12 diciembre, 2022
“En nuestro pueblo se produce de todo, pero cuando queremos vender nos compran muy barato, y cuando nosotros queremos comprar lo que necesitamos nos lo vende muy caro”, dice un jornalero de Cuamancingo. Distintas comunidades no participan en el programa “Sembrando vida” ni en otros programas del gobierno federal. El lema “primero los pobres” o “la 4T” no ha llegado a todos los pobres
Por Arquímedes Bolito González*
Durante mucho tiempo las comunidades indígenas han sobrevivido ante la hambruna, han trabajado incansablemente para llevar los alimentos a su hogar. La tierra no es fértil, y cada día buscan en dónde sembrar maíz, calabaza, frijol y frutales para su dieta. La pobreza y desigualdad los ahorca todos los días, mujeres, hombres, jóvenes, niñas y niños luchan para salir adelante nadie se salva de este problema histórico y estructural. Esta es la situación que se repite año con año en los pueblos originarios. Cada día suspiran y piden a Dios que pronto llegue la paz, y la justicia a sus comunidades.
Esta realidad es la que viven las comunidades que acompañamos como Enlace Comunicación y Capacitación A.C. en la Montaña de Guerrero, principalmente aquellas que son parte del colectivo Cochiauxochitl que integran 5 comunidades nahuas del municipio de Chilapa de Álvarez. En los espacios de encuentro siempre está la interrogante ¿Por qué migramos y por qué no trabajamos en nuestra tierra?
Un jornalero de Cuamancingo comenta a esta pregunta: “… simple, existe una razón, en nuestro pueblo se produce de todo, pero cuando queremos vender nos compran muy barato, y cuando nosotros queremos comprar lo que necesitamos nos lo vende muy caro” – suspira al final-. Y cuándo se pregunta: ¿quiénes son aquellos que les venden caro?, responde: “Los ricos, los que tienen tiendas grandes en la ciudad, ellos no rebajan en nada, nosotros andamos en la calle vendiendo, la misma gente de nuestra región nos piden rebaja, no valoran nuestros productos, pero cuando van con ellos no les dicen nada, es triste la verdad, pero si nos compraran bien nos quedaríamos a trabajar, disfrutar el campo y las fiestas del pueblo, los extrañamos cuando estamos a fuera, además no tenemos cerca a nuestra familia”.
El compañero se sienta en una silla en la Comisaría de su comunidad, y se queda pensando, pronto sale y mira hacia su pueblo, regresa y dice: “pronto me voy a ir de nuevo, solo vine a festejar el día de muertos”, se quedará en nuestro pueblo un rato, afirma el compañero que está sentado a su lado y le dice “Yo también me voy a ir el próximo mes, vine a poner ofrenda a mis familiares que ya nos dejaron, aquí no hay trabajo, sembramos pero nadie quiere comprar nuestros productos. Nuestro pueblo está muy lejos de donde pasa la carretera, si uno quiere sacar sus productos a vender tiene que contratar carro y no es barato, casi no hay ganancias, por eso nos vamos”.
Cuando se le preguntó: ¿cuántos son los que se fueron de este pueblo? Uno de ellos se queda pensando y calculando y responde: “aproximadamente como 140 personas, más los que se van a ir ahora, todos están distribuido en diferentes estados del país”.
Otras compañeras escuchan atentas, y cuando se les pregunta ¿Por qué no se han ido ustedes? Responde una de ellas:
“Yo no me he ido porque estoy sola, tengo niñas chiquitas, aunque nos compran barato con eso sobrevivo, junto quelites, nísperos o cualquier producto que se dé por acá, me lo llevo a Xalpitzahuatl para vender o a veces hasta Tlapa, con eso compro algo para la casa. Pensar juntar dinero, eso nunca, pensar en una casa, comprar terreno o sembrar mucho, no se puede, no nos alcanza para nada”.
Mira a su niña que está sentada a su lado y dice:
“ella me acompaña a la caminata que realizamos para llegar al crucero, de ahí tomamos carro para el pueblo que mencioné, ella va aprendiendo a vender para que no sufra como yo sufrí de niña”.
Agrega otra compañera:
“Yo no salgo a otros estados, pero mi hijo sí, no se mucho de él, porque no tengo teléfono para hablarle; yo sigo luchando por acá en el pueblo vendiendo verduras y frutas en las cabeceras de Chilapa y Tlapa. No es fácil, nos cuesta mucho, porque tenemos que caminar cargando nuestros productos y llevamos muy pocos”.
Las otras compañeras compartieron que ellas hacen lo mismo vendiendo productos en la comunidad o comunidades vecinas para su sobrevivencia.
Estas comunidades como Cuamancingo y Cerrito de San Marcos no participan en el programa “Sembrando vida” ni en otros programas del gobierno federal. El lema “primero los pobres” o “la 4T” no ha llegado a todos los pobres, simplemente se han quedado en el discurso. Los pueblos no pueden seguir viviendo esta situación en pleno siglo XXI, es necesario organizarse con todos los pueblos y jornaleros-as para exigir sus derechos desde el lugar de origen y destino. Tenemos que decir ¡Ya basta! Ya basta de simular que todo está bien.
*Enlace, Comunicación y Capacitación A.C. Organización de la sociedad civil, que tiene 40 años de existir y es integrante de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas, artículo para la Alianza Campo Justo.
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