El fin de semana un arroyo se desbordó en Zapopan, Jalisco, casi 300 viviendas fueron dañadas; familias exigen apoyos para recuperar su patrimonio
Texto: Christian Cantero / Zona Docs
Fotos: Zona Docs
JALISCO.- ¿Dónde va a dormir mi familia si hasta mi casa se está cayendo?”, dice Christina Jiménez, habitante de la colonia Arenales Tapatíos en Zapopan. Ella y su familia fueron víctimas del desbordamiento del arroyo “El seco” el pasado fin de semana.
Los pasados sábado 24 y domingo 25 de julio habitantes de distintas colonias del municipio de Zapopan fueron sorprendidos tras el desbordamiento del arroyo “El seco”. El incremento del nivel del agua producto de las tormentas de este fin de semana provocó que la fuerza del caudal arrastrara con todo a su paso: basura, tierra, restos de árboles que venían con la corriente desde el bosque “El Collí” y con las viviendas de decenas de personas de esta zona.
El desastre provocó afectaciones severas a más de 275 familias, según informó la Coordinación Municipal de Protección Civil y Bomberos de Zapopan.
Para la señora Christina, don Ignacio y don José, vecinos de la colonia Colinas de la primavera, la incógnita sigue siendo qué harán ahora, a dónde irán y quién les devolverá todo lo perdido, pues para los tres son más de 20 años de su vida.
De acuerdo con el reporte, fueron más de 20 colonias las que resultaron afectadas luego del desbordamiento. Elementos de bomberos y protección civil de Zapopan y de otras corporaciones del Área Metropolitana de Guadalajara continúan realizando recorridos para analizar y revisar los daños estructurales de las viviendas. Hasta el lunes 26 de julio se calculaba que 9 casas permanecían con daños estructurales y dos -al menos- habían sido declaradas como inhabitables. También, hay un registro de 15 vehículos dañados. Esto sin contar las pérdidas materiales totales -en algunos casos incalculables- para la gran mayoría de las familias.
Según el informe de la Coordinación Municipal de Protección Civil y Bomberos de Zapopan, las colonias afectadas son: Arenales Tapatíos, Brisas de la Primavera, Cantaluna, Campestre los Pinos, Carlos Rivera, Colina de la Primavera, El Briseño, El Fortín, El Mante, La Floresta del Collí, Lomas de la Primavera, Mariano Otero, Miramar, Miramar Poniente, Paraísos del Collí, Reguilete, Residencial San Nicolás, Tizate, Valle de San Nicolás, y Villas de la Primavera.
En la colonia Arenales tapatíos sobre Avenida Guadalupe puede observarse maquinaria pesada trabajando, retirando escombros y todo lo que arrastró el arroyo. Mientras tanto, el personal de Protección Civil auxilia a personas que, durante las primeras horas posteriores al desastre, tratan de rescatar un poco de ropa, algunos una cama, bolsas con cobijas y hasta sus mascotas; canarios en jaulas o perritos abrazados. Sus pertenencias se mezclan con el lodo, un líquido negro muy espeso casi del color de la ceniza, que quedó estancado en lo que algún día fue su patrimonio y que ahora es llevado por un camión para ser desechado en algún depósito de basura.
Las y los habitantes acarrean comida, reparten agua y ayudan a sus vecinos. Llevan palas y botes, sacan lodo, basura, troncos y ramas, se echan la mano para recuperar de sus casas algunas de las pertenencias que la inundación apenas les dejó.
Sobre la calle Costa Chica en la colonia Colinas de la Primavera, la señora Christina Jiménez Cardona, relata que ella y su familia se encontraban dentro de su hogar cuando la lluvia comenzó a incrementar el nivel del agua, dice que de un momento a otro todo cambio, ese “chorrito” que apenas se veía, se volvió un caudal y luego un río que se desbordó en no más de 20 minutos:
“Terrible, una experiencia completamente horrible. Cuando comenzó a llover era un chorrito chiquitito y de volada creció, en menos de 20 minutos el agua ya estaba hasta arriba. Solo alcanzamos a rescatar lo que traíamos puestos y unos papeles que ya teníamos guardados en bolsas. Apenas nos dimos cuenta y vámonos para arriba, porque el agua subió y rebasó la primera planta de la casa y seguía subiendo así que llegamos hasta la azotea y brincamos de azotea en azotea hasta llegar a suelo firme donde pudieron auxiliarnos. La gente estaba gritando y llorando, nos sacaron en lanchas y se perdió todo, todo se perdió”.
