18 diciembre, 2020
Es uno de los empresarios más cercanos al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero el respaldo de Ricardo Salinas Pliego a la 4T no es gratuito. Lo ha cobrado muy caro. López Obrador debería mirarse en el espejo de los últimos expresidentes: el empresario a todos les ha traicionado
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En la imagen aparece Ricardo Salinas Pliego, feliz, con novísimo traje azul y dueño de la tertulia a la que convocó.
Camina alrededor de una larga mesa rectangular en el centro de un salón diseñado para presumir, sin ventilación, ostentoso. De ésos donde lo importante es mostrar el dinero.
Salinas Pliego camina alrededor de los comensales. Les filma con su teléfono celular, protegido por una lujosa cubierta de piel. Está feliz. Algunos empleados festejan el chistorete.
Son los invitados a la cena navideña de TV Azteca, en diciembre de 2020. El año de la pandemia de covid-19
Un período difícil. Todos los gobiernos del mundo, de una u otra forma, recomendaron medidas extremas de sanidad como permanecer en casa.
Evitar los festejos, abrazos, el compartir los cubiertos en las comidas. Y, sobre todo, usar cubrebocas cada vez que exista el contacto cercano con otras personas.
Eso no existe para Salinas Pliego ni para sus invitados. En el salón, decorado con pésimo gusto, sólo los meseros traen cubrebocas.
La escena fue grabada por una de las locutoras consentidas del polémico empresario. El video, publicado en Twitter, desató una fuerte controversia.
Nada extraño para el personaje, que desde el inicio de la emergencia sanitaria se ha dedicado a sabotear las medidas de la Secretaría de Salud.
En sus redes de internet, los discursos ante sus empleados y las escasas apariciones públicas, Salinas Pliego reclama el cese del confinamiento impuesto por las autoridades.
En distintos momentos los locutores a su servicio han cuestionado al subsecretario de Salud Hugo López Gatell, jefe del equipo que combate la pandemia.
Los espacios noticiosos de TV Azteca se utilizan para difundir mentiras, cuestionamientos. Un intento por conseguir que los mexicanos vuelvan a las calles.
Salinas Pliego jura que sólo promueve la libertad de elección de cada persona. Miente. En el fondo lo que pretende es mantener en activo sus negocios, especialmente las mueblerías a las que fue forzado a cerrar durante algún tiempo.
Una actitud cercana a lo miserable. Pero el empresario siempre ha sido así.
Por ejemplo, en julio de 1993, cuando un sudoroso Ricardo Salinas se presentó en su primera conferencia de prensa como el ganador de la licitación gubernamental para quedarse con Imevisión.
La red pública de televisión que vendió el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
De ese primer encuentro con periodistas el desconocido personaje confesó que de la televisión sólo sabía cómo venderlas.
Nada raro. El sudoroso y mal vestido Ricardo Salinas Pliego era parte del clan Salinas y Rocha, una próspera familia dedicada a vender sillas, mesas, sillones, radios y, claro, televisores.
La estrategia de ventas del consorcio era sencilla: lo importante es vender. En abonos chiquitos, en cómodas facilidades. Pero vender. Pragmatismo empresarial, decían algunos. Mezquindad, respondían otros. Es igual.
Fue la formación inicial de un personaje como Salinas Pliego, con una frase como eje de vida: lo importante es la ganancia, el dinero. No importa cómo se consiga.
Lo ha demostrado en varios momentos. Hace dos décadas, cuando la migración mexicana a Estados Unidos era intensa, aumentó sensiblemente el envío de remesas hacia México.
Salinas Pliego se asoció con intermediarios financieros como Western Union, para instalar ventanillas del consorcio en las sucursales de Elektra, especialmente en las zonas con más expulsión de migrantes.
La propaganda del consorcio era facilitar el envío de remesas. Pero cuando los beneficiarios pretendían cobrar los giros, los empleados de las tiendas les obligaban a comprar algún producto a cambio de entregar el dinero.
Hubo muchos casos, sobre todo en comunidades serranas de Veracruz, donde las remesas se pagaron con licuadoras, ollas, platos, cucharas…
El consorcio de Salinas Pliego se quedaba con las remesas. Pero no fue el único acto de esa naturaleza que protagonizó.
Hay un ejemplo previo, la noche del 7 de junio de 1999, cuando en una entrevista de prensa demandó cancelar las elecciones en el país.
Estaba enojado. Horas antes había sido asesinado uno de sus comediantes estrella, Paco Stanley, ejecutado por sicarios que reclamaron un adeudo de narcotráfico.
El siguiente episodio fue la campaña de Vicente Fox a la presidencia de la República.
Las órdenes internas fueron, cuentan algunos que las debieron atender, cuestionar al entonces candidato del Partido Acción Nacional.
Después de su victoria en las urnas la orden de Salinas Pliego cambió. No tuvo problemas para hacerlo.
En TV Azteca existe una red interna de comunicación adicional a la que existe desde hace décadas.
Una red que Salinas Pliego revisa personalmente. De hecho, las órdenes de cambiar las historias para sus noticieros son suyas.
Desde esa plataforma se diseñaron las notas y coberturas de TV Azteca a López Obrador, por ejemplo. La mayoría de las historias fueron críticas al entonces jefe de Gobierno y después candidato presidencial.
Pero Salinas Pliego fue astuto. Cumplió las órdenes del gobierno federal se sumarse a la campaña de linchamiento contra López Obrador.
Pero al mismo tiempo le mantenía los espacios en televisión al político tabasqueño… En los horarios de menor audiencia.
Es una de las razones poco conocidas de la cercanía que logró tener con el ahora presidente de la República.
López Obrador ha dicho que Salinas Pliego fue uno de los pocos empresarios que le apoyaron en momentos difíciles, y tal vez fue así.
Pero el respaldo nada tuvo de filantropía. Porque como suele hacerlo, el empresario ha cobrado caro su amor. Muy.
Recibió, por ejemplo, la concesión para distribuir por sus bancos el dinero de los programas sociales del gobierno federal.
No se sabe cuáles son las ganancias por la comisión de entregar cada uno de los bonos.
Pero es una suma importante: para 2021, por ejemplo, está programado distribuir más de 500 mil millones de pesos por esa vía.
Las secretarías de Salud y de Gobernación han tolerado los intentos de sabotear, en los noticieros de TV Azteca, la estrategia oficial contra la pandemia.
Y no son pocos los que afirman que detrás del intento de reformar las atribuciones legales del Banco de México, existe alguna intención de beneficiar a Salinas Pliego.
El envío de remesas, que este año alcanzará niveles históricos, es una de las áreas más jugosas de su consorcio.
El presidente suele desestimar las preguntas críticas sobre el empresario. Pero no estaría mal que aplicara la desconfianza con que evalúa a otros personajes.
Porque Salinas Pliego no es su amigo. Ni siquiera un socio leal. Como lo demuestra su historia en el momento que el viento deje de ser favorable a López Obrador cambiará de embarcación.
Lo va a traicionar, como hizo con Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto.
Es el sello de su vida. Y como se vio en el video de su festejo navideño, Salinas Pliego la disfruta al máximo.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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