25 noviembre, 2023
¿Cuáles son las claves de la reducción del 30 por ciento de los feminicidios en la capital del país? ¿Se puede pensar en una justicia feminista? La coordinadora general de investigaciones en Delitos de Género de la Fiscalía General de Justicia de la capital habla de los avances y retos en la lucha por erradicar la violencia contra las mujeres
Texto: Daniela Pastrana
Video y fotos: María Ruiz e Isabel Briseño
CIUDAD DE MÉXICO.- Sayuri Herrera es la coordinadora de investigaciones de Delitos de Género. Antes de eso fue la primera fiscal de feminicidios, una de las áreas más efectivas del gobierno de la capital, que en cuatro años redujo 33 por ciento de ese delito.
La funcionaria recibe al equipo de Pie de Página en su oficina para una entrevista que se prolonga más de una hora. De entrada, resume la experiencia de pasar del trabajo con las organizaciones de sociedad civil, con colectivas feministas y movimientos sociales, a la Fiscalía General de Justicia de la ciudad.
La historia es más o menos conocida: comenzó el 3 de mayo de 2017 con el asesinato de Lesvy Berlin Rivera Osorio en Ciudad Universitaria. El Centro Vitoria, donde Herrera trabajaba, asumió la la representación de la madre de Lesvy y eso derivó en un largo camino jurídico para documentar la falta de debida diligencia y de perspectiva de género en la investigación. También abrió otros procesos, como la creación de la Alerta por Violencia de Género en la Ciudad de México.
“Claudia Sheimbaun toma las riendas de la ciudad en 2018; la Fiscal General, Ernestina Godoy, asume como titularidad de una fiscalía en enero de 2020. Venía trabajando en el proceso de transición de Procuraduría a Fiscalía, y en el marco de esos cambios se decreta la Alerta por Violencia de Género en la Ciudad. Se determinó activarla con 11 medidas, que involucraban buscar la coordinación institucional del tribunal la fiscalía, el gobierno de la ciudad y las secretarías y alcaldías para erradicar la violencia de género contra las mujeres”, narra.
“La ley es muy radical en eso, no hay matices: nos ordena erradicar la violencia. Y seguimos trabajando en esa erradicación, la disminución en la incidencia de feminicidios es parte de esa erradicación, pero la ley dice erradica”.
El 25 de noviembre de 2019, derivado la recomendación de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México en el caso de Lesvy Berlin, se publicó la convocatoria para crear una fiscalía de feminicidios. Y después de un análisis colectivo, el grupo de activistas, víctimas, estudiantes, académicas y defensoras decidió postular a Sayuri para el cargo.
“No teníamos una fiscalía, había un tipo penal de feminicidios para la ciudad de México desde 2011, un protocolo de investigación, pero no una fiscalía especializada, no teníamos personal especializado en la investigación de feminicidios, y teníamos una serie de casos de muertes violentas de mujeres que se habían clasificado como suicidios porque no se investigaban con perspectiva de género y en los que se había despertado, por eso también el enojo de las madres, la indignación de las colectivas, que las llevó a salir a las calles y a llenar la plaza del Zócalo una, dos y tres veces, exigiendo una respuesta para investigar los feminicidios, pero sobre todo para garantizar la vida de todas”, dice.
El 8 de marzo de 2020 se hizo público el resultado. “Yo me enteré el 7 de marzo, estaba en una reunión en ciudad universitaria con mi sindicato (el Sitaunam, donde ocupaba la secretaría de Igualdad de Género)”. Por esos días también asesorando a las estudiantes que habían tomado facultades en la UNAM y trabajaba en el seguimiento de la sentencia que ya se había producido en el caso de Lesvy Berlín, una sentencia condenatoria de 52 año.
“A mí me dejó muy en claro ese momento que no habíamos terminado obteniendo la sentencia en el caso Lesvy, sino que estábamos comenzando apenas, muy apenas. Y eso lo confirmé aquí en la fiscalía”.
“El 8 de marzo que se hace pública la nominación yo estaba rumbo al Zócalo con todas las compañeras exigiendo justicia. Pocos días después se decreta la cuarentena por la pandemia de covid 19, entonces me correspondió organizar desde cero prácticamente la fiscalía de feminicidio en pandemia, lo que era muy complejo porque había que cuidar la salud (mental y física) de las personas trabajadoras de la fiscalía, y con pocos recursos humanos porque nos obligaba la pandemia a hacer rotación para evitar que muchas personas estuvieran reunidas en un mismo lugar al mismo tiempo.
