Posada, el padre de La Catrina

4 febrero, 2022

Cuando uno piensa en la iconografía mexicana sin duda José Guadalupe Posada es la referencia. Pero este hombre que dedicó su vida a retratar en grabados la vida en México tuvo una biografía atribulada, incluso murió olvidado y por las secuelas de su alcoholismo en la Ciudad de México. Su trabajo fue reconocido después de muerto.

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Después de la Revolución los integrantes del nacionalismo cultural, como Diego Rivera, se encargaron de lanzar a la fama a José Guadalupe Posada. Un desconocido ilustrador de Aguascalientes que retrató las costumbres mexicanas y creó personajes que conviven con nosotros. 

José Guadalupe Posada se convirtió en un mito, “La Catrina” se volvió uno de nuestros iconos culturales. Su mundo de calaveras convive con nosotros, como los fantasmas de Pedro Páramo. Pero pocos saben que en realidad su personaje más famoso fue bautizado por el artista como “La Calavera Garbancera”. Posada le puso así como sátira de los mexicanos que se querían hacer pasar como españoles. 

Pero el pintor Diego Rivera rebautizó a aquella calavera como “La Catrina” en un libro de grabados. De hecho, Rivera la utilizó como personaje central en su mural favorito “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Incluso, Rivera se retrató como niño a un lado de ella. Uno de los aspectos más interesantes sobre la personificación de la Catrina, es que el muralista la retrató de cuerpo entero: le hizo un largo vestido blanco, maquilló aquel esqueleto y sobre su gran sombrero le dio color a las plumas y a las flores. 

Los mexicanos adoptamos a La Catrina para siempre, sobre todo la hacemos presente en noviembre cuando nos visitan los muertos. Pero hay otros personajes de José Guadalupe Posada que mantenemos vivos, como las calaveras amorosas, la calavera oaxaqueña, el vendedor de juguetes, el ciclista, los caballos, etc. Pero además de los personajes los retratos de la vida cotidiana nos remontan a la época en que vivió el artista. 

Mucho se discute el papel que jugó José Guadalupe Posada para la Revolución, personajes como Diego Rivera lo colocaron a este padre intelectual y un activista. Pero investigaciones más recientes, como la hecha por el monero Fisgón (Rafael Barajas Durán) aseguran que Posadas estuvo lejos de los postulados anarquistas de los hermanos Flores Magón y de los movimientos sediciosos al régimen. Incluso, Fisgón retrata que el artista era antirrevolucionario y tuvo una lealtad al dictador Porfirio Díaz. 

Posadas es un personaje contradictorio, pero a todas sus facetas se sobrepone el artista popular. 

José Guadalupe Posadas llegó a este mundo un día de la candelaria (2 d febrero) de 1852, el caricaturista nació en la antigua calle de Los Ángeles, ahora conocida como José Guadalupe Posada, en Aguascalientes. En el lugar hay una placa para rememorar el nacimiento de Posadas.

Se sabe que el lugar era una pequeña panadería en el barrio de San Marcos, ahí Petra Aguilar Portillo, la segunda mujer de Germán Posada Serna, dio a luz al quinto de sus ocho hijos. En aquel barrio fundado por indios en 1604 creció Posadas, el lugar era un barrio popular donde se elaboraban y vendían mercancías. 

En la familia Posada había vena para las artesanías, el padre del artista era panadero, pero también había alfareros y zapateros. Se sabe que Posadas entró a trabajar desde pequeño en la venta de pan, que se repartía de puerta en puerta entre las calles de la ciudad. Pero también siendo muy joven se interesó por las litografías y grabados, trabajó en un pequeño taller en Aguascalientes, propiedad de José Trinidad Pedroza, quien se convirtió en socio del artista. Cuando Posada tenía 19 años publica sus primeras viñetas en El Jicote, un pequeño periódico que le hacía la revolución al gobernador Jesús Gómez Portugal. 

El artista se va a vivir a León, Guanajuato, en 1872 donde se dedica a hacer grabados comerciales. Incluso abre su propio taller litográfico en la Calle del Indio Triste y se dedica a dar clases en una escuela secundaria. En esta ciudad recopila una buena cantidad de obras y prospera. También contrae matrimonio y tiene hijos. Pero la fatalidad alcanza a Posada en junio de 1888, cuando la ciudad se inunda por las lluvias veraniegas. 

El maestro Sostenes Lira, testigo de la inundación relató: “las aguas inundaron cerca de la mitad de la ciudad. Las casas destruidas ascendieron a más de dos mil, quedando algunas manzanas reducidas a un montón de escombros. Cadáveres encontrados, 242, además de 1400 personas desaparecidas”. 

 En aquella hecatombe Posada perdió su taller, el artista realizó grabados sobre la inundación, la peor tragedia que haya vivido la ciudad. Pero también ese año deja la ciudad. De esa época quedan algunas escenas costumbristas y también algunos personajes retratados. Como el facineroso Valentín Mancera o el torero leonés Rodolfo Gaona.

Después de la inundación Posada se muda a la Ciudad de México. En la capital el artista recibe varias ofertas para trabajar en empresas editoriales, entre ellas la de Irineo Paz. Allí elabora cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El hijo del Ahuizote, entre otros. Las fotografías aún no se utilizaban para acompañar las notas en los periódicos, así que las ilustraciones de Posada sirvieron para retratar acontecimientos noticiosos. 

En la Ciudad de México Posada realiza sus trabajos gráficos más importantes, las series de calaveras y escenas cotidianas. Aún así el artista no logró reponerse de las pérdidas sufridas en León, en sus últimos años el hombre se convirtió en alcohólico. 

Posada es uno de los iniciadores del movimiento nacionalista en las artes plásticas, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez como una guía para retratar México. En 1933, veinte años después de su muerte, fue redescubierto por el pintor Jean Charlot, quien editó sus planchas y reveló la influencia del artista. Posada muere, tan pobre como había nacido en 1913, en la Ciudad de México y sus restos, que no fueron reclamados por nadie, fueron sepultados en una fosa común.

Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).