En la Ciudad de México hay más de 100 pueblos y barrios originarios, pero la urbanización desmedida arriesga su existencia. Esta semana, en distintas alcaldías, fueron reprimidos al protestar contra las acciones gubernamentales que, dicen, les borran la existencia y la identidad
Texto: María Ruiz
Foto: María Ruiz y Frente por la Defensa de los Derechos de los Pueblos y Barrios del Anáhuac
CIUDAD DE MËXICO.- En la capital del país coexisten 190 pueblos y barrios originarios dentro de las alcaldías. Según datos de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, hay 139 pueblos y 59 barrios que se reigen por un sistema normativo propio. A algunos de ellos, como Xoco o La Romita, han sido invadidos por la mancha urbana; otros como Xochimilco y Milpa Alta resisten entre sus embarcaderos y milpas.
La mayoría de estos pueblos y barrios se enfrentan en distintas medidas a la urbanización. Entre sus coincidencias está la preocupación que les generan el Programa General de Ordenamiento Territorial y el Plan General de Desarrollo, así como la inconformidad con las acciones emprendidas por la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas residentes de la ciudad (Sepi). En mayo del 2023, esa dependencia publicó un documento en el que borró a 148 pueblos originarios del mapa al reconocer sólo a 50 de los 198 que existen.
Para los integrantes del Frente por la Defensa de los Derechos de los Pueblos y Barrios del Anáhuac -que habitan en diferentes alcaldías- se trata de una medida colonialista que viola sus derechos e imposibilita su reconocimiento. Representantes de 11 de las 16 alcaldías conversaron con Pie de Página sobre los principales problemas que los mantienen en resistencia.
Esta alcaldía tiene 10 pueblos: Axotla, Chimalistac, San Bartolo Ameyalco, Santa Fé de Vasco de Quiroga, Santa Lucía Xantepec, Santa María Nonoalco, Santa RosaXochiac, Tetelpan, Tizapán y Tlacopac. Su alcaldesa es Lía Limón. Dentro de esta demarcación también se encuentra Santa Fé, uno de los proyectos inmobiliarios más lujosos de la capital.
Gerardo Olvera es autoridad tradicional y mayordomo de Santa Lucía Xantepec. Cuenta que cada tercer día recibe llamadas de inmobiliarias que buscan comprarle un predio que tiene, a su primo cada dos semanas le dejan casquillos de bala en la entrada de su casa, una forma de presión para que venda un terreno que tiene.
“Tenemos una cuestión con las inmobiliarias, que curiosamente también llegan por parte del Instituto de Vivienda. Otra problemática es el desabasto de agua y los prediales muy altos. Yo tengo un predio y solo porque está a lado del puente de los poetas debo pagar 58 mil pesos anuales. La plusvalía es algo insostenible”.
Demetrio Galván Torres participa en el Consejo del pueblo originario de Tetlanman Yopico. Cuenta que su primera lucha fue la defensa del Deportivo Reynosa y de la Alameda Norte. En 2011, las autoridades intentaron construir un Foro Estadio en este predio y el pueblo lo impidió. A mediados de ese año, dos de sus compañeros, Alberto Sepúlveda y Damián Reséndiz sugirieron apegarse a la defensa de los derechos de los barrios originarios. Ocho años después se unieron en 2019 al Frente por los Derechos del Valle del Anáhuac.
Actualmente se enfrentan a la posible construcción de un parque, de un proyecto de escuela de artes de la alcaldesa Margarita Saldaña y a una enorme bodega de la empresa extranjera Amazon.
“En Avenida San Pablo Jalpa 306 están acondicionando el terreno para constuir una borrega gigantesca de Amazon y eso traería bastante tráfico. En la colonia San Rafael construyeron una mega bodega de Bimbo. Al principio estaban felices pero no miraron a futuro que ahora tienen problemas con el agua potable, que ya no tienen suficiente como antes de que empezara a operar la megabodega de Bimbo”, expone Galván.
