influencia y restaurantes en el mundo: Gastón Acurio. En uno de sus restaurantes no dejaron entrar a tres mujeres negras y les dijeron que era porque no venían vestidas formales, pero en el video se ve cómo dejaban pasar a otras personas sin esa vestimenta. Subí la noticia y dije ‘racismo en este lugar’. Al poco tiempo me escribió alguien, que en Sonora Grill no le querían pagar el finiquito. Le mandé datos y todo eso y me dijo ‘vi tu nota de Francia, así lo hacen en Sonora Grill, dividen por zonas’” cuenta Rodrigo sobre cómo llegó el testimonio de racismo en este restaurante.
Esto sucedió en Francia, en el restaurante Manko del chef Gastón Acurio. Replicar esta denuncia logró visibilizar las prácticas racistas que existen en la Ciudad de México y que no suceden únicamente en el Sonora Grill.
A Terror llegó luego el caso de Rosetta. El Tik Toker Soli Boli denunció ser discriminado en la atención dentro de la panadería.
@solibolita Nos lanzamos a #comer a #Panaderia Rosetta porque pues a la wera le gusta pero la neta nos quedamos con muy mal sabor de boca 😒 y eso que no alcanzamos a comer nada 😅😣 #Foodie #Comida #Restaurante #Restaurant #Reseña #SaboresTikTok #SoliBolita #pan #maltrato ♬ sonido original – Soli Boli 😐✌🏽
Esta denuncia desató otras más, no sólo por discriminación: por robo de propinas, acoso. Las denuncias también llegaron al buzón de Terror Restaurantes e incluían hasta un engaño en el tipo de queso que se usa en la elaboración del pan estrella de la chef Elena Reygadas.
Una de las conclusiones de Rodrigo sobre estos dos casos es que la violencia en restaurantes se voltea a ver hasta que afecta a los clientes, pero la que vive la clase trabajadora es constantemente ignorada:
“Está cañón que la gente nos voltea a ver hasta que le toca al cliente. Normalmente esa discriminación es de un mesero que está siendo explotado y obligado a ser racista” explica el activista.
En estos años de denuncias públicas se han registrado distintos tipos de violencias. Una de las más marcadas es la falta de salario digno y la relación que tiene esta ausencia con el manejo de las propinas.
En México, la propina es voluntaria, si un restaurante obliga al cliente a dar propina, el establecimiento puede ser multado. Además, la Ley Federal del Trabajo indica que :“Los patrones no podrán reservarse ni tener participación alguna en ellas“
Aún así, cada restaurante decide cómo reparte las propinas. Varios las utilizan para subsidiar los salarios de cocineros, hostess, sommeliers, personal administrativo, incluso gerentes.
“Son un arma de dos filos. Hay quienes no quieren que cambie el sistema porque hay quienes ganan 40 mil pesos al mes, pero con lo que genera Pujol sin problema sus trabajadores podrían vivir en Polanco y tener una vida tranquila, pero no, porque aunque ganen 40 mil de propinas no tienen Infonavit. Es una industria que genera millones, pero es una industria que roba millones. Estamos hablando de un robo histórico, le han robado a generaciones. Se tendría que hacer una demanda masiva a la industria y pedir una indemnización” denuncia Rodrigo.
Rodrigo cuenta que es un problema que existe en todo el mundo, un error sistémico. Que en sí misma, la propina es un error. Además de que éstas también fomentan acoso porque las meseras y meseros siempre tienen que ser muy amables, sonrientes y verse bien.
Las propinas son el diablo por todo lo que provocan. Hay que educar a la gente, que entienda las propinas” comparte Rodrigo.
Las propinas también son una forma de castigo. Hay negocios donde te las quitan si no cumples con algunas de sus normas. Pero quitar propinas no es el único castigo: hay lugares donde incluso llegan a la violencia física o psicológica.
Esto es parte de la vieja escuela de la gastronomía, la que hizo nacer modelos como el Fine Dining. Este concepto se usa para nombrar a los restaurantes que brindan no sólo comida, sino experiencias: la alta cocina. Pero es un modelo lleno de violencias.
El modelo de Fine Dining está basado en un sistema militar. Las cocinas de restaurantes eran como estar en el ejército. Es una herencia que viene desde Francia, esta imagen del chef francés muy loco, de la vieja escuela de la gastronomía, una escuela muy violenta. El acoso está ahora fuera de control pero antes era la violencia física, ahorita la violencia es más psicológica pero antes te aventaban sartenes o aceite caliente” cuenta Rodrigo.
Estos modelos de lujo ejercen violencias como obligar a los meseros a hacer gastos más allá de sus posibilidades. Como el caso de Pujol, donde además de que te cobran el uniforme te obligan a comprar una pluma de 600 pesos y no te dejan trabajar si no la llevas.
“Te decían que marca comprar, porque al darle la pluma a los clientes, ¡¿cómo les vas a pasar una Bic?! Todos los días te revisaban y si no tenías la pluma no tenías propinas, o te regresaban a tu casa, o no te pagaban” cuenta Fer, la administradora de la cuenta de Restaurantera Feminista.
Restaurantera Feminista es una cuenta que denuncia violencia de género en los restaurantes. Surgió después de la denuncia que su administradora realizó por ser acosada por el Capitán de Quintonil. En ese entonces se enfrentó a ser revictimizada y tener que dejar su trabajo porque no creyeron en su testimonio.
Fer no quería que ninguna otra mujer se sintiera igual de sola, por eso abrió la cuenta, pero llegaron tantas denuncias que en ese momento de vulnerabilidad decidió pausar y sanar. Este año la cuenta renació para la marcha del 8M.
