Práxedis G. Guerrero, el “poeta revolucionario”

25 febrero, 2022

Este integrante del Partido Liberal es uno de los personajes más destacados de la Revolución Mexicana. Este periodista, ensombrecido por otras figuras de bronce de la Revolución, tuvo un papel fundamental en el anarquismo mexicano 

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En los Altos de Ibarra, en las cercanías de la Sierra de Lobos, en Guanajuato, nació Práxedis G. Guerrero en 1882. Hijo de una familia de hacendados burgueses, en pleno conservadurismo del Bajío. Práxedis tuvo educación particular y en su momento se mudó a la ciudad de León donde asistió a la escuela primaria Francisco Hernández, ahí conoció a Francisco Manrique. Ambos personajes se harían camaradas y fraguarían batallas lejanas. 

Práxedis dejó los estudios y volvió a la hacienda familiar en Los Altos de Ibarra, a pesar de abandonar la escuela, como buen liberal, se convirtió en un autodidacta. La biblioteca familiar le dio acceso a Miguel de Cervantes, Lamartine, Jules Verne, Rosseau y Darwin. El gusto por la lectura fue voraz, adquirió conocimientos sobre ciencias, historia, política y literatura. A pesar de su encantamiento por los liberales franceses tenía una vida cómoda, disfrutaba participar en carreras de caballos, corridas de toros y los bailes de sociedad burguesa de la región.

Práxedis dejó Guanajuato, junto con uno de sus hermanos, para buscar aventuras lejos de la vigilancia familiar. Ambos llegaron a San Luis Potosí donde tuvieron que trabajar por primera vez en su vida, fueron obreros en una fundidora y también en una cervecera. Cuando vuelven a la hacienda familiar Práxedis era otro, la semilla de la conciencia social quedó sembrada en él. 

En 1901 Práxedis entró en el ejército en Nuevo León. Como era diestro jinete y hábil con las armas se convirtió rápidamente en subteniente de caballería. Pero después de un par de años el joven de 21 años estaba más picado por la curiosidad de conocer el mundo, salió del ejército y migró a Estados Unidos. 

Práxides y su amigo Francisco Manrique, viajaron hacia el norte. Tenían esperanzas de encontrar una nación moderna, pero lo que encontraron fue un régimen de explotación y desigualdad. El par de amigos se refugian en Denver, Colorado, donde trabajaron en una mina, también trabajaron como leñadores. Pero finalmente se dirigen a la costa oeste, donde el boom económico atrae a migrantes de todo el mundo. 

En San Francisco, California, los amigos trabajan como estibadores y logran mantenerse. Este lugar fue determinante, aquí ambos conocieron el anarquismo y los valores de solidaridad y apoyo mutuo. La formación ideológica se enriqueció. Pero su viaje continuó hasta el desierto de Arizona, donde trabajan junto a mineros en Morenci. Para ese momento el Partido Liberal Mexicano, fundado por los hermanos Flores Magón utilizaba la frontera entre México y Estados Unidos como punto de sus reuniones.

En Arizona, Práxides y Manrique conocen al periodista Manuel Sarabia Díaz de León, quien los introduce a las actividades clandestinas en contra del régimen del dictador Porfirio Díaz. La idea era iniciar una revolución de tipo popular. Desde el Partido Liberal Mexicano Práxedis contribuyó a organizar obreros y campesinos que se unían a la causa. Pero el partido fue infiltrado por el gobierno de Díaz y los dirigentes del movimiento fueron perseguidos y asesinados. Ricardo Flores Magón, Antonio Villarreal y Librado Rivera, tres piezas centrales de la dirección, fueron encarcelados.  La idea de iniciar la revolución en 1906 -cuatro años antes que Francisco I. Madero- quedó desvanecida. 

A partir de entonces Práxedis se convierte en un elemento central del comité organizador, desde Arizona se encarga de abrir el periódico Revolución; el periódico reemplazó a Regeneración, que en ese momento había sido el eje articulador del movimiento revolucionario. Después de su muerte sería cuando se le llamaría el “poeta revolucionario”. Práxedis fue la cabeza del movimiento anarquista después del encarcelamiento de Ricardo Flores Magón. 

Con el nuevo periódico Práxedis organizó una nueva insurrección en la frontera, planeada para 1908. Pero el revolucionario que formaba parte del comité central del partido tuvo que lidiar de nuevo con la infiltración de la policía porfirista. Días antes del levantamiento el grupo fue sofocado. Práxedis intentó una última insurrección en el pueblo fronterizo de Palomas, en Chihuahua. La idea es que este golpe provocara un efecto dominó y culminara con la sublevación de varias regiones.  Pero la operación fracasa y Francisco Manrique muere cuando intentaba incendiar la garita. 

Práxedis se convirtió en el enemigo número uno de la dictadura de Porfirio Díaz, el gobierno de Estados Unidos se une a las pesquisas, las recompensas alientan a investigadores privados a seguir los pasos del revolucionario. Era un hombre buscado, pero Práxedis tenía facilidad para mimetizarse, igual se hacia pasar por un hacendado que por un obrero. Desde la clandestinidad, se planean más levantamientos. 

Cuando inicia la revolución, encabezada por Francisco I. Madero, en noviembre de 1910. Práxides aprovecha y se subleva. Con algunos veteranos conformó un nuevo frente, la idea era la repartición de las haciendas entre los pobres. El bando anarquista se distinguió con el color rojo y con una frase de los movimientos libertarios rusos: “Tierra y Libertad”. 

El 19 diciembre de 1910 la avanzada armada del Partido Liberal Mexicano, encabezado por Práxedis cruzó el Río Bravo. Días después hicieron su primera acción revolucionaria cuando expropiaron un tren. Desde entonces esa táctica sería utilizada por otros combatientes. 

El 29 de diciembre el Parido Liberal Mexicano llegó a Janos Chihuahua, para tomar el lugar. Pero durante las acciones una bala perdida mató a Práxedis de 28 años. Las fuerzas anarquistas decidieron abandonar la posición.

 Los restos del combatiente se encuentran actualmente en el panteón municipal de la ciudad de Chihuahua, su epitafio dice “la justicia no se compra, ni se pide de limosna, si no existe se hace”.

El Partido Liberal Mexicano se quedó sin su mejor hombre, el levantamiento anticapitalista y libertario quedó frustrado.

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).