Don Goyo y la Mujer Dormida fueron espectadores de lujo para el primer festival de globos aerostáticos en el municipio de Atlixco, Puebla. Vieron volar 25 enormes globos procedentes de diversos estados.
Texto y fotos: Isabel Briseño
ATLIXCO, PUEBLA.- El cielo poblano se cubrió de colores con el primer Festival del Globo en el municipio. 25 globos aerostáticos procedentes de diversos estados del país como Hidalgo, Guanajuato, Estado de México y Puebla, cautivaron la vista de los asistentes que no perdieron oportunidad para tomarse fotos y algunos más intrépidos se aventuraron a dar un paseo en las esferas voladoras.
Aún era de noche y las primeras camionetas cargadas con globos y canastas comenzaron a desfilar para descargar la diversión. Músicos y artistas también se dieron cita en el lugar del evento para amenizar.
Don Goyo y la mujer dormida fueron visitados por Juan José de 16 años y Juan Gerardo de 21, dos primos que desde hace 6 meses y 3 años, respectivamente, laboran en una empresa de globos. Estos jóvenes llegaron desde San Miguel de Allende como a las 5 de la mañana al parque Xtremo Atlixco y bajo un intenso frío comenzaron a descargar a “felino” el globo que ayudarían a elevarse hasta el cielo.
“Este es uno mediano y con 3 personas lo inflamos”, lo primero que hicieron fue jalar la pesada tela sobre el ancho del pasto para extenderlo y poder comenzar a inflarlo con un ventilador y aire frío.
–¿Qué se siente volar un globo?
–Nada–, responde Juan Gerardo. –¿O será que ya me acostumbré?
–¿Qué es lo que más les gusta de su empleo?
–Que es muy fácil y divertido.
El aeródromo del municipio de Atlixco se comenzó a abarrotar por poblanos y algunos turistas que se desmañanaron para contemplar el inflado de los globos que ascendieron poco antes de las 7 de la mañana.
El cielo comenzó a clarear y tonos rosados, naranjas y azules intensos fueron parte del espectáculo que la naturaleza obsequió a los presentes, un amanecer de ensueño. “Esto es lo que más me gusta de mi trabajo, siempre es diferente cada mañana” comentó Juan José.
–¿Qué costo tiene un globo?
–Uy, es caro, como unos 800 mil–, afirmó Gerardo.
–¿Les gustaría ser capitanes de su propio globo?
–Pos sí estaría re bien, pero es mucho dinero, primero el globo y luego parece que uno debe ir a México a estudiar, y dicen que esa escuela es muy cara.
–¿Qué es lo más complicado en su empleo?
–Aterrizarlos. Ellos vuelan libres, no podemos controlarlos y jalan pa donde quieren, a veces se van a meter a lugares donde hay nopales y espinas y eso es peligroso pa ellos porque se pueden rasgar.
Unas 2 mil personas se dieron cita en el lugar. Con escasa luz, parejas, familias y grupos de amigos contemplaron con asombro el vuelo de las aeronaves coloridas.
A penas se elevó “felino” la pareja de primos dio un salto a la camioneta para ir a la persecución de su globo y así ayudar a descender a los aventureros que se dieron las oportunidad de sentir la adrenalina y el frío intenso del amanecer que quedará en la memoria de los asistentes. «¡Adiós, adiós!», dijeron los jovencitos elevando su mano.
Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.
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