Para contener el avance de la pandemia de coroavirus, la comunidad nahua en la costa de Michoacán decidió restringir la aglomeración de habitantes así como la entrada y salida de personas ajenas a la comunidad, en concordancia con las recomendaciones del gobierno federal
Texto y fotos: Heriberto Paredes
AQUILA, MICHOACÁN.- Sólo dos amenazas contra la comunidad han logrado cancelar la vida cotidiana de Santa María Ostula en, por lo menos, los últimos 50 años: los Caballeros Templarios y la violencia organizada, y la pandemia de covid-19. Desde el 3 de abril de 2020, todo el territorio comunal fue puesto a resguardo extremo para “blindar la comunidad”, tal y como aseguró Gregorio, comisionado de comunicación.
En una circular emitida ese mismo día, el comisariado de bienes comunales, Evaristo Domínguez y el jefe de tenencia, Efrén Villalobos, anunciaron la aplicación de algunas medidas para restringir la aglomeración de habitantes así como la entrada y salida de personas ajenas a la comunidad.
Tras varias reuniones y análisis, la comunidad nahua costera decidió acatar las reglamentaciones gubernamentales federales y “suspender las grandes reuniones, fiestas religiosas, fiestas sociales sacramentales, en tanto que pase el tiempo de aislamiento que ha establecido el gobierno federal” según se estipula en dicha circular.
En esta región costera el turismo es una de las fuentes de ingresos económicos más importantes, sea por visitantes que van a las playas a surfear o simplemente a disfrutar de la fiesta de Semana Santa y de paso aprovechar de la popular gastronomía local, que va desde los ceviches y tacos de pescado y camarón, hasta los pescados fritos y las hamburguesas de camarón.
Sin embargo, “hemos decidido –continúa Gregorio– cerrar la comunidad para evitar contagios, no queremos que nadie de nuestra comunidad se enferme o contagie a alguien, por eso pedimos que la gente que tradicionalmente viene en estas semanas de abril no lo haga y se cuide en los lugares donde vive”.
Si bien el turismo es una actividad muy importante, la comunidad ha aprendido a sostenerse con la producción agrícola local y con la pesca en pequeña escala. Tal y como ha sucedido con los innumerables ataques que ha recibido, Ostula tiene callo en preparar provisiones para largos periodos, para escenarios difíciles y violentos.
Luego del anuncio de las medidas preventivas, la página de comunicación de la comunidad en Facebook recibió muchos comentarios de aceptación pero también de asombro ante la cancelación de las fiestas religiosas, uno de los medidores de la tranquilidad en Ostula, ya que entre 2009 y 2014, fue el escenario de violencia y asesinatos selectivos que impidieron que el calendario festivo comunitario se cumpliera.
En aquellos años no se podía salir a la calle, se corría el riesgo de ser agredido por algún miembro de los Caballeros Templarios. Ahora se trata de una amenaza distinta, invisible pero con un alto costo humano, por lo que las autoridades han optado por fortalecer la prevención sanitaria. Según la Secretaría de Salud del estado, hasta el momento se confirman 100 casos positivos y 14 defunciones, al menos 23 de ellas en el puerto de Lázaro Cárdenas, con 7 fallecimientos.
Luego de que las fechas oficiales de una de las fiestas católicas más importantes concluyeran, la comunidad permaneció en sus casas, en total tranquilidad. En llamada telefónica con algunos habitantes, confirmaron que no ha habido problema, salvo algunas personas que tratan de ingresar a la comunidad para visitar las playas, pero no se les ha permitido el ingreso.
“Nos la pasamos en casa, no hemos abierto los paradores turísticos ni el restaurante, preferimos reunirnos con la familia y atender las necesidades que tenemos. Hay algunos turistas que estaban desde finales del año pasado y pues se les pidió que decidieran si quedarse o retirarse, y quien se quedó aquí está, en su cabaña”, explicó Yolanda, la propietaria del restaurante conocido como ‘El Amparo del Surf’, un lugar clásico de la costa michoacana.
La carretera federal 200 –que cruza la comunidad– que comunica el casi total de la costa incluyendo el puerto de Lázaro Cárdenas con el puerto de Manzanillo no será cerrada en el tramo de Ostula, pero la Guardia comunal vigilará que quien transite por ahí no se detenga en la comunidad ni trate de ingresar a las playas. Únicamente podrán ingresar servicios médicos en caso de ser necesarios y algunos servicios de abastecimiento de alimentos pero con menor frecuencia que la habitual.
Respecto a la posibilidad de hacerle frente a una urgencia médica relacionada con el covid-19 –o con cualquier otra afección grave–, los recursos son muy limitados: al interior de la comunidad existen dos módulos médicos móviles del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) atendidos por una enfermera y un doctor general cada uno. Los medicamentos son pocos y a lo largo del año escasean medicamentos tan básicos como los analgésicos, por no hablar de jeringas insuficientes que los pacientes tienen que llevar.
Los hospitales más cercanos a los que se puede acceder en la región costera están en la localidad de Maruata, a 40 minutos de camino de Ostula, aunque tradicionalmente, esta gran construcción permanece vacía y sin personal que lo atienda; por otro lado, los hospitales en Lázaro Cárdenas están a unas 3 horas de camino y no son opciones reales en casos de urgencia, por ejemplo: si un paciente enfermo de covid-19 tuviera imposibilidad para respirar y necesitara un ventilador, su única opción es el hospital reconvertido a cargo del Ejército. Cabe subrayar que en la comunidad no hay señal telefónica y que la manera de comunicarse es tener acceso (pagado por tiempo) a alguna de las pocas redes locales de internet, por lo que las aplicaciones de celular y el sitio web diseñado por la Secretaría de Salud no son accesibles en esta comunidad.
La antena que se colocó en la punta de la montaña más alta de la comunidad fue agredida por los Caballeros Templarios y no ha vuelto a ser arreglada. Ningún gobierno municipal, estatal o federal a considerado importante garantizar el acceso a la comunicación en Ostula.
Las otras opciones son las clínicas de Coahuayana, en dirección al vecino estado de Colima, o el hospital regional de Tecomán, que aunque más cerca que Lázaro Cárdenas (una hora y media) es aún lejos para las necesidades de esta pandemia.
De manera comunitaria se hace uso de la medicina tradicional, entre algunas familias se comparten los conocimientos para elaborar medicamentos no alópatas y se apuesta mucho al fortalecimiento del sistema inmunológico a través de una buena alimentación, sin embargo, existen otros casos en que esta forma de tratamiento no es suficiente.
Es por eso que la comunidad optó por la defensa de la vida a través de la previsión y cerró su territorio al contagio del nuevo coronavirus, aunque no sin antes dejar clara su postura en esta cuarentena al final de la circular: “nos pusimos a reflexionar que es necesario obedecer, no por miedo, sino por deber de conciencia, la obediencia es justicia y nuestra comunidad exige justicia, no debemos pues desobedecer, ya que el pueblo manda obedeciendo”.
Fotógrafo y periodista independiente residente en México con conexiones en Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Cuba, Brasil, Haití y Estados Unidos.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona