Protestar, hasta por comida echada a perder, puede ser peligroso en la Facultad de Ingeniería de la UNAM
Por Lydiette Carrión / @lydicar
La facultad de ingeniería de la UNAM enfrenta una grave crisis en su interior. Las y los estudiantes reclaman básicamente dos cosas: uno, que se cancele la concesión de la comida a la empresa privada que actualmente la cafetería Cibarium (donde estudiantes que tienen becas alimenticias deben comer). Y dos, que no condicionen la existencia de los espacios libres.
A mediados de abril, se realizó una asamblea en la Facultad de Ingeniería. Las y los estudiantes se quejaron debido a la mala calidad de la comida de la cafetería, en la cual comen estudiantes que acceden a una beca alimenticia. Relatan estudiantes que han hallado comida echada a perder. Por ejemplo, reportaron moho en el pan, así como cucarachas en la sopa. La situación, explica, es particularmente indignante ya que es en este espacio donde las y los estudiantes que cuentan con beca alimenticia –por ser de bajos recursos– deben hacerla valer.
Es así que esto afecta a jóvenes que estudian una carrera muy demandante, con un alto índice de deserción y de mucha dificultad para aquellos de bajos recursos. A estos últimos se les ofrecen supuestas comidas gratuitas echadas a perder e indignas.
Es por esto que se realizó la asamblea el 18 de abril, esto en una facultad que suele ser más bien poco movilizada en el aspecto social. En las discusiones estudiantiles, además se agregaron otras demandas, como algunos apoyos para estudiantes rezagados e infraestructura. El caso es que aquel día se votó por hacer un paro estudiantil.
Sin embargo, ese mismo día ingresaron personas encapuchadas, ingresaron a la Facultad para romper la movilización.
En particular se dirigieron al cubículo estudiantil del anexo de la Facultad de Ingeniería (CEAFI-GAR). Ahí, en ese momento se encontraban sobre todo mujeres y algunos estudiantes menores de edad, que habían ido desde Preparatoria 5 a pedir asistencia. Las encapuchadas los amenazaron y mostraron armas blancas.
Lo singular de este ataque, explican estudiantes del cubículo CEAFI-GEAR es que en su mayoría fueron mujeres, estudiantes.
A pesar de las amenazas la comunidad estudiantil finalmente sí cerró la escuela hasta el 3 de mayo pasado. Todo indica que sí podrán cambiar a la empresa privada que se hace cargo de la comida. Sin embargo, les preocupa la posible presencia de grupos porriles que además actuaron con este nivel de violencia.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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