San Felipe, una muralla contra célebres piratas

3 septiembre, 2022

Este “castillo” ubicado en Izabal, Guatemala, fue construido en el siglo XVI, pero fue hasta 1650 que se levantaron muros y se hizo una robusta fortificación, bautizada como “Castillo de San Felipe de Lara”, en honor al Rey de España. El baluarte también funcionó como aduana y prisión

@ignaciodealba

El lago de Izabál fue la salida más importante de mercancías de Guatemala hacia el Atlántico. El lago nace de escurrimientos de agua, desde las montañas de Bocas del Polochic y forma un camino fluvial de cuarenta y cinco kilómetros por Río Dulce hasta alcanzar el mar Atlántico.

El lugar es tan fecundo que hay manatíes, tiburones de agua dulce y una cantidad desmedida de peces que ofrecen a los lugareños sustento y oficio. Los mayas q’eqchi’ han perfeccionado el arte de la pesca desde hace cientos de años. Pero con la llegada de los europeos las actividades del lago se modificaron.

En el sur de Izabal se construyó un puerto y las Bodegas de la Corona Española, desde ahí se exportaban maderas finas, añil, azúcar, zarzaparrilla, palo de brasil, cueros y bálsamo, mientras que se importaba vino, higos, aceite, pasas, aceitunas, lino, hierro y mercurio. La riqueza transportada en los barcos fue asechada por piratas. Desde finales del siglo XVI el Rey Felipe II tuvo noticias del pillaje en varios puertos de la colonia.

El monarca encargó la construcción de un sistema de fortalezas en varios muelles de la Nueva España para proteger las rutas comerciales. En Izabal se levantaron muros y se instalaron cañones, pero la piratería se coló en todos los recovecos. En el Puerto de Santo Tomás de Castilla – a unos kilómetros de San Felipe- fue saqueado en un asalto por un millar de piratas.

A Guatemala llegaron algunos de los piratas más célebres del mundo, como Diego el Mulato, asociado de Pata de Palo, Gareful y William Jackson quienes tenían su escondrijo en las paradisiacas islas de Guanaja y Roatán, en Honduras.

El “castillo” fue construido en el siglo XVI, pero fue hasta 1650 que se levantaron muros y se hizo una robusta fortificación, bautizada como “Castillo de San Felipe de Lara”, en honor al Rey de España. El baluarte también funcionó como aduana y prisión.

El fuerte es pequeño, se entra a él por un puente levadizo y se recorren pasillos y sótanos en penumbra. El calor tropical vuelve las recámaras sofocantes. Las parejitas de visitantes aprovechan los calabozos para darse un agasaje. Hay un pequeño museo en el lugar, donde se exponen algunos artefactos encontrados en el fondo de Izabal: ruedas, tablones de barcos hundidos, anclas y una cadena metálica que se mantenía extendida desde el baluarte hasta el otro extremo del lago, para impedir el paso de barcos enemigos.

En 1679 un ataque pirata logró tomar el castillo y apoderarse de las Bodegas del Golfo. Años después otra incursión incendió el fuerte y robó piezas de artillería. Luego fue reconstruido debido a su posición estratégica, como defensa en la Capitanía General de Guatemala. Aunque los ataques no cesaron, logró sobrevivir a 300 años de invasiones piratas.

El fuerte quedó abandonado por muchos años, hasta que en 1955 el arquitecto Francisco Ferrús Roig hizo una reconstrucción del lugar basándose en documentos del Archivo General de Indias. Hoy el sitio es considerado monumento histórico en Guatemala, y las playas cercanas al baluarte son utilizadas por bañistas que vienen a pasar el día.

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).