La noche del 31 de agosto, Kaylin Giselle Pérez Nájera, de 16 años, desapareció del cuarto en el que ella, su mamá y sus dos hermanas dormían, al interior de la Casa del Migrante de la iglesia católica. Su madre, Claudia Gabriela Nájera, inició desde el primer instante su búsqueda, pero las autoridades actuaron nueve días después
Texto y foto: Arturo Contreras Camero
«Mi hija no tiene amistades, no conoce a nadie aquí. No sacó ningún pantalón. No se llevó nada. Todo lo de mi hija ahí está. Es lo único que me quedó de ella. Ando de un lado hacia otro buscando una pista. No voy a descansar hasta encontrarla», dice Claudia Gabriela Nájera, migrante que busca refugio humanitario en México para ella y sus hijas.
El pasado 30 de agosto Claudia y sus hijas se fueron a dormir a las diez de la noche, hora en la que las luces, las puertas y todas las actividades del albergue Casa del migrante de la iglesia católica. A la mañana siguiente, su hija mayor, de 16 años, había desaparecido.
“A mí me despertó su hermana, que lloraba porque Kaylin no estaba”, cuenta al respecto Claudia.
“Empezamos a buscar por todos lados hasta que bajé y le pregunté a la hermana (una religiosa en turno) responsable del albergue si alguien había salido”.
El albergue tiene dos entradas, ambas cerradas bajo llave, por lo que Kaylin no pudo haber salido por sí misma del inmueble, que además, tiene cercas altas y cámaras de videovigilancia.
Claudia le pidió a la hermana ver los videos de vigilancia, pero negó tener acceso a ellos.
“El único que tiene acceso, me dijo, es el padre del albergue, pero no lo conozco y no he podido hablar con él”.
“Esta casa para migrantes es relativamente nueva y no debe tener más de un año operando”, explica Ana Enamorado, activista por la defensa de migrantes y la búsqueda de personas desaparecidas, quien conoce diversos albergues y organizaciones.
Claudia y sus hijas llegaron ahí por medio del Programa Casa Refugiados, una organización civil que trabaja junto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, un organismo de la ONU que brinda ayuda a refugiados alrededor del mundo.
La tarde del 31 de agosto, Claudia acudió a levantar una denuncia a la Fiscalía de investigación territorial de la Alcaldía Gustavo A. Madero, donde se encuentra la Casa del Migrante, sin embargo, las autoridades se negaron a tomar su declaración porque ninguna persona a cargo del albergue la acompañó.
Esa misma tarde se activó la Alerta Amber, que detona un protocolo de búsqueda de menores desaparecidos, pero la respuesta de las autoridades fue pésima, pues a los pocos días después de haber activado la alerta, en su sitio de internet apareció una notificación de que Kaylin había sido localizada. En ese momento Claudia corrió a la Fiscalía para recibir más información, pero ahí le informaron que se trataba de un error.
“Yo he andado por todos lados volanteando, mi angustia es muy grande, sólo una madre puede saber por lo que estoy pasando. Salgo desde la mañana y llegó hasta la noche y ando por todos lados pegando volantes”, cuenta Claudia
A pesar de que intentó denunciar desde el primer día, y buscó la ayuda de las autoridades, apenas este miércoles 9 de septiembre acudieron peritos de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México e integrantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a hacer una búsqueda al albergue.
Un día después, el jueves 10 de septiembre Claudia pudo ver las grabaciones de seguridad del albergue. En ellas no se mira a nadie entrar o salir del inmueble entre las diez de la noche del 30 de agosto y las siete de la mañana del día siguiente, según dice Claudia.
Sin embargo, a las ocho de la mañana un auto gris sale del garaje del inmueble. Es el único movimiento perceptible en ese lapso de tiempo.
La única información que tiene Claudia del auto es que pertenece a un músico, al que nunca ha visto y del que los encargados del albergue no le han dicho más. Tampoco las autoridades han investigado más al respecto, según cuenta.
A pesar de que Claudia, con la asesoría de Ana Enamorado, acudió a la Unidad de Investigación de Delitos para Personas Migrantes, una dependencia de la Fiscalía General de la República, le dijeron que no podían hacer nada al respecto, porque no identificaban un delito que perseguir, por lo que quedaba fuera de su competencia.
“Ayer pedimos que se mande un recordatorio del caso y que se lleve a Unidad de Investigación esperando no perder más información importante, o que por esa lentitud se pierdan más pistas”, sentencia al respecto Ana Enamorado.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona