El personal docente sigue siendo un eslabón fundamental para indagar acerca de la adquisición del aprendizaje en las aulas. Conocer las actividades realizadas en clase –mediante la redacción de una buena práctica– nos permite a las personas interesadas en temas educativos tener una visión de primera mano que abona al estudio sobre los aprendizajes
Por: Maribel Díaz Vargas * / MUxED
La educación fue uno de los temas centrales que estuvieron bajo el reflector durante la pandemia por SARS-CoV-2, pues, además de todos los retos que en ese momento se tenían en el área de salud, también, se debía actuar para asegurar la formación educativa de niñas, niños y adolescentes. En este sentido, las autoridades buscaron apoyo en directivos y docentes para lograr que, en medio de un escenario inusitadamente difícil, el estudiantado siguiera con su aprendizaje.
La figura docente se convirtió en una pieza clave al momento de tratar de mantener al estudiantado conectado. Pues, de un día para otro, se vio cara a cara con lo que parecía una actividad improbable, a gran escala, es decir, dar y tomar clases virtuales.
Para lograrlo, el colectivo docente hizo uso de distintos recursos, tanto de sus centros educativos como propios, e inclusive, y a pesar de las largas y exhaustas jornadas laborales, se dio a la tarea de transformar sus materiales físicos en electrónicos. Mientras tanto estudiantes y docentes se mantuvieron firmes ante el incierto panorama.
Si bien, en ese momento, se reconoció al colectivo docente por su ardua labor en un escenario complejo para todos, ello también dio pie para reafirmar que el profesorado sigue siendo un eslabón fundamental para identificar lo que sucedía en las aulas de clase en cuanto a la adquisición del aprendizaje. En ese sentido y a partir de varias alianzas, se abrió un espacio de reflexión e intercambio que permitiera conocer el trabajo docente al que se denominó Foro Nacional de Buenas Prácticas Educativas, cuyo objetivo es hacer visible el trabajo que maestras y maestros realizaron, cada día.
Para la redacción de buenas prácticas, se lanzó una convocatoria abierta dirigida a las maestras y los maestros de nuestro país, con la solicitud de identificar una actividad que hubieran realizado con sus estudiantes durante la pandemia o después de la misma, la cual consideraran, bajo sus criterios, como una buena práctica de aprendizaje.
Una vez identificada la práctica, se les solicitó que realizaran un trabajo de sistematización de la misma, para lo cual se les apoyó con un proceso de tutoría, que les proporcionó acompañamiento a lo largo de cinco meses. A fin de dar difusión a estas buenas prácticas se recopilaron y publicaron en un libro electrónico.
Como tutora que participó por primera vez en la tercera edición del Foro Nacional de Buenas Prácticas, debo decir que dentro de mis expectativas estaban: 1) tener buena comunicación con las y los docentes, 2) lograr comprender la buena práctica que cada docente buscaba sistematizar, y 3) establecer un programa de trabajo que permitiera tener a tiempo la redacción de la buena práctica para su publicación en el libro electrónico.
En cuanto al tema de la comunicación con las y los docentes, la experiencia resultó un reto. Pues dentro del grupo de profesores hay quienes viven en estados del norte y otros en el sur del país. Un reto importante fue el de conciliar los horarios para reunirse, ya que estos tuvieron que ser acordados y consensuados entre quienes participaron, con todo lo que esto implica. Sin embargo, las reuniones permitieron que entre docentes se conocieran y comentaran sus buenas prácticas. Lo que posteriormente, abonó al compromiso establecido para la entrega de cada uno de sus avances.
En relación a la sistematización, las y los docentes conversaban entre sí para identificar los elementos de la buena práctica que iban a describir. No obstante, les tomó un poco más de tiempo dedicarse a escribir frente a sus computadoras, pues todos tenían otras actividades que debían realizar a la par de la redacción. En este sentido, el hecho de tener un programa de trabajo permitió ajustar los horarios específicos en los que tenían la oportunidad de revisar detalladamente su escrito. Lo que permitió corregir partes del mismo y mejorarlo sustancialmente.
Una vez concluido el tema de redacción, se les notificó que su trabajo sería publicado en un libro electrónico, y que estarían invitados a participar en el evento de presentación, cuyo propósito era dar visibilidad a las buenas prácticas docentes. Esta información hizo que cada maestra y maestro se alegrará y tuviera el propósito de dar un extra y prepararse para el día de su presentación en el foro.
Hoy, después de unos meses, puedo decir que ser tutora de docentes mexicanos fue una experiencia además de agradable, inolvidable, que me permitió vivir más de cerca el esfuerzo y la dedicación que cada maestra y maestro pone en su labor en el aula.
También, me dio la oportunidad de palpar cómo el personal docente de nuestro país sigue estando comprometido con el estudiantado, pues, aunque existan eventos externos que puedan interponerse en la adquisición de los aprendizajes, cada docente busca colaborar para compartir con otras y otros, su experiencia a través de la sistematización de buenas prácticas; e incluso se esmeran en resaltar elementos que pudieran obstaculizar una buena práctica docente. Es decir, más allá de buscar el reconocimiento para sí mismos, intentan aportar recomendaciones a sus colegas.
Para concluir, como tutora, me gustaría expresar mi agradecimiento a los docentes Cristina Sáenz de Nuevo León, Karina Pacheco de Guerrero, Yesenia Rodríguez de Chihuahua y Roque Vizael de Chiapas por haber respondido a la convocatoria y haber concluido con éxito la sistematización de sus buenas prácticas. Ello los llevó a ser parte del 3er Foro Nacional de Buenas Prácticas “Recuperando el Ánimo y los Aprendizajes 2022-2023”. Aprovecho, también para invitar a las y los docentes de México a participar en la redacción de su buena práctica para presentarla en el 4to Foro Nacional. ¡Queremos conocer su experiencia!
*Maribel Díaz Vargas es integrante de MUxED. Licenciada en Psicología por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Maestra en Políticas Educativas egresada del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y El Caribe (CREFAL). Consultora Independiente, interesada en temas educativos.
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