Dos años después de su asilo político, Luis Arce volvió a México. Ahora como el presidente de Bolivia ratificó su apoyo al proyecto de Andrés Manuel López Obrador y aseguró que fue la nacionalización del litio lo que provocó el Golpe de Estado de 2019. Más tarde, los mandatarios firmaron una declaratoria de 23 puntos y acordaron impulsar un frente para limitar el margen de acción de las misiones electorales
Texto: Daniela Pastrana
Fotos: Presidencia
CIUDAD DE MÉXICO.- La frase carga de historia el ambiente del salón Tesorería “Es una felicidad venir a México, esta vez ya no en calidad de refugiado, de asilado, ante el golpe perpetuado en mi país en noviembre del 2019”.
El que habla es Luis Arce Catacora, presidente de Bolivia desde el 8 de noviembre de 2020. Se refiere a los aciagos días de 2019, cuando Evo Morales y su gabinete tuvieron que huir del país andino tras el golpe de Estado del 10 de noviembre de ese año.
Parece que fue hace mucho tiempo. El mundo ya tuvo una pandemia y Bolivia dio otra vuelta a la tuerca con un arrasador triunfo electoral del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del destituido Evo (lo que, de acuerdo con el periodista Pablo Ortíz, reveló que “no era el proyecto del MAS el que estaba agotado, sino el mando único, la repetición sin fin de la figura de Morales como presidente”). El propio Luis Arce, quien entonces era ministro de Economía, ya logró evadir la cárcel, vivió un exilio, y sobrevivió a un atentado dos días antes de asumir la presidencia.
Pero este 24 de marzo, de nuevo en la ciudad de México, Luis Arce está contento de ver de nuevo a quienes lo salvaron a él y su proyecto político: “para mí es simbólico venir al país que me cobijó, al país que se solidarizó con nuestro proceso de cambio en Bolivia y que hoy venimos a decirle: ‘presidente Manuel López Obrador: recuperamos nuestra democracia, recuperamos nuestro proceso el Bolivia”.
El hombre al que se refiere es el presidente de México, que no solo dio asilo al presidente que huía y su equipo, sino que operó una compleja logística de salvamiento que este día es recordada por el canciller Marcelo Ebrard.
“Nuestro país recurrió a su tradición de solidaridad y de aplicación al derecho de asilo”, dice el mandatario mexicano tras reconocer la “hazaña” del pueblo boliviano, que “a pesar del acoso, de la polarización, resolvió el conflicto de manera democrática y yo diría ejemplar, porque en muy poco tiempo se restableció la legalidad”.
También reconoce al “movimiento indígena, popular, democrático, de Bolivia, que demostró una nueva manera de gobernar en favor del pueblo y en favor, en especial, de los más pobres, de los marginados”.
De ese modelo económico, que redujo la pobreza extrema de 38 a 15 por ciento y llevó a Bolivia a ser el quinto país con mejor distribución del ingreso de la región, fue artífice Arce, ministro de economía por dos periodos en el gobierno de Evo.
“Los indicadores sociales eran muy, muy buenos, la economía crecía, vino el golpe de Estado que nos dejó, lamentablemente, un país quebrado, un país técnicamente destrozado y que hoy nos toca reconstruir”, dice ahora.
Como lo hizo hace un mes el argentino Alberto Fernández, el presidente de Bolivia reafirma en México su apoyo al proyecto de Andrés Manuel López Obrador: “Para nosotros estar acá presentes significa restablecer nuestras relaciones entre países”, dice.
“Esas relaciones de dos países hermanos, que tienen mucho para poder trabajar en común, se mermaron por un tema absolutamente ideológico, político, por parte del gobierno de facto. Y para nosotros estar acá es dar el impulso y reivindicar todo el trabajo que hizo la diplomacia mexicana en nuestro país, recuperar esa hermandad entre ambos pueblos”.
Luego, a pregunta de la prensa, explica su fórmula para acabar reducir la pobreza y la desigualdad, que no es muy distinta de la visión desarrollista del gobierno mexicano: recuperar para el Estado el usufructo de los recursos naturales, para la redistribución de la riqueza.
“La clave era, básicamente, generar excedentes económicos que, en lugar de que el mercado sea el mecanismo de asignación, sea el Estado”, dice, y si no fuera porque habla en un castellano más fluído podríamos pensar que el que habla es el presidente López Obrador.
“El modelo neoliberal, normalmente y en todo lugar, genera concentración de ingresos en pocas manos. Es parte de la lógica del propio modelo (…) la antítesis nuestra es redistribuir el ingreso para generar un ingreso sostenido, equitativo y dar oportunidades a todos. El modelo es sencillo: generar excedentes, el Estado se apropia, se redistribuye en la sociedad y conformamos una sociedad más igual. Una sociedad más igual -y ahí está la hipótesis- crece más rápidamente”.