“Estaba enojada y gracias a todo esto se empezaron a acercar muchas morras igual de enojadas y con muchas propuestas. A partir de la marcha nos estamos organizando, mi idea es crear una ONG para educar, que sepan qué hacer en estos casos, cuando te amedrentan, amenazan y te obligan a renunciar a la fuerza” cuenta Fer.
Ahora Restaurantera Feminista empezó a trabajar en conjunto con Terror Restaurantes:
“Tenemos que empezar por empoderar a la clase trabajadora. Rodrigo se enfocará en todos y yo en las morras. Es lo que necesitamos, tejer redes. Y es la única manera en la que vamos a poder” comparte.
El proceso de la denuncia en línea ha estado lleno de aprendizajes. Desde cómo publicar y cuidar a los denunciantes, hasta la más reciente conclusión de Rodrigo: el autocuidado.
Desde Terror Restaurantes siempre han estado abiertos a la réplica. Lo que buscan es que se diga algo, que se muevan, que cambien las cosas.
La gente está ávida por contar sus historias de terror, pero a dos años la denuncia es solo un paso y el internet una herramienta. Esto Rodrigo lo sabe; por eso está empezando a tejer redes y a mandar mensajes para promover la organización.
A Rodrigo tampoco le gusta el protagonismo. Además, está seguro que para que un movimiento funcione no debe haber líderes, sino colectividades, comunidades. Por eso se unió a Restaurantera Feminista, una cuenta que denuncia la violencia de género dentro de los restaurantes.
En estos años de aprendizaje, uno de los más importantes es el reconocer el poder del lenguaje y la importancia de decir las cosas como son:
No se dice reposición de loza, se dice robo de propinas. No es una comisión de tarjeta, es un robo de propinas. Es lo que cuesta decir: me están robando, me están acosando».
«Tenemos que cambiar el lenguaje: no pagar horas extras, no tener un contrato, es explotación laboral. Decirlo como es, aunque suene fuerte” explica Rodrigo.
Cuando pasó lo de Rosetta, Rodrigo entró en crisis. Elena Reygadas no sólo era su chef favorita, sino que llegaron tantos testimonios que lo llenaron de coraje. Fueron muchas emociones fuertes. Se dio cuenta que tenían que cambiar algunas cosas de su vida.
“Definitivamente esto no es el estilo de vida que quiero. Vivo en un estado perpetuo de ¿sabes qué es lo que me emputa más? porque traigo muchos casos y necesito un descanso. Mi último acto es hacer una gira virtual por los estados y lo que les puedo ofrecer es la base: sacar casos de esos estados para que los investiguen y luego generen estos testimonios locales. No importa que les sigan 50 personas, 100… a alguien le va a servir esa información” confiesa.
– ¿Te gustaría que se creará una red y luego llevarlo a lo legal?
–Eso quiero. Hacen falta colectivos. La Restaurantera Feminista está empezando a tener un perfil. Ya puede convocar a gente. Esperemos que después sean asambleas en todo el país. Estamos trabajando en un manual para saber qué hacer cuando se denuncia. Hay que redactarlo bien, me gustaría que sea público y modificable, un poco como wikipedia.
Otra propuesta de Restaurantera Feminista es la creación de una bolsa de trabajo:
“La primera acción debe ser que la gente sepa sus derechos laborales, dar talleres. Me gustaría regalárselos a los trabajadores pero venderlos a los empresarios. También quiero crear una bolsa de trabajo- Me gustaría hacer una lista de restaurantes que sean seguros. Si me pongo a pensar ahorita el único lugar es Masala y Maíz” cuenta.
Los activistas también han pensado en un fondo de donaciones para acompañamiento económico porque luego cuando denuncias los restaurantes no te quieren pagar finiquito.
A mí me pasó que me sentí muy sola. Tejer una red de apoyo, es justo lo que queremos hacer. Que la gente se involucre de verdad y señalar lo que está mal. Señalar a los acosadores, a los que permiten que esas personas sigan ahí”, dice.
–Siempre hablamos de precarización laboral, de que no hay acceso a tener una casa propia pero tenemos una desconexión muy grande con la clase obrera, ¿qué está pasando con esto?
–Hay que ver lo que está pasando con los sindicatos de Starbucks en EU. Justamente son de los pioneros en empezar a formar sindicatos por tiendas. Ahora están en guerra porque Starbucks está empezando a cerrar tiendas sindicalizadas.¿A dónde quiero que vaya Terror? A algo así. Allá los jóvenes están dándose cuenta y construyendo, siempre con transparencia y nunca fijando el poder en una sola persona. Algo democrático y sano. Establecer reglas y poner incluso hasta protocolos en caso de rupturas. Todavía tenemos miedo y somos tibios. La tibieza viene con el miedo. Es un país violento, tenemos antecedentes como el 68, claro que hay un trauma colectivo de que si salgo a protestar me pueden matar. Pero a partir de entender por qué llegamos a estos temas, vamos a entender que tenemos que hacer. Si queremos dejar como generación un legado hay que dejar estos ejemplos. Documentar lo que pasó con el Sonora Grill, con Elena Reygadas.
–¿Qué le dirían a los consumidores, cómo se pueden involucrar?
–Desde Terror la intención es que no trabajen ahí. No queremos decir no vayan porque no queremos alimentar la cultura de cancelación pero creemos que realmente no le tenemos que decir eso a quién entendió el mensaje. Y es una solución que no soluciona porque siempre hay suficientes ricos para Quintonil. Necesitamos que se involucren. A los empresarios chiquitos decirles que construyan una industria dentro de la industria, que den cursos de derechos laborales, que si no podemos tumbar la industria hay que hacer una industria a lado que sea más responsable. Y que el futuro es la colaboración , lo colectivo, no lo vamos a lograr soles.
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