Los países ricos hacen poco para frenar el calentamiento global, pero sí invierten más recursos en sus fuerzas armadas, explica el investigador Nick Buxton: delinean nuevas fronteras, contienen a los migrantes que huyen del clima extremo y conquistan nuevos recursos, como el litio. Buscan mantener el modelo a cualquier costo
Texto: José Ignacio De Alba
Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro
GLASGOW, ESCOCIA.- Mucho antes de que los políticos tomaran medidas para combatir el cambio climático, las fuerzas armadas de los países más ricos del mundo ya se estaban preparadas para las consecuencias del clima extremo. El académico Nick Buxton sostiene en entrevista que el calentamiento global ha provocado una escalada en inversión militar y fronteriza.
Para Buxton el término “seguridad climática” se volverá cada vez más cotidiano. Es la perspectiva de seguridad que tienen los países sobre el cambio climático. Por ejemplo, los países saben que el clima extremo trae inestabilidad y conflictos, por ello se preparan para hacer frente a nuevos conflictos. En los hechos las víctimas del cambio climático se convierten en “amenazas” que los países ricos controlan con fuerza policial y militar.
Buxton, integrante de la organización holandesa Trasnational Institute, que promueve la paz y la justicia, explica las conclusiones que halló tras la cumbre climática de Copenhague:
“Noté que al mismo tiempo que los países ricos, industrializados, estaban minimizando sus compromisos de actuar sobre el cambio climático. Al mismo tiempo estaban preparando unos planes de seguridad nacional para ver cómo iban a enfrentar las consecuencias del calentamiento global”.
El investigador, sin embargo, explica que en realidad el término es viejo, desde los años setenta y ochenta los países ricos han integrado el medio ambiente como una de las preocupaciones en sus estrategias de seguridad.
Para Buxton es muy paradójico que mientras muchos políticos, como Donald Trump, negaron la existencia del cambio climático, las fuerzas armadas de sus países se estaban preparando para las situaciones derivadas del “clima extremo”.
De hecho el cambio climático modifica a las propias fuerzas armadas, un informe del Pentágono reveló que cerca de mil 500 bases de operación de Estados Unidos tendrán que modificarse debido al clima extremo. Buxon explica que es un tema que no está en la discusión pública, pero hay una gran tendencia por parte de las agencias de seguridad para invertir en la búsqueda y la predicción de escenarios desastrosos.
—¿Dónde está pasando más esto?
—Por supuesto los países más militarizados. Estados Unidos, Australia, Canadá, Japón, Nueva Zelanda y en general la Unión Europea. Pero en países en desarrollo como la India, están siguiendo esta tendencia. Estos países reciben fondos de Estados Unidos y otros países para blindar sus fronteras. Es también lo que ocurre con México y los países del Norte de África, que se están convirtiendo en fronteras virtuales de sus vecinos poderosos.
—¿Cómo ves a México?
—México tiene una de las versiones del capitalismo más salvajes, pero también tiene muchas enseñanzas para el mundo, hay ejemplos de organización y de resistencias que se pueden seguir.
Para Bruxton el control sobre la movilidad de las personas es una consecuencia también de la militarización del cambio climático. En todos lados es igual, “se empieza con los migrantes porque son los más desprotegidos y segregados, pero también sigue con otras personas vulnerables”.
El investigador explica que no se están tomando las suficientes medidas para proteger a los más vulnerables frente a las inclemencias del clima, “se va a someter a un número grande de la población a una situación extrema y no solo eso, se les va a considerar como enemigos”.
Buxton dice que se está amenazando la vida y los derechos de las personas más afectadas por el cambio climático.
“Los países han invertido grandes sumas de dinero en planes de seguridad. Están capitalizando el derretimiento de los polos y están alcanzando nuevas fronteras para la extracción de recursos”.
El investigador explica que la economía verde está convirtiendo algunos recursos en estratégicos. Minerales como el litio, utilizado para la elaboración de pilas, podrían provocar incursiones militares en algunos países. Atrás del golpe de Estado de Bolivia estuvieron los intereses sobre el litio, según denunció el propio Evo Morales.
Los cuerpos militares ganarán mayor influencia en los países si la gente no toma conciencia y supervisa lo que está sucediendo en sus países, explica.
—¿Cómo se deberían preparar los países?
—Las fuerzas de seguridad no están negando el cambio climático, pero no son un aliado. Es muy peligroso que cada vez le estemos dando más poder a los órganos de seguridad. Como en muchos temas tenemos que empezar con la conciencia, pero también tenemos que construir otros modelos de enfrentar la crisis, con soluciones que vengan desde abajo. Por ejemplo, cómo podemos construir modelos que le ayuden a la gente a buscar lugares, se tiene que poner por encima de todo las soluciones pacíficas. Tenemos que construir modelos de seguridad mutuos, porque una mirada nacionalista en estos momentos no ayuda.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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