Activistas y responsables de centros ambulatorios de la Secretaría de Salud en Ciudad de México, Guerrero y Michoacán aseguran que no han tenido desabasto de antirretrovirales. El problema, dicen, está concentrado en el IMSS, donde la escasez de medicamento y la mala atención a los pacientes con VIH no problemas viejos. Tanto, como las necesidades latentes de la comunidad de usuarios en todo el país
Texto y fotografías: María Ruiz
Desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia, activistas por el VIH comenzaron a prever la posibilidad de una escasez de antirretrovirales, debido a que la administración anterior había dejado cubierta la compra de medicamentos hasta las primeros meses de 2019.
Su preocupación aumentó cuando el gobierno federal anunció que cancelaría los apoyos a las organizaciones civiles y el presidente comenzó a hablar del “huachicol de los medicamentos”.
En abril, el desabasto se volvió realidad en algunos lugares del norte, sobre todo del IMSS y el ISSSTE. El estado más afectado fue Tamaulipas. O al menos, eso fue lo que escucharon.
El 2 de mayo el Movimiento Nacional de Lucha contra el VIH se manifestó frente a la Secretaría de Salud en la capital y el tema salió a los medios.
El pasado 24 de mayo, Raquel Buenrostro, titular de la Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda, explicó en conferencia de prensa que la compra de medicamentos se planea un año antes y que los antirretrovirales de 2019 fueron contratados en noviembre de 2018.
«La posible escasez de medicamentos se deberían en todo caso a una planeación deficiente», aseguró.
Alaín Pinzón, activista y miembro del Consejo Ciudadano para el VIH en Ciudad de México dice que el cambio de gobierno provocó desabasto en algunos lugares del país, sobre todo del norte, pero el medicamento ya se está distribuyendo.
Alicia Vielna de la organización Grupo de Amigos con VIH en Acapulco, dice que abastecimiento en los Capasitis de Guerrero ha estado normal.
Raúl Martínez, de CONVIHVE de Morelia, dice que el inventario del
centro ambulatorio del sector salud estaba actualizado, lo que permitió tener información oportuna. «En Michoacán ningún usuario ha dejado de recibir medicamento».
Los tres coinciden en que el problema más agudo de la escasez de antiretrovirales ocurrió en el IMSS y el ISSSTE, pero aclararon que no es nuevo. La atención a las personas con VIH puede ser muy lenta y complicada. Pueden pasar meses entre el diagnóstico y el tratamiento.
“El servicio del Seguro Social y el Servicio del ISSSTE tiene muchos problemas de abasto regular y hay gente que está encubriendo estos problemas. Una persona que acaba de recibir un diagnóstico de VIH puede tardar hasta dos meses en ver a su médico por trámites burocráticos como darte de alta, la búsqueda de tu expediente, o hacer otras pruebas”.
Alaín Pinzón integrante del Consejo por el VIH de la Ciudad de México.
México es el país latinoamericano que compra los antirretrovirales más caros, según información de la Organización Panamericana de la Salud. Pero además, compra más de 20 fórmulas de tratamiento, muchas de ellas tóxicas u obsoletas.
Esto complica los diagnósticos y la vigilancia farmacológica porque genera 725 posibles combinaciones de reacciones secundarias que la gente que los toma puede sentir; con esas reacciones se elabora un perfil que permite saber si el medicamento le va bien a una persona o debe cambiar de esquema, explican Pinzón, y Raúl Martínez, radicado en Morelia.
La Secretaría de Salud apuesta por un nuevo modelo de adquisición de antirretrovirales para comprar más por menos.
Por su parte, activistas y expertos aseguraron que la escasez de medicamentos ponen en riesgo a más de 100 mil personas con VIH y propusieron un plan, (Nuevo paradigma de VIH en México”) para optimizar costos, garantizar el acceso a tratamientos y simplificar de 36 a 8 las opciones de medicamentos.
Sin embargo, este nuevo plan sólo se aplicará en los centros ambulatorios para la prevención del sida e infecciones de transmisión sexual (CAPACITS) que dependen de la Secretaría de Salud. Pero no está previsto que se aplique en el IMSS o al ISSSTE, que fue donde se concentró el problema del desabasto.
