¿Qué cenan quienes nos hacen posible la cena?

31 diciembre, 2022

Quienes trabajan el 31, y quienes preparan las cenas de Año Nuevo en restaurantes y negocios no pueden –ni quieren– cocinar para sí y sus familias

Texto y fotos: Isabel Briseño 

CIUDAD DE MÉXICO.- Año Nuevo es el momento en que se comparte con la familia o los amigos la última cena del año. Cuando pensamos en las cenas decembrinas, generalmente imaginamos comida glamorosa: pavos rellenos, bacalao, camarones, pierna y lomo. Pero hay para quienes el pollo rostizado es su mejor opción. 

Lo que se cena en los hogares capitalinos depende del presupuesto, pero también del tiempo que tenga cada familia para celebrar el fin de este 2022. Si bien la pandemia ha cedido considerablemente, la economía en muchos hogares mexicanos ha sido difícil de superar. En una metrópoli tan desigual y diversa existen muchas historias, las siguientes son un breve ejemplo de los matices que existen en nuestra sociedad. 

Israel

Israel es un joven de 34 años y es chef; desde muy temprana edad eligió la gastronomía como profesión. Es padre de dos jóvenes, preparar comida le ha brindado una estabilidad económica y un crecimiento laboral. 

Vive en la alcaldía Gustavo A. Madero y trabaja en un restaurante de cocina mediterránea ubicado en una de esas zonas exclusivas como lo es Bosques de las Lomas; está acostumbrado a realizar trayectos de hasta 4 horas diarias para trabajar. 

Estos días decembrinos han sido muy cansados para quienes se dedican a la cocina; es cuando más trabajo hay. Los negocios ofrecen encargarse del menú para fin de año. Proponen diversos paquetes con bacalao a la vizcaína, pavo, salmón noruego o filete Wellington, acompañados con guarniciones de ensalada de la casa, espinacas a la crema o alcachofas al carbón y hasta el postre. 

Los precios oscilan entre los 3 mil 200 (filete Wellington) y los mil 250 (bacalao a la vizcaína). Israel y su equipo cocinarán para cualquier familia que tenga la posibilidad económica de pagarlo, un plato principal gourmet calculado para 6 personas. Las guarniciones y los postres tendrán un costo extra de 600 pesos cada uno. Es decir que una familia de 6 integrantes podría invertir hasta 4 mil 400 pesos en su cena de fin de año sin la necesidad de hacer absolutamente nada, tan sólo pedir y pagar. 

Israel será el encargado de deleitar el paladar de quienes pueden y quieren pagar una de las cenas que él prepara en el restaurante de dueños mexicanos para quienes trabaja. 

Pero en el hogar de Israel, será su mamá quien cocine. Después de una jornada así, el chef no tendrá humor y mucho menos tiempo para consentir a su familia con su sazón. Al salir del trabajo, apenas le dará tiempo de recorrer la ciudad y llegar en la noche a compartir con los suyos una cena.

Daniela 

Daniela de 26 años es madre y empleada en un puesto de carne exótica del icónico mercado de San Juan, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México. En “el norteño” local donde trabaja desde las 6 de la mañana ofrece carne de conejo a 130 pesos el kilo, cabrito a 950 pesos la pieza y hasta león en 2 mil 500 pesos el kilo. 

Asegura que es león de verdad y que para probarlo, le dejan la garrita al animal. “En otros lados les dan tigre por león», asegura la mujer.   

La joven trabajará hasta las 4 de la tarde el día 31 y quedará sin ganas de cocinar. Lo deja muy claro mientras ofrece jabalí, armadillo, avestruz, búfalo a los clientes que recorren los pasillos del mercado. Así que le paga a su mamá para que le ayude a preparar lo que cenará junto a su tía y su pequeñito con quienes vive. 

La familia de la vendedora habita en el barrio de Tepito y degustarán pozole, rajas con crema y pollo por lo que mientras echa cálculos mentales y exclama un profundo mmmmm, no tarda mucho en decir que serán 1000 pesos los que gastará en su cena para fin de año, en navidad le cocinaron cabrito en adobo y pagó 1500 con todo y la sopa.   

El día 31 harán un pequeño convivio entre los locatarios, echarán una cervecita y de ahí “cada quien para su casa”, dice la joven que me desea un feliz año mientras nos despedimos. 

Juan

El señor Juan pasa todas las mañanas por algunas calles de la colonia Doctores a recolectar la basura de casas y edificios. En su carrito naranja recoge los desechos a cambio de una propina, pues como muchos otros recolectores, no cuenta con un salario fijo. 

En su familia son 5 integrantes: dos hijos, su esposa y su suegra. 

Él es sostén de la familia. Sus hijos estudian la secundaria y los gastos son muchos para una sola persona, así que no piensa en vacaciones y mucho menos en comprar una cena preparada. Su esposa Lupita será la encargada de estirar el dinero que logre reunir Juan, y tener una última cena en este 2022. 

“Todo está muy caro”, dice con gran pesar el hombre que tiene la esperanza de reunir lo necesario para comprar por lo menos dos pollos rostizados.      

Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.