Satisfacción y orgullo en niños, niñas y adolescentes durante la pandemia

3 noviembre, 2020

Este artículo describe los resultados a la siguiente invitación “Cuéntanos algo que hiciste que te hizo sentir orgulloso u orgullosa”, dirigida a 989 niños, niñas y adolescentes durante la pandemia, en una encuesta de MUxED y Valora Consultoría sobre bienestar emocional

Por Maricarmen Campillo y Leslie Serna* / MUxED

En alianza, la Red de Mujeres Unidas por la Educación, MUxED, y Valora Consultoría realizamos un sondeo para conocer el bienestar subjetivo de niños, niñas y adolescentes durante el confinamiento. La encuesta incluyó 50 preguntas cerradas y una abierta. En este artículo se describen brevemente los resultados de la pregunta abierta “Cuéntanos algo que hiciste que te hizo sentir orgulloso u orgullosa”, dirigida a estudiantes de primaria y secundaria. 

En esta encuesta participaron 989 estudiantes de 30 entidades, de los cuales 78.06% dijo vivir en una ciudad, 20.53% en un pueblo y 1.42% en el campo. En cuanto al sexo, participaron 53.99% mujeres y 46.01% hombres. De quienes respondieron, 56.22% estudiaban en escuelas públicas y 43.78% en escuelas privadas; 37.82% estaban en primaria y 61.18% en secundaria cuando se realizó la encuesta.

Las respuestas se clasificaron en nueve categorías que se muestran en la siguiente gráfica. Entre 5 y 10% de los estudiantes de primaria y secundaria no respondieron esta pregunta. 

Crédito: Valora.

A continuación se ofrecen algunos ejemplos de los testimonios de las dos principales categorías: “Logros escolares” y “Ayudar a otros”.

Satisfacción por cumplir los deberes escolares

Lo que más reportaron los niños, niñas y adolescentes como motivo de orgullo en estos tiempos difíciles, es el hecho de haber podido cumplir con sus deberes escolares; comprender lo que estudiaban, muchas veces sin ayuda de un adulto; sacar buenas calificaciones; pasar de año o de ciclo escolar. Para ello tuvieron que desempeñarse con esfuerzo, disciplina, constancia, concentración y autonomía. “Aprendí a usar el Zoom para mis clases y me conectaba sola” (mujer, 7 años).

Desde los niños y niñas que están en primer año de primaria  (“Aprender las letras”, niño 7 años), hasta los que van a la secundaria (“Terminar la secundaria con buenas calificaciones”, hombre, 14 años), se sintieron orgullosos de sí mismos por haber logrado un reto tan complicado como es el hecho de seguir aprendiendo sin contar con todo lo que les ofrece la escuela: maestros y maestras, compañeros y compañeras, libros, materiales y sobre todo un ambiente y una estructura dedicada a la enseñanza, el aprendizaje y la convivencia: “Sacar buenas calificaciones a pesar de que no es lo mismo que estar en un salón de clases” (mujer, 12 años). 

Es notable la fuerte identidad de niños, niñas y adolescentes como estudiantes y la satisfacción que les da alcanzar buenos resultados en esta área de su vida: “Pude contestar todas las páginas de mis libros” (hombre, 12 años); “Aprendí a utilizar Zoom para mis clases y me conectaba sola” (mujer 7 años). El sistema educativo y las escuelas deben valorar el enorme esfuerzo realizado por los estudiantes de distintas edades, y responder con responsabilidad, mejorando en todos sentidos para ofrecer más y mejores oportunidades de aprendizaje en las distintas áreas de la vida y del conocimiento. 

Satisfacción por haber ayudado y ser de utilidad

Otro aspecto digno de mención por la importancia que tiene para niños, niñas y adolescentes y por la esperanza que se asoma en la construcción de un mundo mejor, fue la satisfacción que sintieron ellos y ellas al ofrecer ayuda a alguien que lo necesitaba. Por ejemplo, a sus familias (“Le ayudé a mi abuelito a hacer una cuna para mi prima y está muy contenta”, hombre, 6 años), a  amigos o vecinos (“Pasamos unas flores blancas para acompañar a una amiga que perdió a su abuelito por covid” mujer, 12 años), incluso a personas que no conocen, pero de las que reconocen una circunstancia de necesidad: “Mis hermanas, mis papás y yo, con ayuda de conocidos y otras personas, juntamos despensas y llevamos comida a personas que se quedaron sin trabajo y no tenían algo para comer” (mujer 13 años). También sintieron orgullo de poder ayudar a algún animalito: “Darle de comer a los pajaritos bebés” (niño, 7 años).

Fue motivo de orgullo y felicidad mostrarse generosos, responsables, maduros, colaborativos, compartidos y bondadosos, y con ello contribuir a aliviar el dolor, miedo, tristeza, enojo o preocupación de alguien más: “Ayudé a una amiga en una crisis que tenía por el encierro” (mujer, 14 años).

Educar desde temprana edad en el conocimiento, reconocimiento, apoyo y búsqueda de solución de los problemas conduce a la formación de niños, niñas y adolescentes más conscientes, empáticos y solidarios.

Conclusión

Sentir orgullo con algo que se ha hecho equivale a sentir satisfacción con uno mismo, lo cual está positivamente relacionado con la autoestima (aprecio por las cualidades propias) y la autoeficacia (confianza en la capacidad personal de logro). Estas experiencias subjetivas son una base fundamental para el sentido de agencia, fortaleza de gran relevancia para manejar circunstancias difíciles y amenazantes como las que se viven en el momento presente. La gran mayoría de los niños, niñas y adolescentes contaron historias que demuestran su capacidad de actuar y apreciar su actuación.

Crédito: Valora.

Es preocupante, sin embargo, que 15.4% de las y los niños de primaria y 20.3% de las y los adolescentes de secundaria no contestaron esta pregunta o contestaron que no sentían orgullo de nada. Las personas que reconocen sus fortalezas tienen mayor seguridad en sí mismas, con lo que pueden fortalecer su capacidad de resiliencia, es decir, la habilidad de gestionar su bienestar incluso en la adversidad. 

Invitamos a nuestros lectores y lectoras a leer una selección rica de los testimonios recabados en la encuesta de bienestar.

*Maricarmen Campillo es integrante de MUxED, pedagoga, especialista en primera infancia, con maestría en Mindfulness; trabajó más de 20 años en la Secretaría de Educación Pública, donde recientemente coordinó el diseño del programa de estudio de Educación Socioemocional y el Programa de Educación Inicial: Un buen comienzo. Maricarmen Campillo: María del Carmen Campillo Pedrón

*Leslie Serna es integrante de MUxED, doctora en Educación Social. Ha colaborado en diversas iniciativas relacionadas con la formación de maestros y la elaboración de contenidos educativos sobre adolescencia y juventud, formación cívica y ética, y educación socioemocional. Ambas colaboran en Valora Consultoría. Leslie Serna: @LNSH__ 

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