26 mayo, 2024
El periodista mexicano Ignacio Rosaslanda, que colaboró con Pie de Página, fue atacado a golpes por la policía de Berlín mientras cubría una protesta en favor de Palestina
Texto: Vania Pigeonutt
Fotos: Ignacio Rosaslanda
BERLÍN.- El golpe más fuerte que recibió el videoperiodista Ignacio Rosaslanda después de que la policía local lo sometió, agredió físicamente y detuvo por horas tras su cobertura a una protesta estudiantil propalestina en la Universidad Humboldt, el jueves pasado, no fue el daño físico infringido.
“Los golpes son superficiales, lo que más me dolió fue no poder documentar a las personas que decidieron quedarse a resistir”, asegura el periodista.
Rosaslanda, un periodista mexicano que ha cubierto derechos humanos en los últimos 10 años, cuenta a Pie de Página, a dos días de haber sido agredido tras esa cobertura que terminó en un desalojo violento, que le hubiera gustado estar allí para que la policía no cometiera más abusos. No pudo hacerlo. Fue el primer detenido. “Mi convicción sigue igual y yo voy a seguir documentando allí donde es necesario”.
Nacho, como lo conocen en el gremio periodístico, comenzó a trabajar desde octubre del 2023 para el Berliner Zeitung, un diario alemán con sede en Berlín fundado en 1945, mismo que lo ha respaldado tras el abuso policial. Después de haber recibido golpes en el pecho y la cara, denunció por agresiones físicas y la obstrucción de su trabajo periodístico a la policía berlinesa, un delito considerado grave en este país.
Desde octubre, mes en el que la guerra entre Israel y Palestina se recrudeció, a Nacho le ha tocado documentar con su teléfono inteligente y tripié, semana tras semana las protestas en Berlín, donde vive la población palestina más grande fuera de su territorio, unas 300 mil personas. Exigen cese al fuego en la franja de Gaza. Que Israel deje de matar con su tecnología, bombas y apoyo estadounidense a miles de niños e inocentes.
“¡Ich bin Presse!”, “¡Soy prensa!”, repitió segundos antes de ser sometido por la policía en el Instituto de Ciencias Sociales de la universidad, del que después fueron agredidos y desalojados más de un centenar de estudiantes que estaban acordando en un diálogo con su rectora, Julia von Blumenthal, medidas pacíficas sobre su protesta que había iniciado el miércoles con la toma y múltiples pintas #FreePalestine en el edificio.
Eso quedó grabado en un video donde pudo documentar que, sin respetar su gafete de prensa, lo cual siempre había ocurrido en el pasado, un policía lo golpeó dos veces con puños en la cara y el estómago, fue esposado por horas y al finalizar la acción le negaron atención médica. Tuvo que llevarlo al hospital otro colega.
Hasta el momento Rosaslanda ha recibido el apoyo de periodistas tanto mexicanos como alemanes y también de la embajada mexicana en Berlín. Después de una reunión que sostuvo este sábado con el embajador, Francisco Quiroga, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), otorgó protección consular al periodista.
En su comunicado, la embajada mexicana aseguró que compartió “al Ministerio Federal de Relaciones Exteriores alemán el video de la agresión, y proporciona acompañamiento en la demanda que el diario y el periodista interpusieron por lesiones y abuso de autoridad”. Además, que la representación diplomática dará seguimiento al proceso legal para garantizar que se esclarezca la agresión y se apliquen las sanciones correspondientes.
Por su parte, Rosaslanda busca también el apoyo de organizaciones como Reporteros Sin Fronteras, el Comité de Protección a Periodistas, Artículo 19 y otras que puedan asistir en su caso, porque aunque hizo la demanda contra la policía de Berlín y está documentada la agresión que recibió, el aumento de la violencia policial es proporcional a la intensidad de las protestas que él y otros seguirán cubriendo, porque es parte del trabajo periodístico. Hay muchos más policías que manifestantes.
Previo a llegar a Alemania, primero en 2022, como becario del programa del IJP, un programa internacional de periodistas, y ya después para trabajar formalmente en el periódico en el cual hizo prácticas como becario, Nacho había cubierto temas relativos a los derechos humanos en México, como la desaparición forzada de personas en México, el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), siempre con ojo vigilante.
Cuenta que cuando llegó a Alemania lo mandaron a cubrir las protestas, es el encargado de toda la producción audiovisual del periódico. Las primeras protestas fueron en Neukölln, un barrio céntrico donde está una población migrante muy fuerte, entre árabe, turca, latinos, hay mucha diversidad.
“Yo las primeras veces me quedé impactado de cómo reprimían a las personas que querían manifestarse, simplemente porque traían un collar o una minibanderita de Palestina, o una sudadera, una playera, realmente no tenían mayor cosa que eso, eran detenidos por 10 policías, 20 policías, la fuerza que se usaba con esas personas era desmedida, desproporcionada”, rememora.
