En el arranque de su recorrido por 100 comunidades indígenas, el presidente Andrés Manuel López Obrador se encontró con los pueblos originarios de Sonora, que hicieron fila para presentarle sus demandas y le pidieron respeto a sus decisiones. Pero no estuvieron todos: a los encuentros no fueron convocados líderes indígenas que se oponen a los megaproyectos exractivos
Texto: Dolores Hernández
Foto: Presidencia
ETCHOJOA, SONORA.- Tres mil sillas esperaban bajo lonas blancas al pueblo Yoreme Mayo. Desde las seis de la mañana, familias completas llegaron al segundo evento de la gira presidencial, llamada oficialmente “Diálogo con los Pueblos Indígenas”, que se realizaría en las instalaciones de la radiodifusora XEETCH – La Voz de los Tres Ríos.
La inquietud de alcanzar un lugar, estar cerca del presidente, entregar peticiones o simplemente escuchar el mensaje del mandatario, movió a diversos grupos que llegaron a este poblado hasta cinco horas antes de la cita contemplada.
Personajes políticos y autoridades tradicionales tuvieron lugar preferencial. Los “servidores de la nación” hacían igual de escoltas que de acomodadores. “Ahí no se puede sentar, es para las personas importantes”, decían a los Yoremes que en familia iban a buscar al “viejito”.
La espera se tornó desgastante, sobre todo para adultos mayores y niños. Las altas temperaturas Sonora no son novedad, pero soportarlas por más de tres horas bajo una lona es agresivo.
La expectativa era tanta que la mayor parte de los asistentes portaba una carpeta con solicitudes. Todos querían entregarlas en las manos del presidente, pero no era posible. Las tres mil sillas no fueron suficientes y los pasillos entre una lona y otra se aglutinaron, de manera que aquellas personas que llegaron temprano no alcanzaban a ver el escenario.
Los últimos en llegar se acomodaron lo más cerca del templete; tenían como prioridad dar apoyo a la gobernadora en los momentos que hubiese silencio. “Sigue Claudia, sigue”, gritaban en coro en más de una ocasión, coordinados por priistas que heredados de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Yoreme significa “el que respeta” y es una de las ocho naciones originarias de Sonora. La Nación está ubicada en seis municipios del sur del estado –Navojoa, Etchojoa, Huatabampo, Álamos, Quiriego y Benito Juárez– así como en el norte de Sinaloa.
También es la más numerosa (hay unos 60 mil yoremes, según el gobierno) y fragmentada por partidos políticos, que han utilizado a las autoridades tradicionales otorgando nombramientos de cobanaros (gobernadores) según el partido en turno, lo que ha creado conflictos internos en las comunidades. Hasta el momento continúan los desacuerdos y enfrentamientos originados en las administraciones de Eduardo Bours y Guillermo Padrés.
Esta situación se vio reflejada en la reunión que el viernes por la tarde sostuvieron funcionarios del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) con un centenar de autoridades tradicionales. En esa reunión, los funcionarios federales les pidieron llegar a un acuerdo más allá de las diferencias políticas.
La reunión también sirvió como mesa de recepción de solicitudes (una de las estrategias de diálogo planteadas por el gobierno federal), sin embargo, el resto de la población no fue enterada.
Etchojoa, fue declarado por Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en 2014 municipio de extrema pobreza, es decir, “presenta al menos una carencia social y no tiene un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades; y no tiene un ingreso suficiente para adquirir una canasta alimentaria”.
Como parte del consenso al que se llegó, Martin Leyva Valenzuela fue la autoridad indígena representante del pueblo mayo que dio un mensaje al presidente en nombre de todos aquellos que en víspera se habían reunido para dar lectura al documento que después entregaron con planteamientos regionales.
