El paso del huracán Grace dejó daños en casas, cosechas y caminos en la Sierra Norte de Puebla; mientras, las víctimas de inundaciones en Jalisco llevan un mes con sus viviendas inhabitables. Pobladores de ambos estados exigen ayuda ante la falta de atención de autoridades
Texto: Aranzazú Ayala Martínez/LadoB y Christian Cantero/Zona Docs
Fotos: Fotos: Mary Carmen Hernández Hernández / Lado B y Christian Cantero/ Zona Docs
CUETZALAN.- El huracán Grace dejó fuertes estragos en Puebla y los daños no han sido reparados: decenas de comunidades sin luz ni agua potable, comunicación ni caminos de acceso. Hasta el miércoles 25 de agosto son principalmente las y los habitantes de las zonas afectadas quienes se han organizado para tratar de rescatar sus cosechas y reconstruir sus viviendas, reabrir los caminos e intentar comunicarse con otras comunidades.
Cuetzalan es uno de los municipios con mayores afectaciones. En la comunidad de San Miguel Tzinakapan llevan días sin luz, agua potable ni teléfono. El equipo de la radio comunitaria Radio Tzinaka, que tampoco ha podido transmitir por la ausencia de servicios, compartió —al moverse a Cuetzalan— que no hay señal de celulares y hay muchos daños materiales, pues prácticamente todas las viviendas se quedaron sin techo.
Aunque en las casas que tienen mayor protección, o colado, sus habitantes se han podido resguardar, prácticamente todas las viviendas presentan daños. También se afectaron los cultivos de café y pimienta; hay muchos árboles caídos, de los cuales apenas se han levantado los que bloqueaban los caminos. Además, tampoco hay agua potable pues donde se suministra, que es desde un monte grande en la misma comunidad, apenas el martes 24 los pobladores empezaron con las faenas de limpieza.
“No hay luz en San Miguel. No tenemos luz, Radio Tzinaka está fuera del aire”, comparten desde la radio, pidiendo que se difunda que no hay suficiente ayuda y se necesita con urgencia apoyar a las familias que se quedaron sin techo.
En Cohuatichan, otra comunidad de Cuetzalan, donde viven apenas 40 familias, cinco casas quedaron sin techo de lámina y 10 más sufrieron daños menores. Incluso el auditorio municipal, que había sido habilitado como refugio temporal, tuvo que dejar de serlo pues el viento del huracán Grace arrasó con las láminas.
Después de cinco días del paso de Grace, es la comunidad la que tiene la iniciativa para hacer las labores de retiro de árboles e inspeccionar que no haya peligro, mientras que los agricultores tratan de rescatar lo que más pueden de sus cosechas.
Quienes producen pimienta, uno de los principales productos cultivados en la zona, han sido de los más afectados, pues en las próximas semanas se esperaba la parte más fuerte de la cosecha. Las rachas de aire golpearon de igual manera los cultivos de café, otro de los productos más importantes de Cuetzalan.
Desde la Unión de Cooperativas Tosepan denunciaron también que las afectaciones son enormes, principalmente con la pérdida de techos de lámina y tejas, además de más de 50 postes de luz caídos.
Pese a que las comunidades se prepararon antes gracias a la información brindada por la Conagua, que avisó de corrientes de aire de 140 Km/h, las y los habitantes calculan que experimentaron rachas de más de 160 Km/h durante poco más de dos horas.
Huehuetla fue otro municipio afectado donde a pocos días de empezar el ciclo escolar presencial en la Universidad Intercultural del Estado de Puebla (UIEP), las clases se suspendieron. Del 23 al 27 no hubo actividad y se espera que el 30 se regrese, pero solo de manera virtual.
También hay fuertes daños en San Felipe Tepatlán, donde desde hace tiempo las fuertes lluvias destruyeron uno de los principales caminos de acceso. Varias comunidades habían denunciado la lentitud de las autoridades para reparar las vías de transporte, y ahora con Grace siguen incomunicados y sin señal de teléfono.