Le preocupa la falta de agua y el tráfico que generará en las estrechas calles de su pueblo. Además les preocupa el proyecto de la alcaldesa ya que quiere realizarlo dentro del Deportivo Reynosa, espacio que defienden desde el 2011. Otra de sus preocupaciones detonadas por el PGD es el aumento de unidades habitacionales.
Azcapotzalco tiene 25 pueblos: Coltongo, San Andrés de las Salinas, San Andrés Tetlanman, San Bartolo Cahualtongo, San Francisco Tetecala, San Francisco Xocotitla, San Juan Tlihuaca, San Lucas Atenco, San Martín Xochináhuac, San Mateo Xaltelolco, San Miguel Amantla, San Pedro de las Salinas Calhuacatzingo, San Pedro Xalpa, San Salvador Nextengo, San Salvador Xochimanca, San Sebastián Atenco, San Simón Pochtlan, Santa Apolonia Tezcolco, Santa Bárbara Tetlanman Yopico, Santa Catarina Atzacualco, Santa Lucía Tomatlán,Santo Domingo Huexotitlán, Santa MaríaMalinalco, Santiago Ahuizotla y Santo Tomás Tlamatzingo.
En Coyoacán una de las principales luchas fue la del Pueblo de Xoco contra el megaproyecto Mitikah. Este fue un ejemplo de gentrificación y de despojo, ya que se impuso un proyecto a partir de la falta de reconocimiento de Xoco como pueblo, ¿por qué? Por ser considerado una colonia al estar dentro de una zona cien por ciento urbanizada.
Coyoacán tiene ocho pueblos -Churubusco, Copilco, La Candelaria, Los Reyes Hueytilac, San Francisco Culhuacán, San Pablo Tepetlapa, Santa Úrsula Coapa y Xoco- y siete barrios: -Cuadrante de San Francisco, Del Niño Jesús, La Concepción, Oxtopulco, San Lucas, Santa Catarina y Viejo Ejido de Santa Úrsula-.
Hace siete años se llevaron el agua del pueblo de Santa Isabel Tola. Incrementaron el diámetro de las tuberías y se llevaron el agua para un conjunto habitacional y para una plaza comercial. Desde entonces a las casas del pueblo les llega el agua por tandeo.
“Eso es parte de lo que provocan las cisternas de los proyectos inmobiliarios. Hemos tenido problemas con los conjuntos habitacionales. Sabemos que aquí no pueden tener más de tres pisos pero tenemos 8 conjuntos con más pisos de los permitidos” cuenta María Inés Prado, habitante de Santa Isabel Tola.
Prado cuenta que su territorio se ha ido perdiendo y ahora son zona urbana, lo que provocó que tengan conflictos socioeconómicos y de movilidad. Además escucharon rumores de que la delegación quiere hacer un complejo turístico en una parte de la alcaldía que es zona ecológica. También denuncia que entró el Movimiento Urbano Popular.
“Los conjuntos habitacionales de ‘vivienda sustentable’ totalmente nos afectarían por el desabasto de agua, el rompimiento de tejido social, no tenemos lugares para megaproyectos” cuenta.
Recientemente Prado se enteró que van a cerrar su panteón el 1 y 2 de noviembre, fecha en el que lo visitan como tradición de Día de Muertos.
“Pienso que lo que quieren hacer es que la comunidad no se organice. Ese es el temor, que empiecen a afectar a las comunidades desde sus tradiciones” explica.
La GAM tiene nueva pueblos -Calpultitlan, Cuauhtepec, Magdalena de las Salinas, San Bartolo Atepehuacan, San Juan de Aragón, San Pedro Zacatenco, Santa Isabel Tola, Santiago Atepetlac y Santiago Atzacoalco- y seis barrios -Candelaria, Guadalupe, La Laguna, La Purísima, San Juan y San Rafael-.
