El crecimiento de la violencia en la capital del país explotó en dos días días con balaceras en distintos puntos. Especialistas en seguridad lo atribuyen a la disputa de territorios entre grupos delincuenciales y la impunidad predominante
Texto: María Ruiz
Fotos: Duilio Rodríguez
La Ciudad de México registra uno de sus picos más violentos del año. En dos días, en seis eventos, al menos nueve personas fueron asesinadas y dos lesionadas con armas de fuego.
Según datos de la Procuraduría General de Justicia, el lunes pasado, un hombre de 60 años fue asesinado en lo que pareció ser un asalto, en Polanco; tres comerciantes del mercado de Tepito murieron baleados y uno más resultó herido. Por la tarde una pareja fue asesinada en un automóvil dentro de un estacionamiento público de la colonia Doctores, y el cuerpo de un hombre fue hallado con una herida de bala dentro del deportivo Valentín Gómez Farías, en la alcaldía Álvaro Obregón.
Este martes, un presunto ladrón murió baleado en una persecución policiaca sobre Periférico Sur. Por la tarde, en la colonia Condesa, dos hombres que eran perseguidos en su automóvil por otro vehículo fueron baleados; uno de ellos murió y el otro resultó herido.
La PGJCDMX informó que hasta el momento no hay detenidos.
La violencia en la Ciudad de México se ha mantenido en ascenso todo 2019. De enero a abril, el número de asesinatos creció 25 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, al pasar de 398 a 493 homicidios dolosos, según datos de la Procuraduría.
Gabriel Regino, ex subsecretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, cuenta que el hecho de que sucedan tantas balaceras en tan poco tiempo es una situación muy preocupante ya que se asemeja a los fenómenos que se presentaron desde 2009 en zonas fronterizas como Ciudad Juárez y que luego se replicaron en otros ciudades como Acapulco, Zacatecas, Cancún, entre otros.
Para Regino, lo que las balaceras de estos días son muestra de una violencia soterrada en la capital del país, a pesar de que se consideraba una ciudad ajena a la inseguridad que se vive en otros estados.
“Esta situación es un reto, porque le dejaron un desastre a la nueva administración; esto no es justificación pero la violencia no surge de un día para otro, se va acumulando. En la Ciudad de México, desde el caso del Heaven (El secuestro de 13 jóvenes de un bar de avenida Reforma y su posterior asesinato en 2013), ya había muestras de que la violencia estaba ahí pero por alguna razón no se atacó”, menciona el también abogado.
Para Regino, la violencia en la Ciudad de México está fuera de control y nunca hubo un pico tan alto.
“Una hipótesis que tengo, haciendo el comparativo de lo que pasó en otras ciudades es que es muy probable que estemos ante una lucha territorial, alguna organización criminal se quiere quedar con el dominio de las actividades ilegales de la capital del país. Tijuana tiene un millón de habitantes, ¡en la Ciudad de México somos 20 mil! Imagínate… nada más eso es lo que está en disputa”, advierte.
Para Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, el principal detonante de la violencia en la ciudad es la impunidad: «ese es el mayor problema de la inseguridad; si hay impunidad, un territorio se vuelve más susceptible a las actividades delictivas”, sentencia Francisco.
Rivas destaca que en la ciudad un delincuente tiene muchas oportunidades de salir impune. Un factor, explica, es la posibilidad de comercializar objetos robados o que existan los mercados ilícitos. Otro factor es la falta de regulación de armas de fuego y su venta ilegal.
“Antes había robos pero eran con armas blancas, ahora usan armas de fuego”, insiste.
Para Regino, atender la ola de violencia requerirá principalmente labor de investigación, presencia policiaca en operativos y coordinación entre las autoridades.
El director del Observatorio Ciudadano, en tanto, explica que la violencia es multifactorial por lo que hay varias soluciones: cerrar mercados ilegales, establecer un control efectivo de armas y hacer que el sistema penitenciario funcione ya que los delitos se siguen cometiendo desde la cárcel y dentro la gente se vuelve experta en crímenes. Y algo que tiene muy claro: el gobierno debe invertir más en hacer justicia.
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