¿Fue un error la decisión presidencial de cancelar el operativo en Culiacán? Depende quién lo diga. Pero es claro que la fallida operación muestra que en México existe en muchos, sobre todo de la élite política y empresarial, una profunda añoranza por los días más sangrientos de la guerra contra el narcotráfico
Twitter: @anajarnajar
Cobarde. Pocos pantalones. Humillante. Miedoso. Algunos de los adjetivos que, en los últimos días, abundan en Twitter.
Se refieren a la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de autorizar la cancelación del operativo en Culiacán donde se pretendía capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
El Cartel de Sinaloa reaccionó violentamente. Durante varias horas cientos de sicarios sitiaron la capital de Sinaloa con bloques a calles y avenidas, autobuses incendiados y ataques a militares.
El saldo fue de 13 personas muertas, pero pudieron ser muchas más. Las estimaciones del gabinete de Seguridad, que seguía desde Ciudad de México la operación, eran de que pudo haber 200 fallecidos.
Fue en este escenario que López Obrador autorizó cancelar la detención. Y desde el primer momento le llovieron críticas. Una de las más escuchadas fue que los narcos derrotaron al gobierno.
¿Fue correcta la decisión de liberar a “El Ratón”, como se conoce al hijo de Guzmán Loera? A juzgar por la cantidad de víctimas mortales que pudieron resultar, puede decirse que sí.
Pero al revisar la forma como se llevó cabo la operación las dudas son inevitables. El secretario de Defensa Luis Crescencio Sandoval reconoció que hubo errores, por ejemplo.
No se conoce bien, sin embargo, por qué no se previó la reacción del Cartel, ni la capacidad de control que mantiene en Culiacán.
Lo que sí está claro es que la fallida operación fue el pretexto ideal para los adversarios del presidente. Impresentables como Felipe Calderón y Vicente Fox, por ejemplo, exigieron que se aplicara “toda la fuerza del estado”, sin importar costos.
Otros políticos se sumaron a la embestida. El presidente del Partido Acción Nacional, Marko Cortés, presentó una denuncia contra el presidente ante la Fiscalía General de la República (FGR).
A la jornada de furia se sumaron personajes que en su momento criticaron la estrategia militar contra carteles de las drogas. Varios empresarios, académicos e intelectuales aparecieron en la lista de críticos por Twitter.
El común denominador en esta reacción de políticos e intelectuales es un rechazo a cualquier otro plan de seguridad que no implique acciones militares.
No importa que organismos como Naciones Unidas o Amnistía Internacional dicen que concentrarse en la captura de capos es inútil, pues desata fracturas de los carteles y con ello una mayor violencia.
Eso ocurrió en México. La decisión de combatir sin estrategia al tráfico de drogas provocó una cruenta guerra que aún no termina. Más de 300 mil personas han muerto desde 2006.
A esas víctimas Calderón les llamó en su momento “daños colaterales”, una frase severamente cuestionada por los ahora críticos de López Obrador.
¿Por qué ahora están en desacuerdo con la estrategia que antes reclamaron? Una razón es el enojo por la derrota electoral de 2018. Otra, la esperanza de frenar, aunque sea a costa de su prestigio, el respaldo al actual gobierno.
Algunos dirán que están convencidos de la necesidad de golpes espectaculares, la detención de capos –aunque no lo sean en realidad- como una forma de sentirse protegidos.
Pero en el fondo es una añoranza por la mano dura y sus consecuencias, la convicción de que ganar una guerra implica sacrificios.
Hay en estos días, entre la élite que Fox llamó “El círculo rojo”, una lamentable nostalgia por la sangre.
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Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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