28 octubre, 2024
Desde el 7 de septiembre se desconoce el paradero de Luis Fernando Pérez Espinoza, un joven de 22 años que viajó de Torreón, Coahuila, a Jalisco después de que le ofrecieron un buen trabajo. En la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas de Jalisco le dijeron a su esposa, sin darle prueba alguna, que Luis Fernando había sido reclutado por el crimen organizado. La denuncia por su desaparición la aceptaron, pero le dejaron claro que lo que pasó con su marido: “no era una desaparición, sino una ausencia voluntaria”
Texto: Darwin Franco / Zona Docs
Foto: Especial
JALISCO. – Un anuncio de oferta de trabajo en Facebook llamó la atención de Luis Fernando Pérez Espinoza, joven de 22 años, originario de Torreón, Coahuila. El trabajo ofrecía un buen sueldo e implicaba realizar labores de electricista, profesión que dominaba, en el municipio de Zapopan, Jalisco.
Ni él ni su familia tuvo sospechas o desconfianza, pues ya en otras ocasiones había viajado a otros estados como Nuevo León o Chihuahua a trabajar. Luis Fernando aceptó no sólo por el buen sueldo que ofrecían, sino también porque necesitaba el dinero, pues junto con Diana -su esposa- estaban por convertirse en padres.
Así que la tarde del 6 de septiembre de 2024 viajó desde Torreón, Coahuila, hasta Jalisco. A la Nueva Central Camionera, ubicada en Tlaquepaque, arribó a las 2 de la mañana. Esto se sabe porque habló con Diana para decirle que ya había llegado y que estaba batallando por contactar a quienes le dieron el trabajo.
Pasaron cuatro horas hasta que, quienes le contrataron, pasaron por él a la Central Camionera para supuestamente llevarlo a donde desempeñaría su oficio de electricista. Esto lo supo Diana porque Luis Fernando se lo comunicó por mensaje.
Cuando ella despertó, alrededor de las 7 de la mañana, intentó marcar a su celular en varias ocasiones, pero ya no hubo manera de contactarlo. Tampoco hubo forma de localizar a quienes le contrataron porque esa información, explica Diana: “sólo la tenía Luis Fernando en su celular”.
De acuerdo al investigador de la Universidad de Guadalajara, Víctor Manuel González Romero en la Nueva Central Camionera de Tlaquepaque se han reportado en este año, al menos, 29 desapariciones que tienen ese mismo modus operandis: 1) Ofrecimiento de una oferta de trabajo a través de redes sociales en el ramo de oficios, servicios y/o seguridad, 2) la compra del boleto de camión para llegar a Jalisco y 3) la no localización de la persona luego de que sus “contratistas” pasó, en vehículos particulares, para llevarlo a donde aparentemente trabajaría.
Pese a esta evidencia, las autoridades de Jalisco se han negado a reconocer que estas desapariciones pudieran estar ligadas a reclutamientos forzados por parte del crimen organizado, incluso, el propio gobernador, Enrique Alfaro, señaló que, en la mayoría de los casos: “se trata de personas que se van y luego aparecen”.
Su declaración fue criticada por los grupos de búsqueda de personas desaparecidas, como Guerreros Buscadores de Jalisco, colectivo que tiene un registro de 53 casos donde la desaparición inicia en la Nueva Central Camionera y culmina en algunos de los lugares que han identificado sirven como campamentos del crimen organizado, mismos que se ubican en municipios como: Tala, Tequila, La Barca, Lagos de Moreno y Ojuelos.
De los 53 registros que tienen Guerreros Buscadores de Jalisco, 26 personas eran originarias de otros estados, y llegaron únicamente a Jalisco por motivos de trabajo, tal y como pasó con Luis Fernando.
Aunque estas desapariciones han colocado a la Nueva Central Camionera de Guadalajara como un foco rojo, Ricardo Sánchez Beruben, Coordinador Estratégico de Seguridad, ha insistido en que no se puede generalizar porque cada caso es distinto asegurando, sin pruebas, que muchos de estos jóvenes: “se van por su propia voluntad y sin ser víctimas de delito alguno”. Insistiendo en que se trata de ausencias voluntarias, y no de un patrón de desapariciones.
El problema de que altos funcionarios impongan una narrativa en la que minimizan el problema y adjudican la responsabilidad a las víctimas es que esto permea en el resto de funcionarios públicos que ahora atienden los casos bajo esa hipótesis.
Eso fue lo que le pasó a Diana, esposa de Luis Fernando, quien llegó a la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas de Jalisco, el 14 de septiembre, para presentar la denuncia por la desaparición de su esposo, esto después de haber realizado decenas de llamadas en las que les pedían esperar, siendo que los protocolos y la propia Ley Desaparición de Personas Desaparecidas de Jalisco establece que la denuncia debe realizarse de manera inmediata luego de que no se sepa el paradero de una persona.
“En cuanto no pude localizarlo llamé a todas las dependencias para saber si no lo habían detenido, sino estaba hospitalizado… pero en la Fiscalía me decían que esperara tres días para ver si aparecía, pero como eso no pasó me tuvieron que tomar la denuncia”, explica Diana.
