Las guerras benefician mucho a algunos grupos económicos. Actualmente hay sectores que buscan escalar los conflictos mundiales
Por Lydiette Carrión / @lydicar
Este fin de semana la tensión a nivel global sufrió una nueva escalada. Este 14 de abril, Irán –un país que vive bajo una teocracia fundamentalista– lanzó un ataque múltiple con drones a Israel. Parece que este ataque no tuvo grandes repercusiones, si bien Israel aseguró que resultó asesinada una niña beduina de 7 años.
Sin embargo, este ataque sí que escaló la tensión en la región de Medio Oriente y el domingo 15 de abril la Organización de las Naciones Unidas convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.
En esa reunión, los posicionamientos fueron muy claros: Israel aseguró que es blanco de agresiones y que responderá. Irán advirtió que la agresión responde al ataque que Israel perpetró el 1 de abril a su embajada en la ciudad de Damasco, donde murieron 13 personas. También “prometió” dejar el problema hasta ahí, siempre y cuando ningún país haga algo más. Europa, en términos generales, condenó el ataque por parte de Irán. Se habló poco y por encima de la situación en la Franja de Gaza. Horas más tarde, una nota aseguró que «fuentes militares» de Arabia Saudita revelaron que Irán estuvo detrás del ataque de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre.
El conflicto entre Irán e Israel se ve lejano desde México. Sin embargo, es un escalón más en una descomposición del orden mundial en los últimos dos años.
Está el contexto de seis meses de genocidio en la Franja de Gaza, tras los ataques del 7 de octubre contra población israelí, también en el contexto de un proceso de estancamiento y alargamiento de la invasión de Rusia a Ucrania, y finalmente, un proceso de reacomodo de fuerzas políticas y económicas mundiales.
Las guerras benefician mucho a algunos sectores económicos. Se ha documentado, por ejemplo, cómo la venta de armamento a Ucrania por parte de Estados Unidos permitió que este país se recuperara más rápido tras la pandemia.
¿Lo mismo ocurre con Rusia? No. Su economía no ha sido destruida al menos, pero parece que se encuentra totalmente volcada a una lógica de guerra que deja poco lugar para el crecimiento o la diversificación. Ucrania es la nación más afectada. Su economía quedó desmantelada, se calcula que al menos 5 millones de personas han sido desplazadas en un país de 45 millones. De acuerdo con algunos cálculos, al menos 9 mil civiles han sido asesinados en los últimos dos años.
Ahora bien, vayamos a Oriente Medio, cuando el pasado 7 de octubre un escuadrón de Hamás incursionó en territorio de Israel, y atacó y mató a civiles. Se calcula que aquel día resultaron unos mil 200 civiles muertos y dos centenares secuestrados.
Desde entonces, los ataques de Israel sobre población en Gaza han ocasionado al menos 34 mil muertos (dos terceras partes eran mujeres y niños) y casi dos millones de desplazados –de una población de poco más de 2 millones–.
Según algunas notas en la prensa, esta guerra ha provocado que la economía de Israel caiga en casi un 20 %, pero paradójicamente han sido los países vecinos los más golpeados. Por ejemplo, el turismo en Egipto y Jordania cayó y sigue sin recuperarse. Líbano, por su parte, también resulta afectado.
Si el problema escala con Irán, entonces toda la economía mundial puede verse afectada debido al precio de los hidrocarburos. Entonces habrá sectores –aquellos con control de hidrocarburos– que lograrán sortear esta crisis e incluso beneficiarse. ¿Cómo es posible que economías se recuperen por medio de guerras? Pues ha sido la historia de la humanidad. Pero esto a costa del sufrimiento de millones de personas en el mundo.
¿Los problemas siguen resonando lejos para México? Me pregunto si la invasión de la embajada de México en Ecuador es de alguna manera resultado de este crispamiento, y de este nuevo actuar de violar las reglas sin consecuencias. Es decir, si en Medio Oriente se puede atacar una embajada, matar gente y que no existan sanciones ni llamamientos reales, ¿qué más da que en un país pequeño, las autoridades invadan la embajada mexicana? Total, es otro país de poder e importancia bastante medianas.
Pero de nuevo pareciera que para los problemas que se viven cada día en México –la violencia, la profunda desigualdad, y los propios procesos electorales–, hasta Ecuador es irrelevante. Sin embargo, es en estos signos de profunda tensión que podemos “leer” una situación innegable: el orden mundial ha estado girando a una suerte de entramado multipolar –no ya uno hegemónico, ni dividido en dos polos–, pero hay intereses que se ven afectados y que pelearán con uñas y dientes, incluso a costa de muchas vida humanas.
(A veces me gusta pensar que construiremos un mundo más solidario, más responsable y más gozoso. Otras, sobre todo con tantas guerras aconteciendo, pienso que como humanidad no lograremos dar ese salto civilizatorio.)
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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