Debido a la contingencia sanitaria de covid-19 los bares de Garibaldi están cerrados desde hace un mes. Este domingo varios grupos de mariachis se reunieron en Plaza Garibaldi para recaudar despensas
Texto y fotos: María Ruiz
Primero a los mayores, fue la consigna de los mariachis más jóvenes al repartir las despensas. Al menos el 45 por ciento de los mariachis que trabajan en Plaza Garibaldi pertenecen a la tercera edad, es decir, población vulnerable al covid19, cuenta el mariachi José Jesús Paredes.
Paredes menciona que en su mayoría no cuentan con seguro médico. Y que quieren un apoyo para sobrevivir porque al ir a la plaza se exponen, y ante la falta de clientes, no tienen dinero.
Los bares fueron de los primeros negocios en cerrar para evitar la propagación del virus. Sin bares la afluencia de la tradicional plaza del mariachi bajó y por ende los clientes de los músicos. La mayoría lleva un mes sin ingresos.
Jorge Méndez no ha trabajado en un mes y medio. No había regresado a la plaza, primero, porque no hay nadie que pida canciones, y segundo, por el riesgo que le implica salir. Tiene 71 años, y 35 años tocando en Garibaldi. Cuenta que entre todos decidieron pedir despensas este domingo para ayudar a las personas que trabajan muy poco ahorita: los mayores.
Rogelio Soto se siente triste. A sus 74 años cuenta que le da ansiedad no estar en la plaza, que no lo dejan venir por ser parte de la población vulnerable pero entiende que es como deben estar, resguardados para no enfermarse. Rogelio es el que lleva el dinero a su casa, su esposa perdió la vista hace seis años y requiere medicamento para el glaucoma.
“Nomás su medicina vale 610 pesos. Si no lo toma se le adelgaza la sangre y empieza con mareos,” cuenta el mariachi.
Fidel Zavala pide que los apoyen con despensas. No quieren dinero, quieren víveres para sobrevivir. Desde hace un mes que no trabaja y necesita mantener a su familia. El mariachi Zavala enseña su tarjeta de contacto, en ella se lee: “El Internacional mariachi Atotonilco de Fidel Zavala. Cel. 55 22 45 32 35”.
Otro de sus compañeros pide que los contraten. Él forma parte de la agrupación Mariachi Alma Mexicana. Desde hace veinte días no trabaja porque todo está cerrado. No hay turismo: “Si tienen la oportunidad, que por teléfono nos contraten y podemos ir con las medidas de seguridad que se piden: sana distancia, tapabocas. Porque sí necesitamos seguir trabajando”, pide el mariachi.
Juan Ordaz tiene 45 años y lleva 30 años trabajando como mariachi. No ve bien y le tienen que hacer hemodiálisis. Él sigue saliendo por la necesidad, está preocupado por el trabajo, porque se le vaya a acabar el dinero. Él hace una petición a los compositores de las canciones que interpreta:
“Yo le pido a todos los cantantes de ranchero, al señor Vicente, Alejandro, Pepe, Pablo Montero, que de favor nos apoyen. somos mariachis, hemos trabajado con ustedes, por favor apóyenos con una despensa”.
Juan Ordaz, 45 años, mariachi de Garibaldi.
Feliciano Zapatero no siente miedo, él quiere trabajar:
“Sí, soy parte de la población vulnerable pero no me da miedo porque cuando fue lo de la influenza también anduve aquí. En ese entonces había menos gente en la calle, ahorita veo que está más o menos normal. La gente que andamos en la calle somos gente trabajadora, por eso no me da miedo, las personas con las que me cruzo son iguales que yo”.
Feliciano Zapatero, 65.
Algunos coches se paran frente a la plaza, dos de ellos manejados por mujeres. Ellas entregan despensas a los muchachos trajeados y éstos las acomodan con el resto de víveres que han logrado recolectar. Como parte de la colecta, los mariachis les agradecen con canciones.
Una de las donantes es María Teresa Vázquez. “Porque tenemos que pensar en los demás” contestó al cuestionarle por qué salió de la comodidad de su casa a dejar despensas. Con sus ojitos llorosos les entregó unos víveres, les dio la bendición y antes de la interpretación de su repertorio clásico que los mariachis le dieron de agradecimiento, ella les dijo: “de ésta vamos a salir cantando”.
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