En Iztacalco hay siete barrios que en el último conteo del Sepi fueron borrados de un plumazo. Alejandra Diez Barroso cuenta que si bien ya no tienen áreas de conservación y la gente mayor ha muerto, los terrenos que eran fábricas ahora los están comprando las inmobiliarias para construir vivienda popular.
Alejandra Diez es originaria del barrio de Santiago Atoyac. Frente a su iglesia les construyeron seis torres, cada torre con cinco pisos, a pesar de que en esa zona de la ciudad no se permiten construcciones de más de tres.
“Nos metimos a la lucha contra el PGD y el pegote (PGOT). Así le digo yo porque es un pegote mal hecho. Nos metimos porque nos dimos cuenta que están poniendo a merced de las inmobiliarias nuestros territorios. En Iztacalco la tierra es muy barata, estamos muy bien ubicados, hay muchas vías de comunicación. Suena muy atractivo para las inmobiliarias. Al desconocernos cómo barrios originarios le dan la puerta a poder construir lo que se les pegue la gana, en donde quieran”, cuenta Diez.
Diez recuerda que el territorio era chinampero, es fangoso por lo que no aguanta el peso de construcciones grandes. Además, dice, hasta sus fiestas también han sido afectadas, porque ahora sólo les permiten festejar un fin de semana porque el barrio está en una avenida de alta afluencia vial.
“Al desaparecer la categoría de barrio originario vamos a ser colonia y no queremos ser colonia. De por sí ya empezaron a subir las cuentas de agua, se supone que somos manzana popular, con la construcción de estos nuevos edificios nos cambian la categoría a manzana media y al cambiarnos a manzana media el costo de todos los servicios incrementará. Los que somos originarios no podemos pagar esas cantidades y vamos a ser desplazados”, denuncia.
Iztacalco tiene un pueblo -anta Anita Zacatlalmanco Huehuetl- y siete barrios -(San Sebastián) Zapotitla o Zapotla, La Asunción Atenco, Los Reyes Ezquitac, San Francisco Xicaltongo, San Miguel Amac, Santa Cruz Atencopa y Santiago Atoyac-.
Iztapalapa es una de las alcaldías más complejas de la ciudad. No sólo por su extensión y cantidad de población, también por los problemas sistémicos, como la falta de agua. También es un lugar de mucha tradición, donde fiestas como la de Semana Santa son conocidas en el mundo.
Carmen Chavarría, de San Andrés Tomatlán, enumera múltiples problemas que enfrentan los pueblos de Iztapalapa, donde desde 2018 dejaron de darse permisos para construir unidades habitacionales por los hundimientos que provocan estas construcciones.
“La construcción de la línea 12 se sigue hundiendo porque hay algo que no se puede comandar que es la memoria de la naturaleza. Donde lo construyeron era una ciénega. Los pueblos no estamos negados a tener que evolucionar y tener mejores condiciones de vida pero no queremos que vengan a imponer lo que no queremos, como la presencia de la Guardia Nacional”, dice Chavarría.
La llegada de la línea 12 la plusvalía de los terrenos subió y construyeron varios hoteles, dejaron entrar Oxxos y no se cuidó al comercio local, cuenta Chavarría.
Otra preocupación que tienen es que entuben el Canal Nacional y construyan edificios encima. También la invasión de zonas naturales como el Cerro de la Estrella. Y como en otras alcaldías el aumento de la plusvalía.
“Tenemos un problema con el barrio Estrella-Culhuacán, donde se desdoblaron varios pueblos. Este no está reconocido porque es barrio hermano del barrio de San Simón pero nos dimos cuenta que está en el marco geográfico de zonas susceptibles a ser desalojadas y si se va esta zona, en efecto dominó se van los Barrios de Culhuacán”, cuenta.