Raúl Martínez, de CONVIHVE, asegura que uno de los mayores retos de los CAPACITS y del nuevo plan que se está proponiendo, será para los responsables de las farmacias. Ellos tienen que contribuir a la distribución correcta de los antirretrovirales haciendo buenos inventarios y tienen una enorme responsabilidad con los pacientes.
Martínez está convencido de que en los inventarios actualizados está la clave para que no haya desabasto.
“Si quien está en farmacia en los CAPASITS no alimenta la base de datos pues CENSIDA no tiene manera de saber cuánto medicamento se ocupa y el combate a la corrupción tiene que ver con transparentar la información, en buscar dónde está la fuga económica”, dice.
“Lo ideal sería que la Secretaría de Salud abriera un portal donde nos dijeran qué CAPASITS cumplen o no con su revisión diaria de inventario y entonces, que el usuario pueda pedir que la farmacia rinda cuentas porque también CENSIDA puede decir ¿cómo te surto si tu inventario está completo?”
Raúl Martínez, activista de CONVIHVE
¿Qué implica este retraso en el tratamiento de las personas?
«Implica que las personas se desesperan porque te acaban de hacer un diagnóstico de una enfermedad crónica, implica salud mental, presión psicológica, contención emocional y todo esto no lo atienden en el seguro social porque se enfocan en los trámites burocráticos», explica Pinzón.
“Les decimos no dejes de tomar medicamentos, si lo dejas de tomar habrá reacciones y de pronto les dijimos, no te lo tomes porque no hay… yo no soy portador pero me considero una víctima porque las personas que quiero tienen VIH y la crisis emocional en la que los metió la noticia del desabasto me pegó”, dice Martínez.
Para él esta crisis reafirmó que la atención a quienes padecen VIH implica mucho más que tener antirretrovirales.
Los tres activistas plantean una agenda larga por cumplir con las personas que tienen VIH: contención emocional, más infraestructura y erradicación de los estigmas.
Raúl explica que la contención psicológica son esenciales para el tratamiento del VIH. En su experiencia con CONVIHVE se dio cuenta que esto aumenta la posibilidad de adherencia del medicamento.
“Al grupo de apoyo de CONVIHVE hace poco llegaron dos adolescentes con muchas inquietudes y miedos, encontrarse con más personas los hace darse cuenta que no son los únicos, que hay soluciones y respuestas a las preguntas. Que no se van a morir,” cuenta el activista.
La convivencia es esencial, de ahí el nombre de su organización. Convivir y ser escuchado disminuye el estrés del diagnóstico y la incomprensión de los efectos secundarios del tratamiento
Además, explica, en los CAPASITS están rebasados. Existen 76 centros ambulatorios en todo el país y algunos estados, como Michoacán, solo hay uno para atender a los habitantes de sus 113 municipios.
En Michoacán necesitan por lo menos cuatro CAPASITS más para cubrir las necesidades de todo el estado o crear consultorios móviles porque las largas distancias son una de las razones para que la gente abandone sus tratamientos, dice.
Pero no es lo único: el personal debe estar capacitado y debe ser sensible al problema, cosa que «a veces se vuelve difícil si no tienen capacitación porque en los hospitales siempre está rotando la gente».
En este sentido, Pinzón dice que la confidencialidad es parte de las personas que viven con el virus. No revelan que son VIH positivos porque tienen miedo a la discriminación que sigue existiendo en el país.
Por ejemplo, Alaín Pinzón cuenta que debido a la discriminación las organizaciones siguen compartiendo información sobre las únicas tres causas de contagio: relaciones sexuales, transfusión de sangre o de manera hereditaria y ésta última ya puede evitarse con antirretrovirales.
Otro tema en el que coinciden los activistas es en dejar de pensar la lucha por los derechos de quien tiene VIH es sólo de la comunidad homosexual.
“Si queremos que la población se sensibilice debemos dejar que otras voces se apropien de las causas. Hay niños, adolescentes, mujeres amas de casa que tienen VIH. Podemos lograr otros avances creando redes de apoyo que privilegien a la persona como centro, porque al final cualquier persona que amamos podría tener VIH”.
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