El PRI no va a desaparecer, al menos en el corto plazo. El otrora partidazo cuenta con fichas para jugar en la partida política de los meses venideros. El valor de sus cartas dependerá de la cerrazón y odio del resto de los partidos opositores
Twitter: @anajarnajar
El candidato presidencial apareció en el templete y de inmediato miles de personas le ovacionaron.
El ruido fue ensordecedor. Trompetas, matracas, tambores, mariachis y hasta el claxon de decenas de camiones de carga y autobuses llenaron el espacio.
Era 1988 en Guadalajara. La primera visita como candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que hacía Carlos Salinas de Gortari.
La cobertura de los medios locales fue total. No hubo otra noticia que el discurso del exsecretario de Programación y Presupuesto.
Las crónicas describieron la ropa que vistió, las personas que saludó primero, la hora exacta, minuto y segundo incluidos, del momento en que inició su mensaje y se despidió.
En la apoteosis por el evento, que la mayoría de los medios calificó como “histórico”, pocos tuvieron espacio para otra cara de la visita.
Ese día Guadalajara se quedó sin tortillas. El transporte público a la mitad de las colonias y barrios de la capital de Jalisco se suspendió. Los bomberos y casi todos los policías se concentraron en el mitin político.
La razón: el PRI y el gobierno estatal amenazaron con sancionar a las tortillerías y concesionarios del transporte que no enviaran a sus trabajadores al Parque Agua Azul, lugar del magno acontecimiento.
Más de tres décadas después una historia así es casi imposible de lograr. El partido político invencible, la maquinaria electoral más poderosa de México, es apenas un esbozo de lo que fue.
El PRI se encuentra en la crisis más profunda de su historia. No son pocos quienes anticipan su próxima extinción. Quién sabe si eso ocurra, al menos no en el corto plazo.
El Revolucionario Institucional conserva el gobierno en dos estados, Coahuila y el Estado de México.
Tradicionalmente en la primera entidad la izquierda no ha tenido una presencia importante, como ocurre en otros estados del norte del país.
Las sociedades son más conservadoras, como lo demuestra la rotación entre el PRI y el Partido Acción Nacional en lugares como Chihuahua, Nuevo León o Tamaulipas.
A esto se suma el perfil del próximo gobernador de Durango, Esteban Villegas, propuesto por la alianza Va por México pero quien es militante del PRI.
La entidad comparte historia con Coahuila y también territorio, la zona de La Laguna que es la más próspera de la región. Es probable que la clase política local respalde a sus vecinos.
El Estado de México representa, para los priístas, la defensa de un territorio fundamental no sólo porque es cuna de una de las estirpes más antiguas y poderosas del partido, el Grupo Atlacomulco, sino por la enorme cantidad de dinero y votos que le representa.
El tricolor ha estado a punto de perder algunas elecciones, pero su control político ha sobrevivido.
Ahora las condiciones, sin embargo, son complicadas. El actual gobernador Alfredo del Mazo no parece rendir buenas cuentas, además que prefirió dejar la operación de la entidad en manos de su secretario de Gobierno, Ernesto Nemer.
A esto se suma la determinación del presidente Andrés Manuel López Obrador por ganar para su movimiento el control del Edomex.
Por eso impulsa a Delfina Gómez como eventual candidata de Morena al gobierno de ese estado.
Hace cinco años la secretaria de Educación estuvo a punto de ganar la elección, y las condiciones de ahora son propicias para recuperar el terreno perdido.
También es previsible un mayor activismo de la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y de Morena para respaldar a la precandidata.
En contraste el PRI cuenta con una extensa y bien aceitada maquinaria electoral y corporativa, que incluye décadas de presiones a grupos sindicales, transportistas, comerciantes y solicitantes de vivienda, por ejemplo.
Cuenta, además, con miles de millones de pesos del erario a su disposición para la compra masiva del voto. La batalla será intensa.
Más allá de estos activos en juego, para sobrevivir el Revolucionario Institucional cuenta con dos elementos centrales: uno, sus grupos parlamentarios.
En la Cámara de Diputados y el Senado las curules y escaños tricolores son un elemento valioso para la buena marcha de las iniciativas presidenciales.
La misma situación se presenta en los congresos locales. En la medida que se acerque la elección presidencial de 2024 el valor de los votos tricolores aumentará.
El otro elemento es el amplio conocimiento de los cacicazgos y grupos de presión que existen en el país, no sólo los vinculados al partido sino creados en la oposición.
El PRI inventó las cañerías políticas de México. Muchos distinguidos operadores y líderes del partido son expertos en navegar en sus aguas negras.
Una información valiosa, especialmente en zonas bajo asedio de la delincuencia organizada.
El PRI, pues, tiene cartas para negociar. Eso ayuda para evitar su extinción, especialmente si el resto de la oposición se empeña en mantener el odio y la violencia política como única estrategia electoral.
¿Qué tan dispuesta está la 4T para comprar las fichas tricolores?
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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