A unas cuadras de donde se llevan a cabo las pláticas que podrían definir el futuro de la humanidad, un grupo de activistas comparten conocimientos y experiencias para empujar a los líderes mundiales, a punta de protestas y acciones sociales, a tomar mejores decisiones para todos
Texto y Fotos: Arturo Contreras Camero
GLASGOW, ESCOCIA.- Pocas personas en el mundo logran convocar a tantas personas como Gretha Thunberg, la joven sueca que puso el tema ambiental en el centro de la discusión pública, pero sin fenómenos mediáticos como ella, miles de activistas, defensores de Derechos Humanos y deben centrar sus esfuerzos en la articulación social. La COP 26 Collab es un ejemplo de esto, una contra conferencia organizada por decenas de organizaciones internacionales que promueven la agenda que no se escucha en los foros del evento de la ONU.
“Lo más importante es organizarse, es importante tener todas nuestras voces juntas: organizarse, movilizarse y educar. Así es como creas un movimiento social fuerte”, dice convencida Dorothy Guerrero, directora de políticas de Global Justice Now, una organización social del Reino Unido que está al centro de la organización de la Cop Collab.
Ella, como otros actores sociales, sostienen que esta Conferencia de las Partes es una de las más exclusivas de la historia. La experiencia de Dorothy se lo dice, ella ha estado en 8 COPs antes de esta, y en ninguna había visto tantas trabajas para asistentes de países del “sur global” como en esta.
Para llevar las voces y los oídos de los excluidos más cerca de las discusiones de la COP están organizando asambleas diarias, de cinco a seis y media de la tarde, en las que aquellos que tienen una acreditación oficial y pueden pasar a las discusiones de la COP comparten lo más relevantes de cada día con las personas que vinieron a Glasgow desde diferentes partes del mundo y que no pueden entrar. Este es un espacio para la conversación y la organización.
“Una de las cosas que necesitamos hacer es separar el ruido de los procesos importantes. Mi esperanza es que ahora hay una mayor conciencia y mejor entendimiento de que estamos en una situación desesperada respecto al cambio climático y la gente joven cada vez se suma más. En términos de educación política y popular no estamos empezando de cero”, asegura Dortothy.
La organización de la contraCOP inició hace dos años, en septiembre de 2019, pero la pandemia la piso en espera durante casi un año. Durante ese tiempo, los organizadores tuvieron tiempo de contactar a muchas personas que ya habían participado anteriormente en este tipo de eventos para que ellos pudieran nivelar el conocimiento de todos quienes se integraran a este movimiento para tener un nivel de entendimiento mínimo en común.
Al mismo tiempo, los grupos de Escocia y Reino Unido fueron ampliando la red de contactos de organizaciones a otros países, que a su vez ya son partes de otras redes, creando una red de redes de organizaciones sociales que les permitió integrar a más de 120 colectivos ambientales, feministas, sindicatos, de jóvenes y de derechos humanos alrededor del mundo.
La organización de la COP Collab ha permitido lanzar un mensaje que a veces, a través de las discusiones que se llevan a cabo en la cumbre de la ONU, falla en llegar a otras personas, como explica Dorothy Guerrero.
“Para muchos países en desarrollo, como Filipinas, de donde yo vengo, cuando hablamos de cambio climático, no es sólo sobre medio ambiente, sino también de las oportunidades de desarrollo que cada país tiene”.
El gran problema, para ella, está en las cadenas de producción y la forma en la que consumimos: “Todo el debate y la discusión sobre cómo llegar a emisiones netas-cero, no incluye temas como la manera en la que funcionan nuestras cadenas económicas, o la forma en la que producimos, consumimos, cómo transportamos y distribuimos bienes. Toda la cadena productiva y laboral son parte de lo que emite gases”, .
La activista explica que la cantidad de consumo es muy desigual en muchos países, mientras que Estados Unidos hace compromisos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, un estadunidense aún consume tres veces más que una persona en china y 20 veces más que una persona promedio de la India, los que producen todo lo que consumen los otros.
“A la par de los compromisos de reducción de los países más desarrollados, se tiene que tomar en cuenta la cantidad de actividad económica que necesitan los países menos desarrollados para producir alimentos. Es una cuestión de qué países pueden desarrollarse todavía y qué países deberían pensar en crecer menos, producir, consumir y contaminar menos”.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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