Contrario a la opinión de muchos, Chavarría es crítica de los proyectos culturales desarrollados por gobierno de la Ciudad de México (Pilares) y por la Alcaldía (Utopías). Aunque mejoran la calidad de vida de la gente, para ella son megaproyectos que homogeneizan la cultura
“En Los Pilares la gente que quiere el servicio le paga haciendo vaquita a los maestros porque están yendo a trabajar gratis. Deberían darnos el pueblo para hacer las mejoras de acuerdo a lo que queremos. Hay que hacer nuestros museos con nuestras casas de pueblo., ¿Cuál es la diferencia entre un Pilar, una Utopía y una Casa de Pueblo? La Utopía genera una homogeneización de acciones culturales. Una Casa de Pueblo tiene corazón espíritu identidad y comunlidad», explica.
Iztapalapa tiene 15 pueblos: Aculco, Culhuacán, La Magdalena Atlazolpa, Los Reyes Culhuacán, Mexicaltzingo, San Andrés Tetepilco, San Andrés Tomatlán, San Juanico Nextipac, San Lorenzo Tezonco, San Sebastián Tecoloxtitlan, Santa Cruz Meyehualco, Santa María Aztahuacan, Santa María Tomatlán, Santa Martha Acatitla y Santiago Acahualtepec. Y 11 barrios: La Asunción, San Antonio, San Ignacio, San José, San Lucas, San Miguel, San Pablo, San Pedro, San Simón, Santa Bárbara y Tula.
En Magdalena Contreras se encuentra el último río sano de la ciudad. Es la gran riqueza y responsabilidad de los pueblos de esta alcaldía. Y es también la gran preocupación de Tomasa Magdalena del pueblo de Magdalena Atlictic.
«El gobierno quiere nuestro bosque y nuestra agua. Nosotros tenemos el último río que queda en la Ciudad de México y precisamente es lo que quiere el gobierno, para dárselo a los edificios, a las tiendas grandes. Y los pobres muriendo de sed, eso es lo que el gobierno está haciendo. Acabando con los pueblos y queriéndonos sacar y volvernos inmigrantes» explica.
El movimiento comenzó hace cinco años, cuando empezaron a hacer asambleas y la alcaldía les acusó de desinformar pero su lucha es muy importante ya que es de los pocos pulmones que tenemos.
En la alcaldía hay cuatro pueblos: Magdalena Contreras Atlictic, San Bernabé Ocotepec, San Jerónimo Aculco-Lídice y San Nicolás Totolapan.
La comunidad de Milpa Alta tiene un vínculo muy grande con la tierra. Más allá del valor utilitario, es una relación de coexistencia cultural, espiritual y económica, es el sustento que tiene la comunidad. Su economía está basada en la agricultura y el comercio local. Por eso, resguardar las formas en cómo se elabora, se cultiva y se organiza la comunidad ha sido muy importante. De ahí deriva el tema de la organización, de la defensa de la tierra.
Donají Meza es parte del colectivo de Jóvenes Comuneras y Comuneros de Milpa Alta. La tierra los mantiene en lucha contra el despojo y la explotación de los bosques para madera forestal.
«La migración constante avanza cada vez más hacia las zonas de conservación tanto agrícola como forestal, y con ella la gentrificación. El problema que tenemos con PGOT o sin éĺ, es que es la población originaria es quien vende y fracciona la tierra. Al hacerlo está propiciando, en modo hormiga, lo que en términos ‘legales’ este ordenamiento está intentando. Considero que si necesitamos un ordenamiento, pero comunitario que emane de las realidades que pisamos», cuenta Meza.
En Milpa Alta hay 12 pueblos: San Agustín Ohtenco, San Antonio Tecómitl, San Bartolomé Xicomulco, San Francisco Tecoxpa, San Jerónimo Miacatlán, San Juan Tepenahuac, San Lorenzo Tlacoyucan, San Pablo Oztotepec, San Pedro Atocpan, San Salvador Cuauhtenco, Santa Ana Tlacotenco y Villa Milpa Alta.
