El dueño de Grupo Azteca se relame los bigotes para comprar la banca de consumo que ha puesto a la venta Citigroup. En su afán de quedarse con Banamex, Ricardo Salinas Pliego cuenta con el aval presidencial, pero las porras de López Obrador no bastan para borrar su oscuro historial financiero
Twitter: @anajarnajar
Ricardo Salinas Pliego quiere comprar Banamex.
Lo ha presumido en Twitter, el espacio que eligió para presumir su mal gusto, sus viajes, pleitos y otras amenidades propias de un personaje siniestro como es él.
Dice que ordenó a su equipo los pormenores de una eventual operación financiera para quedarse con el tercer banco más grande de México.
“Que digan cuánto quieren por su changarro y vemos”, dijo en su red social favorita. “Yo sí creo en México y que lloren los que quieran llorar, aquí los espero”.
El anuncio fue celebrado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ve en la decisión de Citigroup para deshacerse de su área de banco de consumo una oportunidad para “mexicanizar” al sistema bancario del país.
Son buenas intenciones del presidente. Pero sería bueno que él, o la Secretaría de Hacienda, apagaran un poco sus porras.
Salinas Pliego puede contar con el capital suficiente para adquirir Banamex, valuado en unos 16 mil millones de dólares.
Pero su enorme fortuna no lo salva de su oscuro historial financiero que le puede descalificar como aspirante a quedarse con el Banco Nacional de México.
Por ejemplo, el dueño de Grupo Azteca no quiere liquidar un adeudo con el Sistema de Administración Tributaria (SAT), por alrededor de 40 mil millones de pesos.
A las críticas en Twitter por su resistencia ha dicho: “No pienso pagar ni un rábano”.
Hay más. En 2005 la Comisión de Valores y Cambio de Estados Unidos acusó de probable fraude al empresario.
La SEC (por sus siglas en inglés) alegó que tres ejecutivos de TV Azteca conspiraron para ocultar más de 100 millones de dólares, producto de una transacción financiera irregular.
La Comisión investigó transacciones sospechosas entre las empresas Unefon que era la subsidiaria de telefonía celular de Salinas Pliego, con las compañías Nortel Networks Corporation de Canadá y Codisco Investments.
De acuerdo con la SEC en 2003 Codisco compró a Nortel una deuda cotizada en 325 millones de dólares con una rebaja superior al 50 por ciento.
La compra fue por 107 millones de dólares. Codisco, donde en ese entonces Salinas Pliego poseía la mitad de sus acciones, obtuvo una ganancia de 218 millones de dólares cuando Unefon canceló la deuda.
La SEC aseguró que el empresario y dos de sus colaboradores ocultaron el papel de Salinas Pliego en ésta y otras operaciones financieras vinculadas en las cuales el dueño de Grupo Azteca obtuvo una ganancia de 109 millones de dólares.
Al final el polémico empresario pagó una multa de 8.5 millones de dólares y fue inhabilitado para ejercer cargos directivos en empresas de Estados Unidos durante cinco años.
Salinas Pliego no aprendió la lección. En 2011 participó en otro escándalo financiero en el mercado estadounidense, esta vez con el banco Lone Star.
El semanario Proceso publicó que entre 2010 y 2011 el banco permitió operaciones por 260 millones de dólares enviados por su entonces socio, Banco Azteca.
Las autoridades financieras de ese país determinaron que no se comprobó por completo el origen regular de ese dinero.
Lone Star canceló su sociedad. La relación con el empresario mexicano le costó una multa de dos millones de dólares, y una nota negativa en los mercados financieros de su país.
La misma nota que prevalece para Salinas Pliego y que puede ser un obstáculo para concretar su nueva baladronada.
Citigroup es un consorcio estadounidense regulado por las normas financieras de ese país, y que son particularmente estrictas en las operaciones con personajes que hayan sido vinculados en denuncias o investigaciones por lavado de dinero.
El consorcio puede enfrentar problemas para vender los activos de su banca de consumo en México a Grupo Azteca.
Además, Salinas Pliego también debe librar su conflicto con el SAT. Es decir, las cuitas del polémico empresario son binacionales, sin contar con que tampoco cumple, ni remotamente, con uno de los valores centrales que promueve el presidente: la ética.
Así, López Obrador debería ser más cauteloso en el respaldo al integrante de su consejo asesor de negocios.
Porque es correcto rescatar el sistema bancario nacional de las manos extranjeras donde ahora se encuentra.
Pero no a cualquier costo.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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