Se cumple un mes del asesinato del periodista y escritor sinaloense Javier Valdez. En Pie de Página nos unimos a la campaña internacional #NuestraVozEsNuestraFuerza para aportar elementos a la comprensión de las causas de los asesinatos de periodistas en México
Texto: Daniela Pastrana.
Foto: Fernando Sántillan.
Video: Equipo editorial de Pie de Página
El único avance oficial de las investigaciones del asesinato de Javier Valdez es el reporte de la trayectoria de las 12 balas que lo mataron. Aunque hay una recompensa de 1.5 millones de pesos para quien de información sobre los autores y dos investigaciones paralelas (una estatal y otra federal), ninguna de las dos ha mostrado más diligencias que una recreación de los hechos y los datos arrojados por la necropsia. Nada más. Un mes después del asesinato del periodista en la ciudad de Culiacán, el crimen sigue abonando a la escandalosa cuenta de la impunidad en México.
Valdez era corresponsal del diario La Jornada, fundó el semanario Ríodoce, había escrito varios libros sobre las víctimas del narcotráfico y en 2011 recibió el Premio Internacional de la Libertad de Prensa que otorga el Comité para la Protección de Periodistas. Fue asesinado el 15 de mayo al salir de la redacción de Ríodoce.
El crimen impactó como ningún otro en la comunidad internacional, y provocó la primera respuesta del gobierno mexicano a los homicidios de periodistas en México, que suman 34 en la administración de Enrique Peña Nieto y 106 desde el año 2000.
El gobierno mexicano reaccionó dos días después, con una reunión extraordinaria del presidente Peña Nieto con los gobernadores y el anuncio de una serie de “acciones para la libertad de expresión”, entre ellas el reforzamiento de instancias ya existentes, como el mecanismo federal de protección a defensores de derechos humanos y periodistas que coordina la Secretaría de Gobernación, creado en 2012 por la presión de la sociedad civil, y la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) de la Procuraduría General de la República.
Era una respuesta tardía. Este mismo año, antes de Valdez ya habían sido asesinados los periodistas Cecilio Pineda Brito, en Guerrero; Ricardo Monlui Cabrera, en Veracruz; Miroslava Breach, también corresponsal del diario La Jornada, en Chihuahua; y Maximino Rodríguez, en Baja California Sur. El asesinato ocurrió horas después de que un grupo de reporteros fue emboscado en una cobertura en Guerrero. Y peor aún, al día siguiente del anuncio presidencial, el periodista Salvador Adame fue secuestrado en Michoacán, sin que a la fecha se conozca su paradero.
En México, los asesinatos de periodistas son sistemáticos y la impunidad es un elemento clave en esta historia.
En los últimos 17 años han sido asesinados en México 106 periodistas por motivos que podrían estar relacionados con su trabajo, según la documentación conjunta que ha hecho Periodistas de a Pie en conjunto con la Cátedra Miguel Ángel Granados Chapa, a partir de la revisión exhaustiva de las bases de datos de varias organizaciones internacionales que trabajan en México. De esos asesinatos, 3 ocurrieron en el último año de gobierno de Ernesto Zedillo; 22 durante la administración de Vicente Fox; 47 en la de Felipe Calderón y 34 en lo que va del sexenio de Peña Nieto. Además, de 2003 a la fecha hay 25 periodistas desaparecidos y cada 25 horas se registra una agresión contra periodistas.
La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión tiene un índice de impunidad mayor al 99 por ciento y de acuerdo con la organización Artículo 19, sólo 3 denuncias presentadas ante esta instancia han resultado en una sentencia contra los responsables.
Desde que se creó, en 2010, la FEADLE ha tenido un presupuesto menguante debido a que cada año ha presentado subejercicios. Hay años en los que, incluso, ha usado la mitad del dinero que se le destinó, según la cuenta pública federal.