Marcela Alvarado, del pueblo de San Andrés Totoltepec, cuenta que la mayor preocupación que le provocan, tanto el PGD como el PGOT, son las 30 mil hectáreas de área natural protegida que pretenden quitar.
“Los pueblos de Tlalpan, Contreras, Cuajimalpa, Xochimilco, Milpa Alta somos los que recargamos los mantos acuíferos con nuestros bosques, somos los pueblos los que damos aire a la ciudad. Entonces acabar con 30 mil hectáreas y legalizar las invasiones… ¡Imagínate!, ¿a dónde nos va a llevar? Si de por sí tenemos en las áreas naturales invasiones… no podemos permitirlo porque la ciudad va a colapsar».
Otra de sus preocupaciones son las unidades habitacionales autorizadas por el Instituto de Vivienda (INVI), a las cuales nombra como cartel inmobiliario.
“Las construcciones del INVI son casas de interés social pagado por recursos federales, si necesitas casa te dicen que tienes que acudir a eventos, te cobran dinero y te obligan a participar en marchas y en cierre de calles” explica.
Una de las luchas más fuertes que actualmente tienen en esta alcaldía es contra el megaproyecto de la remodelación del Estadio Azteca rumbo al mundial que se realizará en México. Este megaproyecto también implicará construcciones que dificulten más la distribución de agua alrededor de este lugar.
En Tlalpan hay 11 pueblos -Chimalcoyoc (La Asunción), Magdalena Petlacalco, Parrés El Guarda, San Andrés Totoltepec, San Lorenzo Huipulco, San Miguel Ajusco, San Miguel Topilejo, San Miguel Xicalco, San Pedro Mártir, Santa Úrsula Xitla y Santo Tomás Ajusco- y siete barrios -El Calvario, La Fama, La Santísima Trinidad, Niño Jesús, San Fernando, San Marcos y San Pedro Apóstol-.
José, quien pide anonimato por seguridad, está convencido de que tanto el PGOT como el PGD no detienen el crecimiento de la mancha urbana. En Santiago Zapotitlán, el pueblo al que pertenece, el mayor problema que enfrentan los pobladores es la invasión de terrenos ejidales y comunales por grupos del crímen organizado. Hasta ahora las autoridades del pueblo no lo han permitido pero es una amenaza latente.
Otro problema es la de la falta de consulta y la construcción de proyectos inmobiliarios:
“Estamos pugnando porque no se lleve una obra de una unidad habitacional porque el territorio es inestable y se inunda. También nos preocupa cómo se va a abastecer esa unidad. (En contraste) No tenemos un centro de salud digno, no tenemos escuelas” cuenta.
En Tláhuac hay siete pueblos: San Andrés Mixquic, San Francisco Tlaltenco, San Juan Ixtayopan, San Nicolás Tetelco,
San Pedro Tláhuac, Santa Catarina Yecahuizotl y Santiago Zapotitlán.
Laura Montes lo dice claro: «Nos quieren cambiar de pueblos a colonias y no tenemos por qué aceptar eso como pueblos originarios».
En Xochimilco su principal preocupación es el agua. Que se la lleven y que les inunden de aguas negras.
«En Xochimilco estamos luchando por el agua. Están haciendo obras sin consultarnos. Ahora que viene el 2024 ya están haciendo obras de drenaje, que ni siquiera van a servir. Todas las obras que han hecho en Xochimilco no han servido. Solo gastan presupuesto sin resolver el problema que son «las inundaciones» pero estas pasan por la ocupación de la parte cerril con asentamientos irregulares pero la solución no son las obras, es que captemos la lluvia, que se procese el agua de drenaje, que pongan plantas tratadoras que es lo que queremos» explica.
Laura cuenta que los canales han sido contaminados por esta misma mala administración de los gobiernos.
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