Sujo, de Fernanda Valadez y Astrid Rondero, demuestra la influencia que tiene la narcocultura sobre las personas, presentando diversas perspectivas sobre cómo transitarla, tanto al criar como al crecer dentro de ella. Refleja la complejidad y el alcance de la violencia cuando esta se convierte en un elemento tan incrustado en el sistema
Texto: Andi Sarmiento
Foto: Tomada del trailer oficial
CIUDAD DE MÉXICO. – Esta producción, recién estrenada por las cineastas mexicanas Fernanda Valadez y Astrid Rondero, nos presenta la historia de Sujo, un niño de la zona rural de Tierra Caliente, Michoacán, que, tras el asesinato de su padre, Josué, también conocido como Ocho, debe crecer escondido de la gente de su pueblo.
Ocho se vio involucrado con el narcotráfico, y fue esa brutalidad la que le arrebató la vida, a la par que influyó sobre el destino de su hijo. Después de su muerte, un miembro del cártel va en busca del niño para vengarse, ya que, por los actos de Josué, él perdió igualmente a su hijo. Es por ello que Sujo queda al cuidado de su tía Nemesia, quien logra llegar a un acuerdo para protegerlo, en el cual puede vivir únicamente si no vuelve a pisar el pueblo.
La película muestra distintos aspectos sobre la influencia que tiene la narcocultura sobre las personas, presentando diversas perspectivas sobre cómo transitarla, tanto al criar como al crecer dentro de ella. Refleja la complejidad y el alcance de la violencia cuando esta se convierte en un elemento tan incrustado en el sistema, como ha sucedido en nuestro país durante décadas.
Asimismo, vemos cómo se maneja la venganza como forma de justicia en una región en la que debe ser impartida por el mismo pueblo, ya que no hay una autoridad que se encargue de ejercerla de manera efectiva. Más bien, todo lo contrario: se involucra para perpetuarla, utilizándola como método de control.
El narcotráfico es un asunto que afecta a todo un entorno, no solo a quienes se integran directamente con los cárteles, sino a sus familias, amistades y toda la comunidad. Se forjan redes de violencia difíciles de abandonar, sobre todo cuando se viven desde la infancia y, además, cuando estas están tan presentes dentro de todo nuestro tejido social.
Sin embargo, dentro de estas mismas redes de violencia, surgen fuertes cadenas de cariño y cuidado.
El filme narra la visión de las pocas personas que rodean a Sujo, la manera en que sus historias se entrelazan y cómo las acciones de cada uno afectan al resto. Sujo y sus amigos nacieron y crecieron entre el miedo y la brutalidad, pero también bajo el cuidado de Nemesia y Rosalía, quienes se encargaron de preservar el espíritu de los niños dentro de sus posibilidades. Nadie los protege más que ellos mismos. Son los vínculos los que mantienen la resiliencia ante la incertidumbre, y son los que, en la película, impulsan a Sujo a defender sus aspiraciones y buscar la dignidad que merece.
A medida que van creciendo, los chicos modifican su entendimiento de la realidad, a la par que evoluciona su manera de relacionarse con el entorno.
Sujo deja atrás la infancia y, con ello, comienza a rechazar las condiciones que se le establecieron desde pequeño. Reafirma su voluntad de ser joven, de experimentar y divertirse, de poder tomar sus propias decisiones asumiendo las consecuencias. Está formando su propia identidad con un mensaje que debe dejar claro no solo para el resto de la gente, sino también para sí mismo: él no es su padre.
Reclama su derecho a rehacer su vida, entendiendo que su pasado y su contexto son parte de la personalidad que ha ido construyendo, pero no lo definen como ser humano.
Ni él ni sus amigos son culpables del entorno en el que nacieron, lo cual no los exime de aceptar la responsabilidad de sus actos; sin embargo, no podemos juzgar a las personas únicamente por sus acciones aisladas, pues cada una de estas es una respuesta a un conjunto de factores y estímulos. Son el reflejo del contexto social que no debemos ignorar.
La historia no se limita a la región de Tierra Caliente, sino que se extiende a la cotidianidad de la vida urbana, siendo la invisibilización otro factor que participa en el esquema de violencia y desigualdad. Sin desestimar sus méritos, la realidad es que Sujo corre con suerte en ciertas ocasiones, y, aún así, vemos que las complicaciones que enfrenta son, en parte, producto de las burocracias y procedimientos que no atienden verdaderamente los casos, funcionando automáticamente sin prestar atención a quienes buscan algo tan básico como un empleo o educación.
Es importante recalcar que existen realidades y elementos que la cinta no alcanza a reflejar, y que hacen de la violencia algo mucho más extenso. Pero la vida de Sujo es una de las miles de historias ignoradas por las instituciones y la sociedad, que no las ve ni escucha. Es necesario comprender dicha complejidad e idear estrategias de reestructuración que indaguen en la narcoviolencia, viéndola como un fallo del sistema y no de una comunidad en particular o de un sujeto aislado.
Sujo está disponible en la Cineteca Nacional.
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
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