En la segunda jornada de la Conferencia Global de Mujeres Indígenas, lideresas de distintas naciones destacaron que los tratados y acuerdos internacionales, pese al marco colonial y patriarcal en el que se generan, son un mecanismo de presión para exigir sus derechos ante los Estados y sus mismos pueblos, aunque reconocen que todavía hay muchas resistencias
Texto: Carmen González Benicio
Fotos: Foro Internacional de Mujeres Indígenas
TLAPA, GUERRERO.- Con los Instrumentos Internacionales visibilizamos, defendemos, reclamamos y ejercemos los derechos humanos de las Mujeres Indígenas y de nuestros pueblos.. Así lo expresaron activistas y defensoras en el marco de la Segunda Conferencia Global de Mujeres Indígenas, Juntas por el bienestar de la madre tierra durante la segunda jornada de discusión.
En el panel principal “De la agenda local a la agenda global: el rol de las Mujeres Indígenas en el seguimiento y la implementación de instrumentos internacionales”, desde la Red de Mujeres Indígenas de Asia, la activista Eleanor Dictaan-Bang-oa, dijo que, aún pese al marco colonial, son logros del movimiento indígena porque “son una plataforma para interactuar con los gobiernos y con las propias comunidades”.
Un instrumento internacional es todo acuerdo suscrito entre dos o más Estados o sujetos de derecho internacional que crea obligaciones jurídicas para sus firmantes, así se reguló en la Convención de Viena de 1969. Las Mujeres Indígenaslos usamos como herramientas de incidencia en la defensa de los derechos instrumentos como la Declaración de las Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), las Recomendaciones o los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre otros.
Estos instrumentos se han logrado tras años de trabajo de las Organizaciones y Mujeres Indígenas que enfrentan el marco colonial y el patriarcal, como expresó la lideresa del pueblo Kankana-ey Igorot de Filipinas, Victoria Tauli Corpuz. Ella, quién ha tenido altos cargos en las Naciones Unidas y hasta el año pasado fue la Relatora de la ONU para los Pueblos Indígenas, recordó cómo la negociación de la Declaración de los Derechos de Pueblos Indígenas fue “un espacio dominado por hombres”.
“En el Comité de redacción de la Declaración, estábamos algunas mujeres muy fuertes y no fue fácil meter los artículos 21 y 22 que refieren directamente a Mujeres Indígenas, enfrentamos la resistencia de algunos hombres”. Y recordó cómo la retó un miembro de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA): “Vicky, toma una decisión: si quieres respetar los derechos culturales de los Pueblos Indígenas o solamente insistir sobre los derechos de las Mujeres Indígenas”.
Tauli-Corpuz hizo hincapié en que ambos derechos son derechos colectivos y no están contrapuestos. Afortunadamente ahora existe paridad de mujeres y hombres, en el Foro Permanente de la ONU para los derechos de los Pueblos Indígenas y en el Mecanismo de Expertos.
Tauli-Corpuz dio algunos ejemplos de cómo las Mujeres Indígenas usan los instrumentos internacionales. Mencionó el caso de la canadiense Sandra Lovelace, quién en 1977 acudió al Comité de Derechos Humanos para recuperar su ciudadanía como indígena maliseet, que le había sido negada al casarse con un hombre no indígena. Lovelace presentó una petición ante el Comité de Derechos Humanos aduciendo que la Ley solamente priva de su condición de indígenas a las mujeres y ganó.
Su caso representó un importante paso hacia la eliminación de la discriminación de género en la ley canadiense, así como el cuestionamiento de la jerarquía tradicional de género dentro de la misma tribu maliseet.
El ejemplo de Lovelace lo han seguido otras Mujeres Indígenas desde Canadá hasta Tailandia o Australia. “Aún con obstáculos y dificultades es posible enfrentar y defender los derechos de forma colectiva, escribiendo y dirigiéndonos a las Naciones Unidas o dando batallas penales para obtener el reconocimiento. Puede durar muchísimos años en los juzgados, pero es necesario y muy importante que las Mujeres Indígenas sigamos haciéndonos visibles y pongamos nuestros temas en la mesa. Como Mujeres Indígenas necesitamos trabajar más en políticas en nuestro propio beneficio y autonomía”, dijo Sandra Creamer, la directora general de la Alianza Nacional de las Mujeres Indígenas y Aborígenes del Estrecho de Torres (NATSIWA).