Cuando llego a la fiscalía contábamos con 8 o 9 ministerios públicos, no especializados, que ya habían tenido trabajo en casos de muertes violentas de mujeres y 11 policías de investigación. En ese momento la ciudad contaba con ese equipo para investigar feminicidios. No se contaba con un turno continuado como ahora, no se contaba con un área de inteligencia en la investigación, no se contaba con análisis de telefonías.
-De cero…
-Prácticamente, casi- dice. Pero contamos con la determinación de la fiscal general, porque difícilmente habría podido consolidarse una fiscalía si quien está a cargo de la Fiscalía General de Justicia no comparte esa convicción y no refuerza, protege y facilita que nosotras hagamos estos trabajos. Creo que hemos sido afortunadas y se han alineado los astros y varios factores que han posibilitado que la fiscalía trabaje como lo ha venido haciendo. Porque si pasa que en cambios de administraciones puede haber retrocesos, pueden desmantelarse lo que se ha logrado por una visión diferente o porque se pueda ceder a presiones de distintos actores políticos o públicos
– ¿Se puede tener una perspectiva feminista en un sistema de justicia patriarcal?
-La transición es difícil. No son meras anécdotas los obstáculos en el trabajo, en un sistema de justicia construido desde una visión patriarcal como el que tenemos y que hemos estado transitando. Pero no lo hemos transitado sin transformar, hasta donde nos es posible, ese sistema de justicia. Esto ha implicado no solamente la creación de una fiscalía de feminicidio porque contar con una fiscalía de feminicidio es importante pero no suficiente.
Esa es la apuesta de la creación de la coordinación general de investigación de delitos de género, que comprende 7 fiscalías; 4 centros de justicia para mujeres (que se articulan con las 7 fiscalías). Tenemos en cada centro una casa de emergencia para mujeres que están en riesgo de violencia feminicida, un refugio para la atención de mujeres niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual o trata de personas; un centro de estancia transitoria para niñas y niños que fueron víctimas de violencia. Tenemos también la recién creada unidad de medidas de protección, que es una apuesta importante para que las mujeres que han sido víctimas de violencia de género conserven la vida y estén en paz y en tranquilidad en tanto que los procesos penales llevan su curso.
Son 7 fiscalías: feminicidio, investigación de delitos sexuales; delitos en materia de trata de personas; de justicia penal para adolescentes; de niñas, niños y adolescentes; de atención a grupos prioritarios, de violencia familiar.
Lo que estamos haciendo es buscar esas reformas estructurales de este sistema patriarcal que estamos transitando.
Los lunes tenemos nuestra reunión de gabinete En estas reuniones de trabajo podemos advertir la necesidad de crear un tipo penal de violación, de reformar el tipo penal de feminicidio y en qué ámbitos la necesidad de crear un nuevo tipo penal para violencias vicarias, la necesidad de revisar nuestro protocolo de investigación para delitos sexuales y violencia familiar, de crear un turno de 24 horas que no había y que ya existe para la fiscalía de violencia familiar porque si tu atiendes violencia familiar previenes feminicidios.
Si proteges a las mujeres y las mujeres tienen la confianza de venir a denunciar podemos buscar salvar las vidas. Por eso hemos insistido mucho en que se acerquen y denuncien. Que nos permitan iniciar las carpetas y protegerlas.
-La credibilidad es fundamental…
-Si una institución carece de credibilidad las personas no denuncian y si no denuncian hay impunidad y se asume que este es el modo de vivir porque no hay nada más que hacer, no hay a quien llamar. Creo que parte también de poder abrir estos espacios y facilitar que personas que estuvimos trabajando en sociedad civil ahora estemos acá es eso, es buscar que las instituciones tengan credibilidad, que tengan legitimidad, pero además que la tengan porque hay trabajo.
Yo sabía cuando empecé acá, que había la confianza de las madres, de las colectivas, pero que tampoco es un cheque en blanco. Pero lo que no iba a hacer es tirar la toalla. Rendir cuentas frente a quienes fueron tus compañeras es difícil pero no por eso no lo vamos a hacer, no por eso vamos a desistir de estar acá, con los costos que eso pueda tener, personales también, porque era importante asumir esa tarea con entereza y también, quizá sea algo común decirlo, porque si nosotras no ocupamos los espacios que ganamos, siempre los va a ocupar alguien más y no necesariamente con la visión que consideramos que debe prevalecer.