La pregunta de Ernesto Ledesma, de Rompeviento TV, sobre la experiencia de Bolivia de nacionalizar el litio, suelta una bomba que pocos cachan:
“Bueno, en realidad fue justamente este uno de los objetivos del golpe de Estado”, dice Arce Caratoca.
La narración que hace el presidente boliviano debe ser escuchada con pausas por los legisladores que están promoviendo en México la nacionalización del litio:
“Bolivia estaba avanzando, en la industrialización, teníamos un acuerdo muy avanzado con una empresa alemana, íbamos a beneficiarnos de la planta, la tecnología y todo para producir y exportar baterías de litio desde Bolivia. Habíamos avanzado en la minería, nosotros estábamos ya en la separación del cloruro de potasio, el carbonato de litio, ya lo estábamos produciendo. En el departamento de Cochabamba ya había una empresa que estaba produciendo vehículos con batería hecha en Bolivia; aunque evidentemente la producción era bastante pequeña, ya era prometedora, con litio boliviano teníamos nuestros propios vehículos que circulaban en ese departamento. Y cuando estábamos por suscribir el contrato con esta empresa alemana para que venga a Bolivia en definitiva y pueda construir la planta y empezar a producir baterías de litio, viene el golpe de Estado, que justamente uno de los pilares fue generar -en el departamento Potosí, donde está la mayor reserva de litio que tenemos en el Salar de Uyuni- condiciones de protesta que empezaron justo a pocas semanas de llevarse las elecciones del 2019”.
“El gobierno nacional, para evitar cualquier conmoción preelectoral, paralizó el proyecto, que después paradójicamente retomó el gobierno de facto y había declaraciones del candidato a la Vicepresidencia, Samuel Doria Medina, que mencionaba: ‘Sería muy interesante que la empresa Tesla pudiera venir a Bolivia a industrializar el litio’, ya lo mencionaba. Y a las pocas semanas también se conocía en las redes sociales una declaración de un alto ejecutivo de Tesla que decía que ellos van a hacer golpe de Estado allá a donde sea necesario. Entonces, a nosotros nos quedó absolutamente claro que el objetivo económico del golpe de Estado era el control del litio boliviano”.
México es el séptimo país con litio en el mundo y las mineras han tomado como estrategia vender sus empresas para traspasar las concesiones, advierte el periodista, redirigiendo el lente hacia el mandatario mexicano.
López Obrador dice que está analizando la posibilidad de tener una mayor participación en la explotación del litio: “Vamos a seguir revisando la importancia para nuestra economía de explotarlo”.
En la minería, sigue, “se dieron tantas en el periodo neoliberal que sí cuesta trabajo regular todo lo que significa el comercio, la venta de estas mismas concesiones; porque en sentido estricto se entregaron estas concesiones en demasía, no para producir, ni oro ni planta, ni cobre, ni litio, sino fundamentalmente -aunque parezca increíble- para especular en el mercado financiero”.
Luego, suelta dos guiños que se pierden en la información del día:
Que México producirá sólo para el abasto del mercado interno. «Nosotros ya tomamos la decisión de no producir más allá de lo que necesitamos para el abasto de nuestro mercado interno; vamos a cuidar este recurso que no es renovable, vamos a conservarlo y a dejar la herencia a las nuevas generaciones. No vamos a sobreexplotar».
Y que las decisiones serán independientes de presiones por el tratado comercial con Estados Unidos. «En el tratado comercial con Estados Unidos se acordó de que el manejo de los recursos naturales de México es una decisión soberana de los mexicanos. Esa cláusula llevó a una negociación tensa, difícil, de más de una semana de rupturas de las pláticas con el gobierno de Estados Unidos, pero al final se aceptó nuestra condición y no están comprometidos los recursos naturales de México, somos independientes para hacer de esos recursos naturales lo que más convenga a nuestro país y a nuestro pueblo».
Horas más tarde, luego de una reunión de trabajo, los gobiernos de México y Bolivia acordaron hacer un llamado a Organización de Estados Americanos para respetar la democracia y no intervenir en asuntos internos de las naciones.
Esto ante las diversas acciones que el secretario general la OEA, Luis Almagro, emprendió contra Bolivia y que incluso favorecieron el golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales.
La declaración conjunta de 22 puntos incluye promover el acceso universal, justo, equitativo y oportuno a medicamentos, vacunas e insumos médicos para hacer frente al Covid-19: y suprimir las visas turísticas a más tardar en mayo de este año.
«Marcelo Quiroga Santa Cruz, un gran pensador político boliviano, decía que la historia de Bolivia se traduce en la historia del saqueo de nuestros recursos naturales. Y justamente nuestro modelo ha puesto fin a ese saqueo de nuestros recursos naturales y el Estado es el que lo hace y se beneficia toda la población a través de estos mecanismos de redistribución del ingreso».
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
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