Ramadán en el encierro

24 abril, 2021

En estos tiempos de pandemia, lo que no había logrado el gobierno con las normas anticovid, lo está logrando el Ramadán y las actividades han vuelto a alentarse como hace meses no se veía en esta otra parte del mundo

@cynthiaitalia

TEHERÁN.- Fereshté está feliz de ayunar. Ella es una fiel creyente del Islam y defiende cada uno de sus pilares (oración, caridad, profesión de la fe, ayuno) que practica sin problema en espera de que un día, cuando la covid se encuentre bajo control, pueda planear su peregrinaje a la Meca.

El 13 de abril comenzó en el mundo musulmán el Ramadán, es decir, la conmemoración de la primera revelación del profeta Mahoma, ​ cuya duración es de veintinueve a treinta días, a partir de la luna creciente hasta la próxima luna creciente.

Durante este periodo, millones de musulmanes en todo el mundo ayunan desde el alba, donde la primera comida denominada ‘suhur’ equivale al desayuno, hasta cuando se mete el sol cuando todos se reúnen para el festín nocturno, que se conoce como ‘iftar’.

Tradicionalmente, según me cuenta Fereshté, en muchas ciudades era normal que las familias se reunieran en parques para el ‘iftar’, sin embargo, con covid esta tradición también se alteró.

El año pasado todas las mezquitas cerraron y las oraciones que se acostumbraban a hacer en éstas al menos una vez al día, se trasladaron a las casas. Este año, también el ‘iftar’ quedó estipulado para que se hiciera en casa.

En Irán los contagios por covid habían estado estables hasta el Nowruz (año nuevo iraní) que se festeja con la llegada de la Primavera, pero con el movimiento de la gente, contagios y muertes comenzaron a subir exponencialmente por lo que el gobierno declaró nuevamente un confinamiento que no todos respetaban hasta que empezó el Ramadán.

En este periodo, donde el ayuno es prácticamente obligatorio para todos a excepción de los niños pequeños, los enfermos, ancianos, mujeres embarazadas o quienes atraviesan el ciclo menstrual o estén amamantando, muchas de las actividades que tienen que ver con la comida se detienen.

Y no es que todos lo sigan, pero durante este tiempo es muy mal visto comer, beber o fumar en la calle, pues son actividades (junto con las relaciones sexuales) que durante este periodo no son permitidas de día entre los musulmanes.

Impresiona ver que en una ciudad tan cosmopolita como Teherán, restaurantes y cafeterías, por ejemplo están cerrados durante el día. No es hasta después de que anochece cuando sus puertas se abren de nuevo y recomienza la actividad frenética con la que aquí se vive.

Sin embargo, también en este periodo las actividades no escenciales han quedado suspendidas.

En estos días de Ramadán, he platicado con varios habitantes de la ciudad y algunos reconocen que no todos siguen el ayuno como se debe, pero muchos como Fereshté, sí y lo consideran necesario no sólo porque del Ramadán trae consigo uno de los acontecimientos más importantes y especiales, tanto real como simbólicamente, para un musulmán: el Lailat ul-Qader, es decir, la noche del Decreto. 

El Lailat ul-Qader es la noche en la cual Mahoma recibió la primera revelación del Corán, y así comenzó su misión como profeta y mensajero de Alá. 

Ya este simple hecho ha sido motivo para que durante largos años los musulmanes lleven a cabo con recelo este periodo donde los más fuertes y preparados ni siquiera toman agua o ningún tipo de líquido durante el día.

Durante el Ramadán, uno de los objetivos de los musulmanes que cumplen con el ayuno, es lograr un método de auto-purificación por el que aprenden a tener fuerza y paciencia y, por lo tanto, a conocerse a sí mismos.

Por lo pronto, en estos tiempos de pandemia, lo que no había logrado el gobierno con las normas anticovid, lo está logrando el Ramadán y las actividades han vuelto a alentarse como hace meses no se veía en esta otra parte del mundo.

Esperemos que para el próximo 12 de mayo, fecha en que oficialmente termina, el periodo del Ramadán haya ayudado a bajar los contagios y por fin, las escuelas puedan volver a abrir.

Cynthia Rodríguez

Periodista mexicana radicada en Italia, donde ha sido corresponsal para varios medios. Autora del libro Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas y la 'Ndrangheta, sobre los lazos entre uno de los grupos criminales más antiguos del mundo y uno de los cárteles emergentes más temidos de toda la historia en México. Tiene una maestría en Migración por la Universidad de la Sapienza y otra sobre Combate a la criminalidad organizada y la Corrupción por la Universidad de Pisa.