20 agosto, 2022
Entre los miles de documentos presentados por la Comisión de la Verdad para el Caso Ayotzinapa, un dato se pierde: al menos seis estudiantes habrían permanecido cautivos por cuatro días, mientras autoridades y criminales hacían lo posible por borrar los rastros de la noche de Iguala.
Texto: Lydiette Carrión
Foto de portada: José Luis de la Cruz
CIUDAD DE MÉXICO.- Seis estudiantes de Ayotzinapa habrían sido mantenidos con vida hasta el 30 de septiembre de 2014, cuatro días después de la noche de Iguala, de acuerdo con las indagatorias efectuadas por la Comisión de la Verdad de Presidencia.
El jueves pasado, el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Alejandro Encinas, presentó el informe de Presidencia de Acceso a la Verdad y la Justicia del Caso Ayotzinapa. Durante su conferencia destacó que el equipo a cargo pudo comprobar que la verdad histórica, que fue presentada por la administración anterior, era falsa. En esta, los 43 normalistas habrían sido trasladado en conjunto, asesinados y quemados en el basurero de Cocula, entre el 26 y 27 de septiembre de 2014.
A través de las indagatorias que esta comisión realizó, en cambio, se pudo establecer que esta “verdad” habría sido fabricada. En cambio, se hallaron indicios, pruebas, documentos y testimonios, que apuntarían a que los 43 estudiantes que fueron víctimas de desaparición forzada fueron entregados a al menos 3 grupos criminales distintos y sufrieron destinos diversos.
Un reducido grupo de estudiantes –de quienes no ha sido posible establecer su identidad– fueron retenidos durante al menos cuatro días en un lugar sólo conocido como La Bodega. Esto de acuerdo con el testimonio de un testigo no identificado.
El testigo mencionado señalaría que la célula criminal que mantuvo con vida a estos seis estudiantes, estaba dirigida por un individuo identificado como El Coronel. Todo esto, ocurría en un contexto en el que autoridades y criminales borraban los rastros de los hechos criminales de la noche de Iguala.
El énfasis del informe fue el análisis de cientos de llamadas, geolocalización, mensajería de texto, ocurridas durante el 26 de septiembre de 2014 y en días posteriores. De acuerdo con este trabajo de documentación, la Comisión concluye que:
Todos los normalistas que iban en el autobús 1531 desaparecieron –la detención fue a las 22:30 pm aproximadamente–, y se presume que un grupo de éstos fueron retenidos por la policía de Iguala y luego llevados a Loma de Coyotes; un segundo grupo fue asegurado por la policía de Huitzuco y llevado a ese municipio.
Los estudiantes que viajaban en el autobús 1531 son:
A las 22:30 horas, los normalistas detenidos en Juan N. Álvarez –la calle donde se realizó el principal ataque desde las 9 de la noche– y que viajaban en el autobús 1568, fueron trasladados por la policía de Iguala a la comandancia local. El informe subraya: “se desconoce por qué solamente a los estudiantes que iban a bordo del camión 1568 fueron asegurados”.
Y es que los estudiantes que viajaban en el autobús 3278, que fue detenido 150 metros antes de Palacio de Justicia de Iguala a las 22:40 horas, no sufrieron esa suerte. Fueron, sí, detenidos en el lugar y registrados, pero luego los dejaron ir. Posteriormente, ese autobús se fue y viajó sin pasajeros hasta arribar a la terminal de autobuses en Jojutla, Morelos. Los estudiantes comenzaron a caminar, tratando de reunirse con sus compañeros. Pero una patrulla los agredió así que los jóvenes corrieron, se dispersaron y ocultaron en una colonia popular.
Posteriormente, los ocho o diez estudiantes del camión 1568 y que habían sido detenidos y llevados a barandillas (esto fue declarado por un policía municipal desde el principio, y este elemento debió huir de Iguala), un mando policial, César N, ordena llevarse a los estudiantes desde la comandancia, y posteriormente les instruye a sus elementos dirigirse a la Loma de los Coyotes. En esto habrían participado policías de Iguala y del municipio de Cocula.
Ahí, en Loma de Coyotes, fueron entregados los normalistas a otro grupo. Las comunicaciones revisadas arrojaron que Ignacio N, escribió un mensaje en el que aseguraba que los jóvenes fueron entregados a otro individuo apodado El Pato, quien iba en una camioneta blanca de tres toneladas (de volteo). Después, los policías que entregaron a los estudiantes regresaron a su municipio.
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A las 23 horas, según comunicaciones telefónicas, se registró el arribo de los siguientes policías de Huitzuco al cruce de Santa Teresa: Celedonio N, Jesús N, y Marcelo N. Todos provenían del Palacio de Justicia. Este sería un elemento importante para establecer la participación activa de policías de aquel municipio.
