Nicaragua es el elefante en la sala de Latinoamérica. Pero detrás del controvertido régimen que gobierna el país existe un personaje extravagante y poderoso: la Copresidenta Murillo
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Le dicen La Chayo. Aunque por su perfil y trayectoria también podría ser una Yoko Ono latinoamericana.
Es Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y una de las figuras más polémicas de América Latina.
El mandatario suele decir que es “copresidenta” del país. Y en cierto sentido, es mucho más que eso: en sus manos se concentra un elemento fundamental en la toma de decisiones de Nicaragua.
Muy poco de lo que hace el gobierno –en todos sus niveles- es ajeno a Murillo, coinciden analistas y organizaciones civiles internacionales.
Eso incluye episodios complicados. En abril 2018 el país enfrentó una serie de manifestaciones contra algunos programas impulsados por Ortega, que terminaron en represión policíaca y la muerte de 300 personas.
El presidente dijo que fue un intento de golpe de Estado. Pero en realidad, las protestas pretendieron frenar su intentona de colocar a La Chayo como vicepresidenta y, eventualmente, cederle el poder.
Investigaciones periodísticas y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) para Nicaragua documentaron que, al frente de la represión oficial, estaba Rosario Murillo.
El Grupo, por cierto, fue creado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) para investigar la movilización social de 2018.
El violento episodio –por el que el gobierno nicaragüense fue sancionado por Estados Unidos- es apenas una muestra del papel que juega la “copresidenta” en Nicaragua.
Desde 2007, cuando inició el segundo período de gobierno de Ortega, Rosario Murillo emprendió una campaña nacional para “cambiar la cara” al país.
Como lideresa del Consejo de Comunicación y Poder Ciudadano cambió las imágenes oficiales del gobierno, desde los colores de las flores que se colocaban en actos públicos hasta el escudo nacional.
De hecho, ordenó instalar en las principales avenidas de Managua, la capital, decenas de árboles de la vida para, dijo en su momento, “transmitir buena energía”.
El periodista Fabián Medina, autor de la biografía no autorizada de Ortega llamada El preso 198, contó a la BBC que prácticamente toda Nicaragua “tiene el sello de Murillo con colores un poco psicodélicos y símbolos esotéricos por todos lados”.
Es uno de los rasgos de la controvertida compañera presidencial.
La Chayo es descendiente de Augusto Sandino, el héroe nacional de Nicaragua e inspiración del movimiento armado que derrocó al dictador Anastasio Somoza Debayle en 1979.
Daniel Ortega, por cierto, fue uno de los principales líderes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que desde hace varias décadas gobierna en el país.
El general Sandino “le daba mucho peso a la espiritualidad” y ese rasgo lo heredó su sobrina nieta, explica el historiador sandinista Aldo Díaz Lacayo.
Herencia, costumbre o moda, la anécdota muestra el peso de Rosario Murillo en la vida cotidiana de Nicaragua.
Todos los días, por ejemplo, Murillo ofrece discursos en los medios del gobierno donde es presentada como “la compañera”.
En esas intervenciones lo mismo ofrece consejos espirituales, presenta informes sobre el clima o, cada vez con más frecuencia, increpa a ministros y autoridades.
Algunos críticos como el periodista Medina la definen como “impetuosa, colérica e impulsiva”. Otros creen que cumple una labor esencial en la estabilidad pública del país.
Es la persona en quien más confía el controvertido presidente quien ha logrado imponer un duro régimen parecido al que, en los años 70, ayudó a derrocar.
De hecho, en lo que coinciden seguidores del sandinismo como los críticos del régimen es que Rosario Murillo es el rostro y la voz del presidente Ortega.
En la última elección, en 2018, estuvo a punto de convertirse en vicepresidenta oficial. Las protestas callejeras y la represión que encabezó impidieron la intentona.
Eso no implicó que se redujera su poder, por el contrario. Desde el palacio presidencial impulsa la carrera de Laureano Ortega, su hijo favorito quien se ha convertido en el canciller de facto del gobierno nicaragüense.
Por eso no son pocos quienes aseguran que, en realidad, ella es el poder tras el trono de ese controvertido gobierno.
La familia presidencial pretende mantenerse en el poder por muchos años, con Rosario Murillo como el mayor respaldo.
La Chayo, sin embargo, tal vez debería recordar el papel y destino de uno de sus personajes más admirados y a quien gusta imitar en estilo y filosofía: Yoko Ono.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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