9 octubre, 2022
Apoyados por autoridades agrarias, los representantes de bienes comunales acusados de vender los bosques y las reservas naturales del Tepozteco concretaron una sucesión a conveniencia que les permitirá seguir con el negocio
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Cortesía vecinos de Tepoztlán y Arturo Contreras Camero
Actualización: 9 de octubre de 2022
TEPOZTLÁN, MORELOS.- A las 9 de la mañana de este domingo, el camino a la casa verde de Montecastillo está repleto de gente. Una fila larga sale de las puertas de la casa. Señores con pantalones de mezclilla, camisas a cuadros, botas, sombreros (algunos) y gorras (los más). Comuneros que esperan su turno para registrarse a la votación.
Al otro lado del camino se extiende otra línea de gente que espera a los de gorras y sombreros. Ahí hay más mujeres, niños que en la fila de enfrente, algunas con sombrillas, refrescos y tortas, preparadas para una espera estoica. De a poco, los que están formados entran a la mesa de registro, alguien les busca su nombre en una lista. Algunos entran, otros se van. “Es que no está mi segundo apellido, y me dijeron que no podía pasar”, dice uno. “Yo soy comunero, pero mi nombre no está en sus listas”, se resigna otro.
A las 11:15, tras quince minutos de tolerancia, según dicen los de la mesa de registro, los comuneros que pasaron las vallas de la entrada y entraron al patio de la casa verde, logran pasar. Quienes no, se quedan sin votar. Los reclamos escalan a los dos lados del enrejado; los organizadores, uniformados con chalecos y gorras pardas que se ven novísimas, no dejan pasar a los comuneros de afuera.
“¡Es más la gente que está afuera que la que está adentro!”, reclaman desde el tumulto de fuera, “¡Que valen esos pendejos que están ahí!”, dice alguien en referencia a los del chaleco, intentando organizar una arremetida colectiva que no prospera. Desde adentro, se escucha una voz que anuncia la presencia de la Notaria María Luisa Sánchez Osorio, quien da fe y legalidad de las elecciones. Sus servicios, como los de los chalecos, reclaman los de afuera, fueron pagados por el grupo que organiza las elecciones y controla actualmente la representación comunal: el grupo de Lucio Cuevas y Francisco Almazán.
Apenas pasado el mediodía, después de los actos protocolarios de una asamblea, empieza la votación con la presencia de 329 comuneros. “Es un padrón bien rasurado el que tienen, no nos dejaron pasar a varios”, reclaman afuera. “¿Cómo es que un puñado, unos cientos de personas, van a decidir el destino de miles?”.
A cuentagotas, una voz lee en un micrófono el nombre de un comunero. La persona anunciada se levanta, camina a la casilla y frente a la vista de todos, emite su voto libre y secreto. El proceso es lento y demora más de 4 horas. Hacia el final, uno de los que hacía de seguridad en la entrada, deja su puesto, sube a un taxi y empieza a llevar a los comuneros que ya votaron a sus casas. Por el camino por donde sale, entran dos camiones de ruta, rentados, para movilizar a más de 80 personas, la mayoría que votó por el grupo de los cuevas.
“¡Gracias a todos por su asistencia! A todos quienes gusten, la planilla ganadora de Félix Cuevas (sobrino de Lucio Cuevas) ¡les invita una comida!”, dice la voz del micrófono.
Así fue como con 149 votos, la planilla de San Juan Tlacotenco logró mantener el control de la representación de bienes comunales. O como dicen algunos comuneros, la representación de bienes inmobiliarios en la que la han convertido.
Las elecciones comunales celebradas en Tepoztlán este 9 de octubre amenazaron con romper la paz del pueblo. A pesar de que el proceso debería ser abierto, en una asamblea comunal en el auditorio del pueblo, se realizó bajo las sombras de la Casa Verde de Montecastillo. Ahí despacha la actual representación de bienes comunales, misma que hace un mes y medio fue desconocida por una asamblea popular.
Esa representación, liderada por la familia Cuevas y Francisco Almazán, ha mantenido el control de las tierras de Tepoztlán desde hace casi una década. Desde entonces ha actuado más como una corredora inmobiliaria que vende dotaciones de suelo de conservación para que se construyan lujosas casas de descanso, así como hoteles y jardines de fiesta en el corazón de la reserva. Así fue hasta que, el pasado 18 de agosto, una asamblea popular integrada por comuneros de tepoztlán, tepoztecos y tepostizos (avecindados de comunidad) decidió desconocer su representación.
Esa asamblea, comenzó un reclamo para renovar a la representación de bienes comunales. Lo hicieron a través de un proceso democrático, abierto a todo el pueblo. Sin embargo, el grupo de comuneros en el poder respondió con un plan para asegurar su permanencia y control sobre el territorio comunal de Tepoztlán (unas 24 mil hectáreas de terreno comunal). Organizaron por cuenta propia la renovación de la representación comunal.