La señora Christina tiene 23 años viviendo en su casa. Desde hace algún tiempo ya había sufrido estancamiento de aguas negras en su vivienda y aunque solicitó apoyo a las autoridades, la ayuda nunca llegó.
Ahora, su hogar está comprometido por los daños estructurales que ocasionó la inundación. Sin otra opción, tuvieron que abandonar su casa pues hay agujeros en los cimientos y grietas en las paredes. De aquel día, sólo recuerda cómo el personal de Protección Civil le pidió que desalojara su casa, aunque no tenían a dónde ir:
“Solo nos pidieron que desalojáramos, ¿a dónde? No sé, ellos solo quieren que nos desalojemos pero no tenemos a donde ir. Tenemos pérdida total, hasta la vivienda porque se agrietaron las paredes y se crearon hoyos en el suelo que comenzó a hundir sus cimientos, ahora es inhabitable”.
Unas cuadras más arriba sobre la calle Magnetita, está la casa de Don José quién vive frente al arroyo “El Seco”. Él vio como el agua empezó a subir con rapidez, sus vecinos gritaban para alertarle, pero la corriente era tan fuerte que comenzó a tumbar algunas bardas de casas que estaban en la orilla del arroyo y temían que pasara lo mismo con su casa.
“Fueron menos de 15 minutos, el agua tenía muchísima fuerza, yo ya había visto el agua correr aquí, pero nunca como eso, y tenía mucho tronco y ramas de los árboles del bosque”.
En su opinión, esto no fue un simple desastre, fue una situación provocada por los incendios ocurridos en esta zona del bosque, para él, esto fue lo que “les expuso”:
“Desde que quemaron el bosque a esto nos expusieron, ya no están los árboles que detenían el agua, la corriente, aquí vienen a dar muertos, y por eso se cayeron las casas, por los golpes de los troncos, mira mi casita, (dice señalando el espacio de su vivienda, sin muebles, y con casi 50 cm de lodo y ramas) ¿A dónde me voy a ir? esto era todo lo que tenía”.
Justo a cuatro casas de donde vive Don José, se encuentra un taller de soldadura y vidriería propiedad de Ignacio Durán y su familia desde hace 25 años. Relata que ya antes había sido víctima de una inundación, pero nunca una de esta magnitud.
Tan presente como un recuerdo que cuesta trabajo olvidar, Don Ignacio de 75 años, sostiene en una mano un bastón que le ayuda a caminar y en la otra un recorte de periódico enmarcado que narra los hechos de aquella anterior inundación:
“Para que veas que no te miento, en el 2012 el agua me tumbó la barda, y fue en esa misma fecha cuando ya estaban construyendo en la parte alta del bosque de la Primavera, queman los árboles y el agua arrastra palos, ramas, troncos de todo lo que se quemó. Todo esto es el error de que no se haga bien el trabajo de las autoridades, por falta de infraestructura.” cuenta don Ignacio.
Como don José, don Ignacio desde la experiencia sabe que esta inundación no sólo es una cuestión de lluvias torrenciales o tormentas, sino que es producto del actuar del ser humano:
“Hasta acá llegó el agua, (trata de alcanzar una marca en la pared con su mano) acá el problema es de las constructoras, de quienes mal administran la estructura de estos arroyos, porque el agua pluvial siempre ha fluido por aquí, nunca hemos tenido problemas de basura, pero si al agua no la dejas correr, porque tiene montones de árboles muertos y escombro, pasa lo que nos pasó y eso nos ha afectado como nunca”.
Comenta que en el pasado no recibieron apoyo después de la inundación y pasaron más de seis meses en resolver los problemas que había dejado la inundación del año 2012.
Él perdió máquinas de soldar, herramienta de trabajo, material, bienes personales y daños a su camioneta, calcula que son pérdidas que pueden rebasar más de 300 mil pesos.
Las labores de limpieza y trabajo de maquinaria continúan, las personas siguen siendo solidarias, reparten ropa y llevan comida, dan refugio, trabajan de forma vecinal para limpiar las casas del lodo y los escombros. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) apoyó a los elementos de Protección Civil con una máquina bombeadora que ayudará en los próximos días al saneamiento y se espera que dentro de los próximos 3 días ya se habilite el paso por Avenida Guadalupe, así como, las labores en el lugar.
Hasta el momento se ha habilitado un albergue en el Centro de Desarrollo Comunitario La Colmena No. 20, DIF Zapopan. Si deseas apoyar con víveres puedes hacerlo, este es el listado que han compartido las autoridades.
Este trabajo fue realizado por ZONA DOCS, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original.
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