En el marco de las iniciativas que el Instituto Natura impulsa en los países de América Hispana donde Natura tiene operaciones y que buscan contribuir a la implementación de políticas educativas transformadoras a escala, en agosto pasado un grupo de especialistas de organismos de la sociedad civil, organismos multilaterales y especialistas en políticas educativas viajó a la ciudad de Sobral para conocer el caso de mejora de los aprendizajes fundamentales en las niñas y niños de primaria y secundaria. Aquí un recuento de los hallazgos.
Por Gabriela Rodríguez Blanco * / MUxED
A casi siete mil kilómetros de la Ciudad de México se encuentra Sobral, municipio con poco más de 200 mil habitantes del estado de Ceará, en el Noroeste de Brasil. Es una ciudad limpia y ordenada, atravesada por el río Acaraú que alimenta esta árida región. No es un destino turístico, pero atrae a personas de todo el mundo por una razón educativa única: tiene una tasa de escolaridad del 97.9% para la población de 6 a 14 años y más de 90% de quienes concluyen el segundo grado de primaria están alfabetizados.
Estos logros son producto de una iniciativa que comenzó hace más de 20 años, enfocada en mejorar la calidad educativa, asegurando la alfabetización de niñas y niños en la edad correcta.
En 2007, Brasil introdujo el Índice de Desarrollo de la Educación Básica (IDEB), que combina el aprendizaje con la tasa de aprobación para medir la calidad de la educación básica, al final de la primaria (Fundamental I) y de la secundaria (Fundamental II).
El IDEB permite a las escuelas y a los sistemas educativos (nacional, locales o estatales) ponerse metas de desempeño. El IDEB de Sobral es hoy 9.6 de 10. El municipio está, nuevamente, entre los diez con mejores resultados educativos de Brasil.
Para valorar la alfabetización al egreso del segundo grado aplican la prueba ANA, que considera tareas básicas de escritura, lectura y matemáticas. Los resultados de 2023 muestran que el 98.7% de la comunidad estudiantil está alfabetizada, por encima de la meta nacional de 80% .
En 2001, el sistema educativo de Sobral funcionaba mal: el “40 por ciento de los estudiantes de tercer grado no sabían leer una palabra simple, y el 32 y el 74 por ciento de los alumnos de educación fundamental I y II, eran de edad mayor a la esperada”.
Este diagnóstico fue un punto de inflexión para las autoridades municipales, que lejos de esconder los datos, los hicieron públicos y anunciaron metas ambiciosas: para los siguientes años cada niña, cada niño lograría la alfabetización al concluir el segundo grado.
¿Cómo se logró? Con un liderazgo decidido que priorizó el aprendizaje al más alto nivel de la agenda política municipal, un plan de trabajo con objetivos claros y un par de reformas complejas. Algunos factores externos abonaron también al éxito de la política. La transferencia de los servicios educativos de Fundamental I y II a los gobiernos municipales y estatales dio margen de decisión (como dar autonomía a las escuelas); y el marco nacional de financiamiento de la educación dirigido a los municipios más pobres le allegó recursos frescos al alcalde de Sobral para poner en marcha iniciativas, como las siguientes.
Las escuelas de primaria y secundaria estaban dispersas por las zonas rurales, con organización multigrado, malas condiciones y docentes sin formación. El municipio planteó que las familias enviaran a sus hijas e hijos a una escuela alejada de su domicilio, pero con mejores condiciones para el aprendizaje. Para ello ofreció: edificios nuevos o reacondicionados, transporte, alimentación y materiales educativos de calidad. El número de escuelas públicas se redujo a un tercio y las condiciones para la enseñanza aumentaron con creces.
El establecimiento de un plan permitió a la comunidad docente participar en formaciones presenciales mensuales orientadas al conocimiento y manejo de los programas y estrategias didácticas. También se incentivó el desarrollo de capacidades de gestión y acompañamiento pedagógico, facilitando la permanencia y el tránsito dentro del sistema educativo municipal.
El plan para la transformación educativa planteó objetivos concretos para las nuevas escuelas: 1) Promover la alfabetización en el primer grado y concluirla en segundo; 2) Asegurar la alfabetización del estudiantado de tercero y cuarto grado mediante un programa de recuperación; 3) Eliminar la distorsión por edades; 4) Reducir la deserción escolar a menos del 5%; 5) Reestructurar la educación secundaria inferior (Fundamental II); 6) Proporcionar educación para adultos y jóvenes.
Este plan se dividió en tres grupos de acciones: a) Potenciar la acción pedagógica: Garantizar la asistencia de estudiantes y docentes; uso eficiente del tiempo pedagógico; y un enfoque claro en la alfabetización, respaldado por un sistema de seguimiento y evaluación. b) Fortalecer la gestión escolar: Seleccionar directores de escuelas por mérito y mejorar su liderazgo; dar autonomía administrativa, financiera y pedagógica a las escuelas; impulsar la responsabilidad de las familias en la educación de sus hijos. c) Elevar el prestigio y la práctica docente.
Esta experiencia también permite reflexionar sobre el impacto de cierta acciones y tomar ejemplo de ellas:
Los logros educativos de Sobral y su capacidad para sostener las reformas, así como el impacto que han tenido en otros municipios y regiones hacen de esta ciudad un lugar de interés para muchas personas. Las visitas constantes de personas de todo el mundo que llegan a conocer el modelo son guiadas por organizaciones profesionales que cuentan con experiencia. Incluso el taxista que te lleva a algún punto de la ciudad, al reconocerte como extranjero, te pregunta si vienes a conocer las escuelas de Sobral, lo cual da pie a una plática sobre la historia, el mensaje de radio del alcalde, qué pasó después y dónde estaba él.
Y aunque esto sea una anécdota, lo que es real son los resultados. El orgullo que las familias tienen cuando hablan de la escuela de sus hijos y de sus maestras; las escuelas bonitas sin grafiti y asentadas en barrios pobres con problemas de violencia; el orgullo de los directores, docentes y personal que prepara los alimentos y de servicios cuando presentan sus espacios; las afirmaciones que escuchas en todo momento de que sí se puede cambiar la realidad educativa con metas claras y paciencia.
Reconozco que esta visita me dejó con un sabor agridulce. Tengo clara la enorme distancia entre nuestras realidades. Personalmente, creo que nos falta coraje para reconocer el problema de la alfabetización en la primaria y de la calidad de los aprendizajes en la educación básica.
Necesitamos una estrategia clara y unidad para poner el talento de muchas personas, organizaciones y gobiernos a trabajar en ello. Y es algo que debemos hacer ya, porque hoy hay, en muchas escuelas, un número importante de niñas y niños que avanzan en los diferentes grados de primaria sin saber leer y escribir, incluso, llegando a la secundaria en esta condición. Esas niñas, niños y adolescentes están ahí esperando que las personas adultas nos hagamos cargo, nos pongamos de acuerdo y trabajemos para ellas y ellos. No podemos seguir esperando a que alguien llegue a hacer lo que nos toca a la sociedad resolver ya.
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*Gabriela Rodríguez Blanco. Integrante de MUxED, pedagoga y maestra en educación con especialidad en tecnología educativa, egresada de la UNAM y la Universidad Anáhuac. Consultora de la Unesco y otras organizaciones. Experta en temas de educación digital, implementación de políticas educativas e interesada en temas de género, evaluación y monitoreo y en el ODS 4 de la Agenda 2030.
X. @gablanco72
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