–Hay una forma de trabajar distinta, esta forma de entenderlo desde lo colectivo que ventajas ha tenido esta formación previa
-Yo creo que no podemos lograr justicia para todas solo desde una fiscalía: Nos necesitamos. Y es importante reconocer que nos necesitamos, que para nosotras es muy importante sostener encuentros, diálogos, seminarios, análisis de casos, mesas de trabajo, con sociedad civil, universidades, estudiantes, defensoras, organizaciones sociales, porque son quienes de manera más cercana pueden protegernos, informar, pedir ayuda para que fiscalía intervenga, revisar las leyes y proponer sus cambios.
Hace poco en un encuentro con feministas, socialistas, sindicalistas, les estábamos proponiendo las reformas en delitos sexuales, donde queremos poner en el centro de los tipos penales de materia sexual el consentimiento de las mujeres, más allá de si presento o no lesiones, o si opuse resistencia, porque no siempre oponemos resistencia por múltiples factores….
-Es el cambio de paradigma de sí es sí que propusieron en España.
-Así es. Sólo sí es sí. Y acá cimbra, escuchamos y lo queremos aquí. Pero sabemos que no es una transformación que puede impulsar en solitario una fiscalía o una diputada, por eso lo estábamos dialogando con las compañeras feministas, sindicalistas, que claro que les hizo sentido y dijeron por supuesto. ¡Hagámoslo!
Feminicidios es una fiscalía consolidada, en la que se aplica la perspectiva de género, afirma Sayuri. Luego hace un recuento: «Tiene 44 policías de investigación, con un comandante (Gustavo Casillas) formado con perspectiva de género, muy comprometido, ejemplar, diría yo; con un equipo de inteligencia de policía de investigación que hace análisis de telefonías, de las víctimas y de los agresores, que tiene casi el mismo número de ministerios públicos, de personal administrativo, con peritas y peritos asignados. En la fiscalía de feminicidios hay ahorita poco más de 100 personas investigando feminicidios. Es un equipo interdisciplinario al que no se le va una, de verdad, no hay un caso de violencia contra las mujeres que no se investigue con el protocolo y, sobre todo, que las victimas conozcan su carpeta y estén convencidas de lo que hay ahí. Para nosotras es muy importante que una carpeta no se cierre si las familias están con preguntas que todavía se necesitan esclarecer. Entonces, feminicidios funciona bien. Hemos estado resolviendo casos históricos de esa herencia que recibimos de la anterior administración, en los que no hubo un análisis exhaustivo de las escenas, que no se aplicó la perspectiva de género, que no se recabaron todos los indicios. A veces han sido tan complicados que de pronto no tenemos la certeza de si podemos esclarecerlos. Pero los hemos esclarecido».
-¿Cuál ha sido el caso más difícil?
-No diría uno, pero, por ejemplo, revisamos el caso de Marichuy, que estaba inicialmente accidente, donde hay un acoso que se ve sistemático hacia ella por una persona con un ejercicio de poder, desde un lugar de autoridad, cuando eres un profesor. Y el de Elisa Xolalpa que también se había investigado sin atender el contexto, ni que había también en ese daño que se le hace a Elisa, una intención de control y de cosificación de lo que es ser mujer, de que las mujeres no podemos decir que no, no podemos elegir a quien amar, con quien estar, cuando terminar una relación, que eso es parte de tratarnos como cosas, como objetos.
Lo que vemos en cada uno de los delitos en los que las mujeres podemos ser víctimas es que se trata siempre de anular nuestra voluntad, nuestro consentimiento, nuestras decisiones de cómo vivir, dónde estudiar, dónde trabajar, de cómo criar, de a quien amar, de cualquier ámbito. Es un ejercicio de control, en distintos niveles, a través de la violencia, para someternos.
La constante de la violencia hacia mujeres y niñas es que ocurre en el hogar. El 60 o 70 por ciento de las agresiones a niñas ocurren en casa. Con feminicidios ocurre igual. Y en el caso de las adultas mayores la violencia muchas veces es de carácter patrimonial o económica para quitarles sus recursos, que en varias ocasiones es de sus hijos varones hacia ellas.
-¿Lo que sigue ahora es que esa misma consolidación que tiene feminicidios puedan tenerla las otras fiscalías?