“Hemos sido históricamente excluidos de la toma de decisiones. Nos han utilizado para sus propios fines, sin importar que sigamos viviendo pobreza y marginación. Es la primera vez que un presidente visita a Etchojoa, por eso le decimos, ya no queremos que por ser indígenas se nos rechace y no nos atiendan los funcionarios. Queremos paz y tranquilidad no más discriminación”, dijo el jefe tradicional.
Por su parte, Mirna Dolores Valencia, concejala del pueblo de Cohuirimpo fue la encargada de entregar el documento en las manos de Andrés Manuel López Obrador para que firmara de recibido ante unos 4 mil 500 testigos.
“En nuestra nación la paridad de género es posible, por eso no quise quedarme con esta palabra. La cuarta transformación de su gobierno será posible en nuestra nación yoreme mayo cuando se reconozca que México es una nación construida por los pueblos originarios. Solo haciendo equipo podrá haber un cambio.”
En su turno, la gobernadora Claudia Pavlovich retomó una frase del día anterior, en la visita al pueblo Macurawe Guarijío: “Hay que seguir trabajando juntos, no como partido, porque el partido es el que parte (divide) y hoy necesitamos estar unidos”
El presidente también repitió discurso, con frases como “Me canso ganso”, “las mujeres son más honradas”, “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, resumió lo que históricamente considera han sido las transformaciones del país.
Ante la solicitud de jóvenes que pidieron apoyo para que el gobierno estatal no cerre dos bachilleratos que atienden a cerca de 18 comunidades indígenas, aseguró que no serán cerrados. “Si no cierran las cantinas, no se van a cerrar las escuelas” e invitó a no imitar o anhelar los estilos de vida glamurosa de quienes se dedican al narcotráfico.
Sin embargo, la percepción general al final del evento era de que no había sido realmente un diálogo. “Yo no siento que haya sido un dialogo, más bien vinimos a escuchar. Yo soy de Benito Juárez, allá ni siquiera fuimos invitados a participar”, dijo Cruz Ángel Ortiz.
“Sinceramente no hubo mucho acercamiento de los ciudadanos. Su discurso ya lo sabemos todos, tenemos esperanzas de prosperar. Esperamos que haya respuestas”, dijo la gestora cultural Griselda Moroyoqui.
Estas fueron las propuestas que los yoreme mayo presentaron al presidente:
A las cuatro de la tarde y con un escenario más grande que albergaba 5 mil sillas, el pueblo de Potám fue el anfitrión de la segunda actividad del sábado.
A diferencia del encuentro con el pueblo Yoreme, el presidente tuvo que dialogar con las autoridades de los ocho pueblos yaquis: Trinidad Jocamea Flores, cobanaro de Belem; Fausto Buitimea Machi, de Vicam; Apolonio Suárez Cuamea, de Torim; Ángel Gutiérrez Murillo, de Huirivis; Jesús Castillo, de Rahúm; y Juan María Estrella, de Bácum.
Las autoridades sentaron al presidente en la Guardia Tradicional para hacer peticiones especificas en relación con el Acueducto Independencia y el Gasoducto. Es la primera vez que los ochos pueblos se reúnen, después de la división que provocó el tema del acueducto en la administración del exgobernador Guillermo Padrés.
Esa reunión fue exclusivamente para yaquis y no se conoció la conversación.
Transcurrió una hora en la ramada, que funge como sitio de autoridad y negociación dentro de la nación yaqui. Después, los ocho cobanaros subieron al templete junto con el presidente Andrés Manuel López Obrador; Claudia Pavlovich, gobernadora de Sonora y Adelfo Regino Montes, director de INPI.
En el evento protocolario, el presidente dijo que en 2021 el gobierno mexicano ofrecerá una disculpa a los pueblos yaquis y el resto de naciones originarias, incluyendo los chinos, como parte del Plan de Justicia.
Al final de los discursos, López Obrador se quedó cerca de una hora conviviendo con el pueblo yoeme (yaqui). “Ya quisieran los antropólogos, sociólogos e historiadores tener su inteligencia, deberían venir con ustedes a aprender”, les dijo.