“Este grupo de comuneros se creen que son dioses, porque están superamarrados. Tienen palancas que llegan hasta un subsecretario de educación superior de la SEP”, cuenta al respecto una persona avecindada de Tepoztlán. Esta persona vive bajo la amenaza de invasión por parte del grupo de comuneros de Francisco Almazán y los Cuevas. A ellos no les importa que el terreno comunal donde vive y siembra ha estado ocupado por su familia desde hace más de tres décadas.
“¡Les ha valido la asamblea del pueblo, que es la máxima ley que tenemos! –dice sobre la destitución del 18 de agosto– En esa asamblea se decidió que quedaban destituidos los grupos comunales. Entonces, los Cuevas esperaron un mes y fueron al RAN – el Registro Agrario Nacional– para que estuvieran completamente certificados. Ahí los reconocen, y como ya están reconocidos, les vale madre la ley del pueblo y llaman a sus elecciones”, cuenta.
Quien habla, como muchas de las personas que dieron su testimonio para este trabajo, pide se guarde su identidad. El motivo no solo son las amenazas de invasión, sino también el miedo a que se pueda atentar contra su integridad. Un reflejo de la influencia del grupo que está al frente de la representación comunal.
Una semana después de haber sido desconocidos, el grupo de Lucio Cuevas acudió a las oficinas de la Procuraduría Agraria. Esta dependencia federal asiste a comuneros en situaciones de controversia. Buscaban algún tipo de legitimidad para realizar sus elecciones. Esa noche, la del 25 de agosto, la Procuraduría publicó un mensaje en Facebook. En este ratificó la legalidad de esos comuneros para el ejercicio de la renovación oportuna de ese órgano.
Entre los vecinos de Tepoztlán corre la versión de que en realidad Lucio Cuevas, junto con sus comuneros, asistieron a la Procuraduría a llorarle al gobierno. A denunciar que el pueblo malo los estaba atacando. Mientras que ellos eran luchadores sociales que defendían la reserva natural. Nada más lejos de la verdad.
Además de contar con el apoyo de la Procuraduría, este grupo de comuneros también tiene el favor de las oficinas del Registro Agrario en Morelos. Cada miércoles un visitador del RAN viaja de Morelos a San Juan Tlacotenco. Esa es una pequeña comunidad al norte del pueblo de Tepoztlán, cuna de los Cuevas.
A pesar de que el visitador debería venir a constatar que la representación comunal está cuidando de la reserva, que está creciendo y que no se está vendiendo en lotes, la realidad es la contraria. Algunos de los vecinos de Tepoztlán dicen que en sus visitas solo llega a cobrar un dinero para repartirlo en su oficina de Morelos.
La convocatoria para estas elecciones inició el pasado 26 de septiembre. Justo después de las fiestas tradicionales de Tepoztlán y de las de la Independencia Nacional. Después de lanzar una primera y una segunda convocatoria a las elecciones, los comuneros hicieron una inusitada visita al presidente municipal, David Demesa.
Según cuentan vecinos de Tepoztlán, el 30 de septiembre un grupo de comuneros de San Juan Tlacotenco, afines al grupo de los cuevas, interceptaron al presidente municipal en su camioneta. Lo hicieron mientras este llegaba al palacio de gobierno. La turba era tan grande que parecía que lo iban a linchar. Lo mantuvieron encerrado en su auto hasta que un grupo de policías de su oficina salieron a resguardarlo. Lo ayudaron a entrar al palacio, cuentan algunos testigos.
Desde el interior el presidente Demesa llamó a otros grupos de comuneros y de activistas sociales de Tepoztlán pidiendo auxilio. A los pocos minutos personas de toda la comunidad empezaron a llegar al palacio de gobierno. Al verse rodeados, los comuneros de San Juan Tlacotenco empezaron a retirarse para evitar un enfrentamiento.
“Vino el grupo de Francisco Almazán –el presidente de bienes comunales– con Lucio Cuevas y Efraín Cabañas. Vinieron a pedilre al presidente y a hacer de su conocimiento que lo hacían responsable de cualquier cosa que les pudiera pasar. Ellos dijeron que el presidente municipal estaba incitando al disgusto y al odio hacia ese grupo de comuneros, como si fueran ellos los que estuvieran bajo amenaza”, cuenta una vecina de Tepoztlán.
A la mañana siguiente el presidente publicó en sus redes sociales un mensaje. En él decía que había sostenido una diálogo amistoso con distintos grupos comunales de la comunidad. A las pocas horas, sin embargo, borró la publicación.
El anuncio de las elecciones de este domingo no solo reafirmó los intereses del grupo de San Juan Tlacotenco, quienes quieren mantener su control sobre las tierras comunales de Tepoztlán. También descubrió la ambición de un grupo de comuneros antagónico, quienes reclaman ser los legítimos representantes comunales de Tepoztlán.