En su país, Australia, los Pueblos Indígenas no están reconocidos en la Constitución y la Declaración sobre Pueblos Indígenas de la ONU se ha convertido en una herramienta indispensable y un marco legal que sirve en la pelea por sus derechos, desde el reconocimiento de sus tierras y territorios, el derecho al agua, a la salud o a la seguridad.
Creamer remarcó que ahora en Australia los Pueblos Indígenas son los principales litigadores de derechos humanos, gracias a eso están consiguiendo cambios legislativos y un referéndum para que la Constitución reconozca sus derechos como pueblos originarios.
Desde Malasia, la exministra adjunta de Estado, Jannie Lasimbang, considera que los Instrumentos Internacionales son una herramienta con la que consiguen cambios gubernamentales, aunque reconoce que hay muchas resistencias dentro de los mismos Estados y del funcionariado. Como política Indígena Kadazan, del estado de Sabah en la isla de Borneo, recurren a estos tratados pues cabildean que en Malasia haya por ley al menos un 30% de mujeres en los cargos públicos.
Una de sus lecciones aprendidas, dijo, es la capacitación de las Mujeres Indígenas, especialmente de las más jóvenes, “para que se involucren en la política y todos los puntos de vista sean incluidos”.
Lasimbang también está muy comprometida en la erradicación del matrimonio infantil, y gracias al marco de derechos internacional consiguieron el compromiso del Gobierno Malayo. Quién en 2020 presentó un plan estratégico quinquenal con acciones de sensibilización y empoderamiento que ahora han quedado relegadas por la pandemia de la Covid-19.
Desde Perú, la excongresista Quechua Tania Pariona, insistió en que la participación en los espacios de poder es fundamental para enfrentar las relaciones de poder asimétricas que imperan en los países fruto de la colonialidad. “Mi experiencia parlamentaria me ha enseñado que si nuestra voz no está en el Parlamento, en esos espacios decisorios, nuestras aspiraciones quedan cortas y nuestros sueños y enfoques quedan relegados de esas grandes leyes y reformas constitucionales”, dijo.
Pariona lamentó que, por ahora, la única manera en que obtienen un sitio en los parlamentos sea a través de los partidos políticos. Abogó por que los Pueblos Indígenas se organicen a nivel estatal e implementen mecanismos de elección interna y abierta para lograr esa representación de otro modo. También se sumó al llamado de Tauli-Corpuz de que las recomendaciones específicas sobre las Mujeres Indígenas sea una demanda colectiva global y para ello “se debe hacer una alianza diversa con los distintos movimientos sociales y desde nuestros territorios levantamos la voz y nuestro rostro”.
Algo que a 25 años de la Declaración de Beijing “toca hacer balance”, porque para Pariona persisten las brechas de desigualdad que requieren subsanarse para conseguirlo, como el acceso a la tecnología, la inversión en programas de empoderamiento de las Mujeres Indígenas y acceso a oportunidades de Educación Superior.
“Lograr ser incluidas en un documento de Recomendación Internacional es un gran paso, pero necesitamos trabajar en su implementación para que sea reconocida a nivel local, con la promoción de las leyes y normas con enfoque intercultural, interseccional; y verlo en políticas públicas, con presupuesto y recursos humanos. Porque lo más importante es que mejoren las condiciones de vida de las Mujeres y de las comunidades”, agregó.
Para Eleanor P. Dictaan-Bang-oa, un indicador de la capacidad de incidencia internacional de las Mujeres Indígenas es “esta conferencia global, un ejemplo vivo de todas las luchas, de todos los esfuerzos que se han hecho y trabajado para poder avanzar en los derechos de las mujeres indígenas en los espacios de decisión de lo local a lo global”.
Aún así las activistas son conscientes que todavía hay muchos países que no reconocen los Instrumentos Internacionales, a pesar de haberlos firmados, como el caso de la India. También hubo una mención especial para las Mujeres Indígenas que desafían regímenes autoritarios y para la situación en Afganistán.
Además, denunciaron que la ratificación de un tratado por parte de los Estados no significa que lo vayan a implementar. Por eso informamos a las mujeres de sus uso, de cómo funcionan los mecanismos de quejas y reclamaciones; de cómo implementan informes con datos e impugnan los procesos que no ponen sus temas en la mesa.
“Hay momentos donde vamos a perder, pero hay momentos de victoria. Aunque sea un camino lleno de obstáculos, estamos ganando varios frentes y esta conferencia es una plataforma de aprendizaje donde conocemos cuáles son las problemáticas de cada una de nosotras y escuchamos cada una de las soluciones, porque no puede haber nada de nosotras sin nosotras”, concluyó la australiana Sandra Creamer.
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