Pero lo peor, recuerda, no fue la espera sino todo aquello que le dijeron cuando a regañadientes decidieron abrir la carpeta de investigación, pues ahí en las instalaciones de la Fiscalía no sólo prevaleció la prepotencia sino también la criminalización de su esposo.
Un agente muy prepotente me dijo que no era una desaparición sino una ausencia voluntaria, ya que ellos (los desaparecidos) saben que los están reclutando gente para cierto cartel acá en Guadalajara y, a sabiendas de eso, voluntariamente se vienen”
–¿Y al decirlo te dieron o mostraron algunas pruebas de su dicho?
–Me lo dijo así como si nada, como algo normal… me dijo que todos sabían a lo que venían… pero yo conozco a mi esposo y sé que él venía al trabajo, él nunca me dijo que iba a ir a hacer cosas que no, y pues yo lo conozco y sé que si le hubieran dicho la verdad, pues no se hubiera ido.
A la actitud del funcionario poco le importó el avanzado embarazo de Diana, ni lo complicado que es el escuchar que harían muy poco por buscar a alguien que, aseguran, se ausentó de manera voluntaria.
«Es una ausencia voluntaria, me dijo en varias ocasiones, incluso, me aseguró que le diera chanza tres meses y que a lo mejor él se comunicaba para hacerme el primer depósito… si es que, al final, servía para el trabajo al cual lo habían reclutado, y que si eso no sucedía pues que checara en los cuerpos que llegaban al SEMEFO. Imagínate escuchar eso en mi estado de gestación. Tengo 7 meses de embarazo, así que tratarme así fue muy cruel… incluso remató diciéndome que mi esposo ahorita no tenía ganas de regresar ahorita, pero que si sobrevivía regresaría».
Tras escuchar esto Diana no sólo quedó desconcertada sino también dolida porque, sin más, a su esposo ya se le señaló de criminal y sin investigar nada se desestimó que haya sido víctima de unas personas que le engañaron para que viajara de Torreón para tener un buen empleo como electricista en Zapopan.
«Esta experiencia en Fiscalía me dejó muy mal sabor de boca y pocas ganas de regresar, pero no dejaré de hacerlo porque se trata de mi esposo. Lamentablemente en mi estado y donde vivo me dificulta viajar porque marcó varias veces a la semana para que me informen cómo va la investigación… para que me digan sí ya saben dónde está mi esposo».
–¿Y qué avances te han dado en la Fiscalía?
–Yo creo que ellos no están haciendo nada, pero yo sé que ellos saben muchas cosas y no hacen nada. Con lo que me dijeron creo que ellos tienen claro cómo ocurren esas desapariciones, pero no hacen nada… en nuestro caso saben que el último punto donde marcó que estaba el celular de mi esposo fue en la comunidad de El Ruiseñor, entonces, si ya saben que ahí marcó por qué no van ahí a buscarlo.
El Ruiseñor es una comunidad rural ubicada en el municipio de Tequila, Jalisco. En distancia este lugar se encuentra a poco más de una hora de la Nueva Central Camionera, pero a la fecha Diana desconoce si han hecho algún operativo para buscar ahí a Luis Fernando, pues lo único que sabe es que su carpeta de investigación fue traslada a la Oficina Regional de la Fiscalía en Tequila.
“En una última llamada me dijeron que ahí en Desaparecidos ya no podían atenderme, que ahora sería en la oficina de Tequila, me dieron un nombre de una ministerio público y su extensión, pero le he marcado toda una semana y nunca me ha contestado. Cuando reporté eso en la Fiscalía de Desaparecidos me dijeron que iban a reportar eso, pero que la información sobre mi caso sólo me la darían en Tequila”.
Pero nada de eso ha sucedido, pues cuando Diana les compartió información clave que le llegó a través de Facebook, red social donde compartió su ficha de búsqueda, pero no hicieron nada al respecto.
“Por Facebook nos llegó un mensaje en que nos decían que lo habían visto en Tequila golpeado y en situación de calle, así que los comuniqué, pero no hubo respuesta, tampoco tuve respuesta en la Comisión de Búsqueda a quien les pedí que fueran a buscarlo, pero me dijeron que como todo se había turnado a Tequila también tendrían que hacer lo mismo”.
A más de un mes de la desaparición de Luis Fernando Pérez Espinoza, lo único que pide Diana es que investiguen la información que ya tienen y que exijan a las autoridades de la Nueva Central Camionera que les den acceso a las cámaras de seguridad para saber qué pasó con su esposo, para identificar a las personas que se los llevaron y la característica del carro en que llegaron por él.
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Nombre de las personas desaparecidas que fueron vistas por última vez en la Nueva Central Camionera de Tlaquepaque.
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Algunas fichas de búsqueda de quienes se presume pueden ser víctimas de reclutamiento forzado:
Esta nota fue publicada originalmente en ZONA DOCS, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes ver la publicación original.
Periodista independiente radicado en Guadalajara, Jalisco. Creo en el periodismo es uno de los instrumentos más preciosos para la paz porque permite a la gente reconocer que hay una suma de esfuerzos individuales y colectivos a los que pueden sumarse.
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