¿Quién acompaña a quien?

4 julio, 2022

La confianza entre las comunidades y las personas externas se debe construir con creces: lleva tiempo, paciencia, constancia, respeto mutuo, ires y venires. Cuando creemos que les llevamos algo para aprender, aprendemos que somos nosotras quienes aprendemos

Por Susana Cruickshank S.*

La Joya es una localidad en el oriente del estado de Morelos, perteneciente al municipio de Ayala y a la comunidad de Tenextepango, muy cerca de Cuautla, a la que hace alrededor de 20 años comenzaron a llegar familias al corte del ejote.

Cuando llegamos por primera vez, en agosto del 2021, nos apersonamos con Ceci –promotora del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) en la zona-, para preguntar por la comunidad y sus necesidades como una localidad de jornaleros y jornaleras asentadas.

Antes de decidir comenzar un acercamiento con ellos, presentamos a la Secretaría de Salud del estado el proyecto de fortalecimiento de capacidades de mujeres jornaleras agrícolas que comenzó a operar CECIG en 2021. El motivo era solicitar un acercamiento con albergues de personas jornaleras dedicadas al corte de la caña.

Tuvimos el contacto con dos agencias: una del albergue de Zacatepec y otra del Albergue Casasano, en Cuautla. También nos acercamos con dos grandes productores de caña en Yautepec, quienes amablemente nos dijeron que podíamos hablar de educación en derechos laborales mediante las agencias que ellos contrataban para a su vez, contratar trabajadores jornaleros.

Al final era una opción que nos obligaba a tener mediadores y por eso optamos por la localidad de La Joya, con la cual tendríamos el acercamiento con la comunidad de manera directa. El criterio fundamentalmente no fue el producto, sino el evitar la intermediación de una agencia.  

En la primera reunión estuvo el representante de la comunidad, el Sr. Juan, a quien solicitamos permiso para comenzar a acompañar a la comunidad. También hablamos con las familias reunidas (alrededor de 15 mujeres con niños y niñas, y algunos hombres también).  Además de explicar de manera sencilla que hablaríamos de derechos, dijimos que buscábamos acompañar a la comunidad.

Desde la Sociedad Civil, durante décadas ha existido el interés de trabajar acompañando movimientos sociales (Olvera 2002) y con objetivos democráticos propios también, sólo recordar 1988. Un ejemplo entre muchos, fue Equipo Pueblo, A.C., que surge de las comunidades eclesiales de base en los 70, con la encomienda de acompañar al movimiento magisterial, al movimiento urbano popular en Iztapalapa y al movimiento campesino.

Cuando nos referimos a la última frase del párrafo anterior “acompañar a la comunidad” nos es necesario, como integrantes de la sociedad civil, cuestionarnos ¿qué significa acompañar un proceso de fortalecimiento organizativo comunitario? Hay muchas organizaciones que acompañan procesos comunitarios de manera responsable y poniendo al centro de su trabajo a la comunidad y quienes la integran; sin embargo, hay muchas otras organizaciones que no tienen la capacidad para estar en campo dando ese acompañamiento, principalmente debido a la falta de recursos, por lo que no pueden estar todo el tiempo que dura un proyecto, no cuentan con material para talleres, viáticos o para las gestiones necesarias.

También existen, en un mínimo porcentaje, organizaciones que se aprovechan de las comunidades y sólo buscan obtener algo de ellas, sin devolver a la comunidad algo en retribución. Aunque son un número mínimo, no hay que perderlas de vista para que no empañen el trabajo realizado por las que se dedican a trabajar en aras de mejorar y acompañar los procesos comunitarios.

Diversos analistas han documentado el papel de las organizaciones de la sociedad civil en el desarrollo, tanto en México como en otros países. No es fácil y quienes tenemos la vocación lo hemos hecho con y sin recursos, de diferentes formas: presencialmente, con herramientas a distancia, con recursos o acercando recursos. Hemos hecho críticas a gobiernos de diferentes partidos. Lo único que buscamos es trabajar dignamente, con un ambiente que no nos criminalice y que nos permita seguir acompañando de manera respetuosa a comunidades organizadas y no organizadas.

Desde CECIG acompañamos a familias y personas jornaleras en Guerrero, San Luis Potosí y en Morelos muy recientemente. El proyecto que compartimos en La Joya termina en noviembre. El acompañamiento durará hasta que ellos lo permitan, así será en Guerrero y en San Luis también. Es una definición de CECIG, A.C. pero seguramente lo es también de muchas organizaciones más. Aquí regreso a la pregunta de qué significa acompañar desde una OSC. Y a esa pregunta se puede añadir otra ¿Por qué una comunidad permite ser acompañada?

Quienes tuvimos el privilegio de estudiar sociología o antropología sabemos que la confianza entre las comunidades y las personas externas se debe construir con creces: lleva tiempo, paciencia, constancia, respeto mutuo, ires y venires. Cuando creemos que les llevamos algo para aprender, aprendemos que somos nosotras quienes aprendemos. Quienes han analizado estas relaciones saben que no se trata de sacar ventaja una de otra, sino de construir alianzas, fraternales, sororales y de caminar junt@s hasta que ambas lo definan, en los problemas que ambos definan.

Unos tienen unas fortalezas, otros, otras. El tema es juntarlas y tener claro que frente a poblaciones vulneradas, ya sea frente al Estado u otros actores que vulneren derechos, se pueden construir estrategias conjuntas que fortalezcan las capacidades de los menos favorecidos. Esa es la idea.

* Centro de Estudios en Cooperación Internacional y Gestión Pública, A.C. Integrante de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas para la Alianza Campo Justo

Portal periodístico independiente, conformado por una red de periodistas nacionales e internacionales expertos en temas sociales y de derechos humanos.