Al corte del 25 de agosto, Protección Civil Estatal dijo que los municipios afectados por Grace representan cerca de una cuarta parte de la entidad. En total son 62 los municipios afectados en Puebla.
Ante la situación, este miércoles 25 de agosto el gobernador Miguel Barbosa anunció en la rueda de prensa diaria que envió formalmente una solicitud a la federación para que se emitan las declaratorias de desastre natural y emergencia a los municipios afectados.
Barbosa dijo que a la par el gobierno estatal realizará un programa de ayuda humanitaria para entregar de manera inmediata láminas para los techos, cobijas, colchonetas y víveres, además de reparar caminos y dar subsidios para las cosechas perdidas, esto realizado mediante reglas de operación que se publicarán en un decreto este 25 de agosto en el Periódico Oficial del Estado.
ZAPOPAN.- Por su parte, los habitantes de Jalisco viven un mes sin ayuda después de que se desbordara el arroyo “El seco” sobre 20 colonias en Zapopan.
Quienes perdieron sus bienes los días 24 y 25 de julio en medio de este desastre, denuncian que no han conseguido regresar a sus hogares debido al peligro que representan los daños en la infraestructura de sus casas, pero además, el abandono de las autoridades que ha derivado en el incremento de la delincuencia y el robo de las pocas pertenencias que quedaron en sus viviendas.
Las y los vecinos dicen no saber con exactitud qué es lo que van a hacer con la estructura del arroyo, para garantizarles que esto no volverá a repetirse.
“No pues nada, ¿Qué me van a decir? (las autoridades) Si para ellos mi casa no se hizo nada, las puertas y todo se me perdió, nomás. Yo me conformo con estar bien, aunque sea eso”, dice Don José, quien tiene su casa a la orilla del arroyo.
Según relata, el día de la inundación, su casa fue azotada por la fuerte corriente, la cual, destruyó la puerta de entrada a su hogar, mientras que, con presión, el caudal buscó salida por la puerta trasera, arrastrando todas sus pertenencias y destruyendo su patrimonio. “Nos dieron una “feriecilla” (dinero), de menos para comprar algo de lo que perdiste”.
Por todo lo perdido, a Don José le dieron 15 mil pesos como parte del Fondo Estatal de Desastres Naturales de Jalisco (FOEDEN), con lo que, advierte, pudo recuperar un triciclo (su medio de trabajo), un refrigerador pequeño y algunos artículos; amigos y familiares le ayudaron a conseguir una cama, un poco de ropa y comida.
Justo después de la tragedia generada por las inundaciones y el desbordamiento del arroyo, “las aves de rapiña” señala Don José junto a sus vecinos y vecinas, es lo que más les preocupa. No les ha quedado más que realizar rondines y vigilancia de sus propiedades para evitar que alguien más se apodere de su patrimonio.
“Hay cositas que el agua no se llevaba, yo vendía herramienta, cosas pesadas como martillos, monedas viejas, barra para la construcción, el agua no las alcanza a arrastrar”, sin embargo, narra Don José, “le abrieron un metro alrededor de una pared de su casa y no dejaron nada”, lo único que pudo rescar fueron algunas cosas que estaban entre el lodo y pasaron desapercibidas ante los ojos de los desconocidos.
Con la presencia de nuevas lluvias en la zona, las y los vecinos de las colonias afectadas expresan su preocupación ante la posibilidad de que la tragedia se repita.
“Aquí todo el tiempo el agua del cielo cabía en el arroyo, nunca tuvimos problema con eso, estábamos protegidos por las plantas y los árboles, pero como ya no están, el agua corre sin freno ni piedad, esa es la preocupación, porque puede volver a pasar” agregó Don José.
Este trabajo fue realizado por Lado B y ZonaDocs que forman parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar los originales:
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