Los malos resultados contrastan con el sueldo del fiscal, que solo en 2016 ganó un millón 346 mil 535 pesos, de acuerdo con la información de transparencia disponible en la página de la FEADLE. A pesar de ello, en su lista de acciones, el presidente anunció la creación de fiscalías estatales similares a la federal. Lo que en opinión de las organizaciones de libertad de expresión, es una medida peligrosa, si se considera que más de la mitad de las agresiones a periodistas documentadas por Artículo 19 fueron realizadas por algún funcionario público.
“¿Cómo podrían los gobiernos estatales investigarse a sí mismos?”, cuestionan los expertos.
El segundo factor clave de las agresiones a la prensa en México está en los propios medios de comunicación. “Ahí es donde empieza la violencia contra los periodistas”, dice una reportera de un medio local que participa en un encuentro de periodistas en la Ciudad de México.
El informe Panorama de perfiles demográficos, laborales y profesionales de los periodistas en México, elaborado por Mireya Marquez-Ramirez y Sallie L.Hughes, con el apoyo de Marco Lara Klahar, permite dimensionar la vulnerabilidad con la que trabajan los periodistas mexicanos, no sólo por la precariedad salarial (dos terceras partes de los periodistas en México viven con salarios de menos de 10 mil pesos y sin prestaciones sociales, según el reporte), sino porque los medios exponen a sus reporteros a condiciones de trabajo en las que todos los días aumentan su riesgo, y no se hacen responsables de los resultados.
Así, la investigación muestra que casi la mitad de los periodistas percibe un aumento de formas de censura o presión de gobernadores en su medio. Y en una proporción mucho mayor –casi 8 de cada 10– los periodistas mexicanos perciben aumento en noticias basadas en redes sociales, presiones por raitng, lectoría y tráfico web, y aumento en el periodismo basado en información oficial.
La pregunta, entonces, es ¿quién mata a los periodistas mexicanos? El narco no. No solo. “También hacen su tarea de extermino los políticos, la policía, la delincuencia organizada coludida con agentes, ministerios públicos, funcionarios de gobierno y militares”, escribió Javier Valdez en su último líbro, Narcoperiodismo, dedicado, precisamente, a los periodistas asesinados en México.
“Un libro – dice en el prólogo– en el que el periodista es obligado a no hacer nada, a callar, a ponerse la venda en los ojos y el trapo pestilente en la boca; obligado a no informar y a alinearse a ls políticos y empresarios gustosos del aplauso y la farsa, el ocultamiento y la mentira”.
El asesinato de Javier Valdez, parece haber provocado un punto de quiebre en la resistencia de periodistas mexicanos. En este mes se han multiplicado por todo el país protesta para exigir justicia e iniciativas para preservar su memoria con pega de carteles o lectura de libros, la creación de una cátedra con su nombre.
Hechos insólitos como una carta de 186 corresponsales extranjeros al presidente Peña Nieto, o una carta de 175 periodistas de Sinaloa, o un desplegado firmado por varios medios de comunicación, se han sumado a la demanda de que el gobierno mexicano acepte una visita de los relatores de la OEA y ONU para la libertad de expresión.
Esta semana, más de 60 medios de información, organizaciones de defensa de la libertad de expresión y universidades convocaron a tres jornadas de discusión colectiva que busca construir una agenda con objetivos de corto y mediano plazo para proteger a los periodistas, bajo la propuesta de #AgendadePeriodistas
Otra iniciativa para exigir al gobierno mexicano que frene los crímenes contra periodistas y la impunidad, fue promovida por un grupo de periodistas estadunidenses a los que se sumaron a redacciones de México, América Latina y Europa.
“La inacción gubernamental y su fracaso para proteger a la prensa ponen en peligro no sólo a los reporteros, sino también a la libertad de expresión y hasta a la democracia en México”, dice la convocatoria abierta a quienes quieran publicar notas, fotos, videos o mensajes sobre la situación de la prensa bajo el Hashtag #NuestraVozEsNuestraFuerza #ourvoiceisourstrength.
En Periodistas de a Pie y en Pie de Página nos hemos sumado a todas las iniciativas. Y este día, una vez más, saldremos a las calles para exigir justicia.
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