Lo primero que le tocó fue ver a dos personas, una tenía un collar, otra tenía una gorra de Palestina y sólo por tener eso puesto las detuvieron como 20 policías. “Me sorprendió que fuera tan limitada la libertad de expresión para estas personas… Yo pensé que aquí si tenías derecho de libre manifestación y eso fue lo primero que me tocó ver, después de las protestas subieron de tono. La gente se indignó y empezó a salir en grandes cantidades. Tanto así que ya no era posible contener las protestas”.
Es complejo, en una sociedad que carga con un pasado antisemita, con toda la historia a cuestas del Holocausto, posicionarse de manera unánime ante el ataque desproporcionado de Israel contra Palestina. Es común que la población Palestina sea equiparada con el grupo terrorista Hamás tanto en los medios de comunicación como en
la sociedad en general.
Ello, a pesar de la aprobación en marzo de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que exigía “un alto el fuego inmediato y la liberación incondicional de todos los rehenes” en Gaza.
El conflicto bélico actual ha dejado a la Franja de Gaza gravemente dañada, no sólo los miles de edificios y escombros destruidos, miles de personas han evacuado el lugar. La hambruna y la falta de esperanza se han apoderado del sitio. No se puede hacer periodismo en Gaza, ha sido uno de los lugares más letales del mundo para ejercer la
profesión, mismos colegas han sido asesinados por las bombas de Israel.
La guerra, que estalló en este capítulo tras un ataque perpetrado por Hamás el 7 de octubre de 2023, en el que, según cifras israelíes, murieron mil 200 personas, en su mayoría civiles, ha dejado en el lado palestino a más de 100 mil personas asesinadas. Lo que para miles de organizaciones y ciudadanos en el mundo es un genocidio, para otros, es un conflicto terrorista.
Como mexicano, Ignacio conoce de la represión policial y de la polarización de una sociedad; además, México es uno de los países más letales para ejercer el periodismo. Es también uno donde la mayoría de las agresiones a un periodista vienen de la fuerza pública, de los funcionarios de gobierno.
Advierte que desde octubre a la fecha las protestas han incrementado, así como la brutalidad policial, ha documentado las protestas de artistas que se han quedado sin respaldo gubernamental, sin becas por pronunciarse a favor de palestina, poblaciones LGBTQ+, judíos en contra del genocidio, activistas medioambientales y por supuesto quienes tienen refugiados del conflicto o son turcos, palestinos, de la comunidad árabe en general, quienes han llenado las calles exigiendo cese al fuego.
“Me reprimieron a mí, porque era el único periodista que estaba en ese momento ahí y por supuesto, la policía prefiere actuar sin ser observada y se les hizo fácil violentamente evitar que hiciera mi trabajo, porque no había nadie más viendo. Después de que me eliminaron, los activistas que estaban allí fueron víctimas de violencia innecesaria, porque
no había nadie viendo”, reflexiona.
Sólo él y dos colegas más se quedaron después de las 18:00 horas, hora en que la policía entró a desalojar el edifico. una vez que se acabó el diálogo con la rectora von Humboldt. La respuesta para él, es simple, él cubre una protesta hasta las últimas acciones. No todos los medios o reporteros alemanes trabajan así, algunos no se quedan hasta el final o no cubren.
Tomasz Kurianowicz, redactor jefe del Berliner Zeitung, escribió una editorial donde escribió claramente que “un ataque a un periodista es un ataque a la libertad de prensa. Esto es aún más grave cuando este ataque proviene del Estado”.
También puntualizó que: “las grabaciones de mi colega Ignacio Rosaslanda desde el edificio universitario ocupado muestran lo importante que es el uso de periodistas, especialmente de videoperiodistas. Era uno de los tres periodistas que todavía estaban allí para informar en el momento del desalojo y había seguido previamente la discusión entre
la dirección de la universidad y los ocupantes…”.
“En su vídeo se puede ver cómo los ocupantes devastaron las salas de la Universidad Humboldt y cómo se atrincheraron allí. Sin la participación de periodistas como mi colega, el público no tendría una imagen completa de los enfrentamientos entre los manifestantes propalestinos, la universidad y la policía”, dice.
Las acciones de desalojo en la universidad fueron una orden del Senado berlinés. La policía, antes de ver el video donde claramente se muestra que Rosaslanda no atacó a nadie, contestó a su periódico que él había atacado con su cámara. “A mí se me acusaba de que ataqué a un policía con mi cámara, puse resistencia y que no tenía derecho de estar allí. La policía no sabía que existía el video contundente que contradice lo que dicen. Quedó en entredicho el statement de la policía, están fabricándome cargos. Las versiones no concuerdan. Vieron el video y dijeron que iban a
seguir investigando”.
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