Aproximadamente a las 7 de la tarde, la fila de autos cruzaba la comunidad completa. No pasaron desapercibidos fueron los siete vehículos de la Guardia Nacional que no fueron visibles en el evento, pero que vestidos de civiles acompañaron al mandatario.
La gira presidencial incluyó el viernes a los makurawe (guarijíos) de San Bernardo, Álamos; el sábado, en Etchojoa y Pótam, a yoremes (mayos y yaquis). Y el domingo en Punta Chueca a los comcáac (seri). En la capital del Estado se reunió además con los pima, pápago, kikapú y población indígena migrante.
En Álamos, el presidente escucho peticiones de caminos, puentes, educación bilingüe, respeto a las decisiones de las autoridades tradicionales. También accedió a la petición de la gobernadora Claudia Pavlovich de otorgar un presupuesto de 600 millones de pesos para terminar la presa de Los Pilares. A nombre de los pueblos guarijíos habló Juan Rodríguez Zazueta, quien dijo sí estaban de acuerdo con la presa.
Pero no todo el pueblo está de acuerdo. José Romero Enríquez, gobernador de la colonia Macurahui, en San Bernardo, hizo llegar al presidente una carta firmada por las asambleas comunitarias guarijías de colonia Macurahui, Mesa Colorada, Mochibampo y Bavícora del Ejido Guarijíos-Burapaco, localidades directamente afectados en sus tierras por la construcción de la presa y donde se preveé la inundación del embalse.
Los pobladores aseguran que las autoridades estatales y municipales han usado a los representantes de las comunidades de Guajaray y de Los Conejos para manipular la cesión de derechos y la firma de acuerdos ilegales para realizar la obra a cambio de dinero. También denuncian que las autoridades tradicionales han sido amenazados y extorsionados por los operadores de la empresa constructora y por las autoridades del Ayuntamiento de Álamos, desde que iniciaron los trabajos de construcción en 2013.
“No estamos en contra del desarrollo, lo que queremos es conservar nuestro patrimonio territorial y cultural para que nuestros hijos y nietos tengan un lugar seguro en el mundo. No queremos dinero a cambio de las tierras afectadas, sino que nos repongan las tierras que se inunden en este mismo territorio al margen del Río Mayo#, dice la carta.
“Queremos un trato digno para instalar una mesa de diálogo y negociación, donde se consideren acciones que nos ofrezcan soluciones duraderas y que no destruyan nuestra cultura tradicional apegada al monte y al río”.
Los opositores a la presa ganaron un juicio de amparo por la violación del derecho a la consulta de los pueblos originarios; sin embargo, aseguran que las autoridades estatales y federales no han respetado la sentencia judicial.
Nación | Auto denominación | Municipios que habitan |
Mayo | Yoreme | Municipios de Navojoa, Etchojoa, Huatabampo, Benito Juárez, Álamos en Sonora, y municipios del Fuerte, Choix en Sinaloa |
Yaqui | Yoreme | Cajeme, Bacum, Empalme, San Ignacio Río Muerto y Guaymas |
Guarijío | Makurawe | Álamos, Quiriego y Navojoa |
Seri | Comca’ac | Costa de Hermosillo, Pitiquito |
Pápago | Tohono o’odham | Quitovac, Puerto Peñasco, Plutarco Elías Calles, Caborca, Sáric y Desierto de Sonora, así como Estados Unidos |
Pima | O’ob | Municipio de Yécora, Maicoba Sonora, y áreas aledañas en Chihuahua |
Cucapá | Es-pei | San Luis Río Colorado, en Sonora, y Baja California |
Kikapoo | Kikapú | Municipio de Bacerac, Sonora |
Migrantes (Mixtecos, Zapotecos y Triquis) | Ayuuk, binizaa y triqui | Costa de Hermosillo principalmente |
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