-Si, queremos una profunda transformación de la fiscalía de delitos sexuales. Las mujeres merecemos que nos traten bien cuando llegamos ahí, que es un trato cálido, respetuoso, que se transversalice la perspectiva de género, que no se nos cuestione por qué nos tardamos en denunciar, cómo íbamos vestidas, si supimos o no supimos o como hicimos para poder afrontar una situación de violencia sexual. Hemos estado trabajando en eso y queremos profundizar esos cambios. Ya tenemos una agencia especializada en violación. Porque antes llegabas a la fiscalía de delitos sexuales y una misma persona del ministerio público podía tener 500 carpetas de investigación donde había niñas y niños, adolescentes, mujeres, varones, por abuso sexual, violación, delitos contra la intimidad, todo mezclado entre edades y delitos. Entonces, lo que hemos hecho es ir segmentando las carpetas y especializando al personal.
También en la mira está la creación de un nuevo edificio (en Vertiz y Rio de la Loza), donde se va a ubicar la nueva fiscalía de investigación de delitos sexuales.
No es lo mismo denunciar un robo de vehículo que un delito sexual. En un delito sexual debes tener un lugar en el que te sientas segura. Parte del giro necesario de 180 grados es dejar de desestimar, minimizar, evaluar e invisibilizar los delitos sexuales en contra de las mujeres, para decirnos que tenemos que aprender a vivir así y porque así es este mundo y esas son las reglas, y pasar a priorizar los delitos sexuales institucionalmente.
También tenemos en la mira la reforma que pueda haber de la violencia vicaria. Hemos tenido reuniones de trabajo con las comisiones de género y de justicia (del Congreso) para decirles cómo podemos operar mejor ese tipo penal. Es decir, que no nos vayamos cada uno por su cuenta, sino que, de manera colegiada, se pueda revisar qué puede ser operativo, qué si puede abrir el acceso a la justicia y cómo podemos avanzar.
En violencia familiar especialmente sabemos que hay este fenómeno de la retractación. Hemos insistido con los ministerios públicos y con las fiscalías en que no podemos juzgar a las mujeres por venir a denunciar y luego decir ‘ya no quiero dar seguimiento’, porque están inmersas en un ciclo de violencia, porque están denunciando a una persona que aman o que amaban y que no nos corresponde juzgar, desestimar, ni decir: ‘no voy a abrir la carpeta de investigación porque mañana vas a venir a desistirte’.
Nosotros abrimos la carpeta dictamos medidas de protección, revisamos riesgo, ya tenemos en el sistema, en el sofware de las fiscalías de investigación, en los programas de cada ministerio público, un tamizaje de riesgo para que podamos medir el riesgo que existe cuando es tu pareja la que te violenta, y conforme a ese tamizaje dictar medidas de protección
Queremos diversificar las medidas que se dictan porque tenemos otra gama de medidas: no te le acerques, no le llames, no la molestes, no le busques, no la acoses.
Esta diversificación de las medidas de protección nos ha implicado procesos de capacitación que hemos realizado inicialmente con las fiscalías especializadas en género y que vamos a ampliar con las fiscalías territoriales. Y todo eso hace parte de no minimizar una denuncia. Cuando ya vino una mujer y tocó la puerta de la fiscalía, ya somos responsables.
Los feminicidios a la baja y las sentencias al alza. Esta semana, al presentar el Cuarto Informe Anual de Resultados de la Alerta por Violencia contra Mujeres de la Ciudad de México Ernestina Godoy destacó que, entre 2019 y 2023 disminuyeron 33 por ciento los feminicidios en la capital, que se encuentra entre las primeras cinco entidades donde más ha disminuido este delito.
La Fiscal General aseguró que el objetivo es erradicar la violencia machista y hacer de la capital un lugar más seguro para las mujeres. También destacó el aumento de 80 por ciento en los agresores que se presentaron ante jueces, mientras que en octubre del 2023 las sentencias subieron 100 por ciento y las penas fueron “más robustas”.
-Pero aún falta…
-Y falta mucho, un montón. Sabemos, además, que hay procesos que pueden ser reversibles y nos preocupa. Estamos convencidas de que debemos sostener los procesos, hasta que nuestra sociedad también se transforme y que sean internalizado el no ejercicio de la violencia hacia las mujeres.
Una de las mejores prevenciones de los feminicidios es la justicia y hemos logrado ya 100 vinculaciones a proceso de agresores de mujeres en un año, de septiembre a septiembre. Pero la prevención no es solo la sanción, también es la igualdad, el pleno goce de nuestros derechos y el reconocimiento de que somos personas. Cuando eso esté reconocido plenamente y no tengamos estos techos de cristal, no haya acoso laboral o sexual en nuestros trabajos, cuando haya más que la paridad de género, ya no va a haber feminicidios. Cuando la igualdad para todas sea real, auténtica, no vamos a tener feminicidios.
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