Con las bases del SNTE, Clara Brugada selló sus compromisos para transformar la educación y las condiciones laborales del magisterio de la Ciudad de México. El evento, sin embargo, también fue un retrato del croporativismo que aún prevalece en las estructuras del sindicato más grande de México

Texto: Kau Sirenio

Foto: Prensa Clara Brugada

CIUDAD DE MÉXICO. -Desde el palco del salón de los Espejos salen los gritos de los asistentes que al unísono corean “once once once”. De otro lado repiten “diez diez diez”. La guerra entre las secciones sindicales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es para decirle a la aspirantes a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, que ahí están, como siempre lo han hecho, con sus votos corporativos.

Los tamborazos opacan el discursos de los líderes de las secciones 9, 10, 11 y 60, pero eso no intimida a los profesores Felipe González Villegas, Ulises Chavez Tenorio, Arturo Salazar Lara, Emilio Ortiz Zamaro y Carlos Gómez Rodríguez, quienes en reiteradas ocasiones se comprometieron a movilizar sus huestes para que Brugada Molina gane en la elección del 2 de junio.

Arturo Salazar Lara presentó su sección, la 10, como la que tiene agremiados en educación inicial, preescolar, primaria, educación especial y secundarias federales y técnicas, que en total suman 45 mil profesores que promoverán votos en la ciudad de México:

“Son los mejores promotores de votos en nuestra casa, porque tenemos una relación de primera línea con los padres de familia”.

Luego dijo: “En nuestro sindicato hay un paso agigantado de democratización, fuimos electos por voto directo e intransferible, fue así como se eligió nuestro dirigente nacional Alfonso Cepeda Salas”.

Los aplausos y los globos blancos, así como del color naranja distintivo del SNTE ondean entre los profesores y profesoras que llegaron de blanco y con bastante pulmón para repetir lo mismo: 9, 10, 11 y 60. Fuera de ahí no hay creatividad de consignas entre el magisterio.

Casi impecables y perfumados los docentes se empujan entre ellos para abrir paso para que sus jefes los vean desde el estrado, mientras que otras profesoras con lista en mano caminan entre la multitud para registra la asistencia.

Como en todas las actividades políticas, los profesores reparten botellas de agua a los demás que apenas mueven las manos para pedir una trago de agua: “Dame permiso me voy a sentar en las gradas” dice una profesora mientras se acomoda con dificultad.

Las promesas a los profes

En su turno, como siempre lo ha hecho, Clara Brugada se paró frente al podio para saludar a los que la acompañan: la aspirante al senado Ernestina Godoy, el alcalde de IZtacalco Armando Quintero, Felipe González Villegas, Ulises Chavez Tenorio, Arturo Salazar Lara, Emilio Ortiz Zamaro y Carlos Gómez Rodríguez.

Para ambientar el salón de Los Espejos en Coyuya 10, la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia que integra Morena, Partido de Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM) dijo:

“Me comprometo con los profesores que vamos a hacer todo lo posible para que tengan las misma condiciones que los profesores de otros estados, no vamos a permitir que se discrimine a nuestro magisterio”.

En la presentación de su plan de gobierno para mejorar la educación en la Ciudad de México, Brugada prometió flexibilizar el acceso a vivienda en renta con opción de compra para el magisterio.
Con la comunidad estudiantil y magisterial, propuso un programa de salud mental y prevención del suicidio, así como inserción laboral con salario digno, trabajo justo y prestaciones de ley.

La aspirante de Morena para la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México retomó la propuesta que hizo con los jóvenes, o sea: eliminar el examen de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems). Esto, con el fin de que ya no se discrimine a los jóvenes de la educación media superior.

«Vamos a implementar otras metodologías para que nadie se quede fuera de las preparatorias, con el certificado de secundaria es suficiente para que todos puedan estudiar su bachillerato. Gestionaremos un nuevo mecanismo de acceso a los jóvenes de nivel medio superior. Pero eso sí, gestionaremos para que ya no exista el examen de Comipems que deja afuera, excluye, que reprueba, que castiga a los jóvenes”.

Ante un salón lleno, Brugada soltó otro cacho de compromiso para mejorar la condición de los chilangos, “una gran obra de la mano de Claudia Sheinbaum para construir tantas preparatorias como secundarias”.

Y sostuvo que se tiene que construir más preparatorias para nivelar el número de secundarias, y adelantó que se construirán más universidades en la ciudad y comedores estudiantiles.

¿Qué es el examen Comipems?

Cada año, la Comipems aplica examen a alumnos y alumnas de secundaria que aspiran a un espacio en un bachillerato o preparatoria pública de la Ciudad de México y del área Metropolitana.

Este concurso único de asignación a preparatorias, y aplican miles de estudiantes tiene el objetivo de evaluar los conocimientos obtenidos por las y los jóvenes en la educación básica.

Para el proceso de selección de 2023, se inscribieron 286 mil 500 aspirantes, de los cuales solo 276 mil 853 cumplieron con los requisitos para obtener un espacio en uno de los planteles de los subsistemas educativos que forman parte del Comipems, de acuerdo con los datos de la edición 2023-2024 del concurso.

En repetidas ocasiones, Brugada dijo que su prioridad serán los jóvenes, a quienes prometió que no serán excluidos y con eso evitar que pierdan la oportunidad de seguir estudiando.

“Debería de haber un bachillerato cerca de cada uno de nuestros hogares, para que los jóvenes, todos, tengan el derecho a una escuela Media Superior de calidad, sin necesidad de pasar un examen”, concluyó.

Después de la palabra de promesa de la exalcaldesa de Iztapalapa vinieron los gritos ya fila para besarle la mano, mientras que las profesoras y profesores salían como hormigas del salón de Los Espejos.