A las 23 horas fue el ataque contra el autobús del equipo de fútbol de los avispones. Ahí perdieron la vida tres personas, todas ajenas tanto a los normalistas, como a los agresores. El informe destaca que las pruebas de balística mostraron que algunas armas utilizadas en este crimen pertenecían a los policías de Huitzuco. Después de estos ataques, los policías de Huitzuco regresaron a su municipio.
A la medianoche fue cuando se registró la conferencia convocada por maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) para denunciar el ataque sufrido. Había sido una conferencia convocada en calidad de urgente, llegaron sobre todo reporteros de la ciudad de Iguala. Ahí se encontraban estudiantes sobrevivientes a los ataques, profesores y normalistas que habían llegado a la ciudad a apoyar. En aquel momento no había ninguna claridad respecto a la gravedad de los hechos.
Sin embargo, cuando daban la conferencia, de nuevo sufrieron un ataque. En estos hechos fueron asesinados los normalistas Daniel Solís Gallardo y Julio César Ramírez Nava, quienes acababan de llegar desde Tixtla.
Los estudiantes se dispersaron y se ocultaron en una azotea y un domicilio. Fue en este evento que uno de ellos, Julio César Mondragón siguió corriendo. Posteriormente otro estudiante escuchó gritos. El cuerpo de Julio César sería hallado a la mañana siguiente no lejos de ahí, con el rostro desollado. Su fotografía circuló en redes sociales.
De acuerdo con el informe, por medio del análisis de mensajes interceptados por la Sedena, se advierte que Eduardo N, alias El Chucky es quien tortura y mata a Julio César Mondragón, sin haber tenido instrucciones de sus superiores. Pero que el informe refiere a un testigo clave: Marco Antonio «N», alias la pompi, quien en sus mensajes de texto advierte estar presente cuando ocurre la tortura y asesinato. La pompi o el cuasi sería en realidad Marco Antoni Ríos Berber, quien fue detenido en 2014, pero liberado por un juez por 10 mil pesos. Así lo informó el propio Encinas en 2019.
Volviendo a El Chucky, éste habría asesinado a los estudiantes que fueron llevados a Loma de Coyotes. Los estudiantes habrían sido destazados y después cada grupo se desharía de los restos en diversos lugares.
Sin embargo, por medio de comunicaciones se pudo establecer que al menos seis estudiantes permanecieron con vida en un lugar designado como “la Bodega Vieja”. Pero en este periodo se da un rompimiento entre los grupos y éstos son asesinados por alguien identificado como El Coronel.
Dentro del análisis de llamadas y mensajes hay personajes que fueron muy activos la noche del 26 de septiembre. El principal, señalado como encargado del operativo fue Ramiro Ocampo Pineda, alias el Chango. La mayoría de la actividad telefónica sale de su teléfono, y este sería el jefe de la operación de agresión contra los estudiantes.
Otro personaje activo aquella noche es El Caminante, identificado ya desde hace unos años como el general brigadier retirado Marcos Esteban Juárez Escalera; y quien después de la noche de Iguala fuera incluso director de las cárceles de BC en el gobierno morenista de Jaime Bonilla. El Caminante habría sido el enlace bisagra aquella noche entre Ramiro Ocampo Pineda y la policía y otros grupos.
El jefe en campo del operativo de desaparición habría sido alguien identificado Victor Alfonso Taboada. El contacto principal de estas personas con la policía de Iguala habría sido Felipe Flores Velázquez quien fue detenido en 2016, tras dos años de fuga, y quien era el jefe de la policía municipal.
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Si bien el informe no asegura tajantemente el móvil, en el contexto ubica tres aspectos: uno, que los normalistas tenían «prohibido» acercarse a Iguala; dos, que el ataque se dio en un contexto de enfrentamiento entre Los Guerreros Unidos (preponderantes en Iguala) contra los Rojos. Los primeros habrían confundido o determinado que algunos rojos viajaban mezclados con los estudiantes. Tres, en julio de 2014, un cargamento de 100 kilos de heroína proveniente de Iguala habría sido decomisado en Puebla por la FGR. Pero solo fueron entregados 10 kilogramos, lo que habría generado encono y conflicto en la zona.
Otro aspecto a destacar, es que hasta la fecha, las fiscalías de Ayotzinapa y de desaparición forzada han encontrado, desde noviembre de 2014, hasta abril de 2019, 323 puntos con rastros positivos de restos humanos.
No queda claro de cuántas personas se trataría. Pero estas búsquedas se realizaron en los municipios de Iguala, Taxco, Carrizalillo, Zona de Minas, Huitzuco y La Gavia. Los principales puntos de hallazgo serían en Iguala y Carrizalillo.
En los anexos del informe se documenta que las búsqueda para probables puntos de fosas clandestinas se hizo por medio de información satelital: búsqueda de imágenes de paisajes con alteraciones en poco tiempo, y también por medio del rastreo de cargas aumentadas de nitrógeno.
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Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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