Cooperativas, diferentes formas de tenencia y hasta bancos de suelo se encuentran entre los experimentos que han surgido en el mundo para aliviar la crisis de vivienda que afecta a millones, y que hoy, parece auspiciada por el capital financiero
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: Especial, tomada del video
CIUDAD DE MÉXICO.- “Hay una crisis en todo el mundo por la vivienda y el acceso a ella, a pesar de que se han tomado algunas medidas para abordar ese problema, todavía hay muchas cosas por hacer y creo que lo saben”, dice David Harvey, el urbanista marxista de 88 años que aún a esa edad viaja por todo el mundo para ayudar a evadir el yugo del capital, al menos en lo que a las viviendas toca.
“Para mí estaba claro en 1970 que no había ninguna manera en la que la provisión de la vivienda se pudiera otorgar a la mayoría de la población a través de un mercado, de un sistema de libre mercado”, asegura antes de recordar que la gran crisis económica y financiera de 2008 fue provocada por una crisis de vivienda, debido a las actividades de especulación.
Harvey abrió el el foro Vivienda justa y prosperidad compartida, organizado por su propia consultora Urban Front, que da asesoría a gobiernos y a sectores sociales sobre vivienda a lo largo y ancho del planeta, el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y el diario El País.
El foro concentró no solo a analistas y especialistas sociales de vivienda, también a representantes del gobierno de México así como de Ecuador y de Barcelona, e incluso a miembros de las grandes empresas constructoras de viviendas en el país.
Para escapar de la voraz lógica del capital, como la describe el propio Harvey, se han diseñado varios esquemas bastante exitosos, pero que con el tiempo se disuelven en el proceso de acumulación.
Una de las primeras en señalar algunos de esos esfuerzos durante el evento fue Paula Freire, coordinadora de LabCidade en São Paulo. Lo hizo, no sin antes recordar que lo que vivimos a nivel global es un proceso de deconstrucción de la vivienda como bien social. Este proceso, explica, no solo es una consecuencia de la crisis financiera o de la sobreacumulación del capital, sino también de que el sector inmobiliario y de producción de vivienda haya sido absorbido por las finanzas; todas estas como frentes de expansión del capital.
Tanto en la Ciudad de México, como en São Paulo, esa combinación de compra de inmuebles para alquilar, gestión profesional de los alquileres, combinadas con la gestión por plataformas digitales, causan desalojos rápidos y eficientes, acompañados por políticas del estado de desregulación urbana.
Después, tomó el micrófono David Madden, director del Cities program del London School for Economics. Habló de la tenencia de la vivienda y de cómo sus interpretaciones se están transformando.
“Después de 40 años de neoliberalismo, estamos regresando a un sistema de vivienda dominado por la propiedad privada más desigual. En el Reino Unido, y en muchos países el día de hoy, hay muchos cambios en la tenencia de la vivienda. Y la vivienda social se está privatizando o se está desmantelando, y donde persiste, se estigmatiza”, aseguró.
“Necesitamos multiplicar la tenencia social. Hemos hablado de diferentes modelos, hemos hablado de diferentes modelos en todos lados”, dijo.
“Claro que no hay una fórmula mágica , pero sí podemos hacer una tenencia que no sea extractiva y que se expanda a un número más social de tenencias y podemos ayudar a todas estas personas con nuevas ideas para la tenencia”.
Estas nuevas formas de imaginar la tenencia para sacar a las viviendas del mercado deben estar enmarcadas en uno de los conceptos claves que desarrolló el propio Harvey, y que en México han retomado especialistas del tema como la abogada y autora Carla Escoffié o como María Silvia Emmanuelli, directora de la Coalición Internacional del Hábitat en América Latina.
“Este concepto de derecho a la vivienda, como saben, es muy amplio, considera efectivamente la propiedad, considera la renta, pero también la vivienda no especulativa, la producción social del hábitat, con esta capacidad progresiva de satisfacer necesidades de vivienda”, dijo Emanuelli. Después, remató:
“Es lo que nos queda para enfrentar este sistema tan depredado y que ha sido, además, construido desde abajo”.
El tema de la vivienda, dijo por su parte Escoffié, no es sólo discutir acerca de si una cierta tipología, si unos ciertos materiales, si una cierta ubicación, sino que también es discutir sobre el modelo económico, sobre priorizar lo que debe ser pues digamos la vida en colectividad.
“Es ese derecho irrenunciable a ocupar un lugar en el tiempo y en el espacio, y que eso implica reconocer que todas las personas tenemos un valor intrínseco, por lo cual es inaceptable que hayan personas en la calle”, aseguró la autora de País sin techo.
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