Mientras que el grupo de los Cuevas pertenecen a la serranía del municipio, a las tierras altas, este otro grupo mantiene el control de las tierras bajas del municipio. Concretamente sobre el valle de Atongo, las colindancias de Tepoztlán con Yautepec. Ambos grupos se originaron hace casi diez años, cuando se inició a planear la ampliación de la carretera La Pera-Cuautla. Además del control territorial, entre ellos pelean una bolsa de compensación Federal por la cesión de derechos de las tierras necesarias para la obra. La bolsa se calcula que ronda los 100 y 350 mil millones de pesos.
El grupo de las tierras bajas está actualmente representado por Gobel Demesa, quien se ostenta como presidente del comisariado de bienes indígenas, que no comunales. Gobel es primo de David Demesa, el actual presidente municipal. Ambos apoyan la candidatura de José Esteban Conde Ibarra a presidir los bienes comunales este 9 de octubre.
“Lo que reclama la gente es cómo se están prestando a participar en una convocatoria que está expidiendo un grupo que ya desconoció la comunidad abiertamente. No solo se están prestando al juego de venta de tierras, sino que ya hicieron obvios sus intereses por los 100 mil o cuantos millones sean”, comenta un vecino más de Tepoztlán que ha seguido de cerca el proceso.
En medio de la conmoción que suscitó la revuelta popular, diferentes grupos de vecinos de Tepoztlán iniciaron la búsqueda de los registros que avalen la existencia de uno u otro de los grupos comunales del municipio. Ahí encontraron que ninguno cuenta con registros válidos ante el Registro Agrario Nacional. Sin embargo, esto no ha detenido la emisión y comercio de centenares de constancias agrarias que gestionan. Las constancias son documentos que certifican la cesión de derechos, o posesión, de un pedazo de terreno comunal.
Uno de estos grupos de vecinos acudió a las oficinas del Registro Agrario Nacional en Morelos, y pidió las actas de asamblea que avalen la elección de uno u otro grupo comunal. La respuesta fue que no había un documento correspondiente. Tampoco se encontró un listado fidedigno de comuneros de Tepoztlán. Ni el registro de comuneros de varios de los miembros de la representación serrana de San Juan Tlacotenco.
En paralelo, una abogada que asesora un caso de invasión, como los que caracterizan a ambos grupos comunales, solicitó el expediente de tierras y cesiones comunales de Tepoztlán ante la oficina del RAN de Morelos. Para su sorpresa le entregaron un archivo pequeño, de menos de 30 páginas. “Evidentemente le faltaban hojas”, comenta la abogada. Días después repitió su solicitud, pero ante las oficinas del RAN en la Ciudad de México y recibió un archivo de más de 600 páginas.
“Los comuneros, los que sea que estén reconocidos, sí tienen una personalidad reconocida por la ley”, comenta la abogada. Pero agrega que “ninguno de los dos grupos que existen están cumpliendo con sus funciones».
«A final del día, en el caso de Tepoztlán, el comisariado está para representar a la comunidad y defender los linderos del territorio una invasión de otra demarcación o para resolver conflictos entre los integrantes de la comunidad, pero no deben decidir cómo se dispone de la tierra”.
Además de que ninguno de los grupos pareciera tener una representación avalada por algún documento ante el RAN, el grupo de Lucio Cuevas y Francisco Almazán, que fue electo en 2019 por un periodo de tres años, tiene un juicio de amparo en proceso. En este se desconoce su representación por violar las condiciones de equidad de género estipuladas en la Ley agararia. Su representación, toda de hombres, carece de un 40 por ciento de integrantes de un género distinto al de la mayoría.
Las irregularidades, confirman otros comuneros, no solo se limitan a esas.
“Legalmente no cumplen con la normatividad de la ley agraria y de los mismos estatutos que establecieron ellos como comisariado de bienes comunales”, cuenta un comunero disidente que no se siente representado por ninguno de ambos grupos.
“Están violentando el recinto oficial, que debería ser el auditorio como dice la normatividad; y es un vicio que viene desde que se formó el primer comisariado de bienes comunales en el que estuvo Francisco Almazán junto con Ignacio Cortés y Miguel Morales. Desde entonces se hizo una mafia y se fueron heredando los cargos entre ellos. Miguel Morales, de ser consejo de vigilancia, fue presidente. Ignacio Cortés, sin ser comunero, ya fue tesorero de Francisco Almazán y posteriormente presidente del comisariado. Este grupo, hace 9 años, cuando se vio perdido, decidió apoyarse de este otro grupo de San Juan, que es la familia Cuevas, no toda la población de San Juan».
La petición de diferentes grupos de habitantes y vecinos de Tepoztlán es que sea el mismo Registro Agrario, u otra autoridad con un padrón transparente de comuneros, en una asamblea en el Auditorio popular, quien realice unas elecciones de representación comunal de forma abierta y democrática.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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